Conozco un dicho que nunca me ha gustado así que hoy lo modificaré sin el permiso de quien sea lo haya dicho primero.
La libertad está en los detalles.
Ese sentimiento que llena tu corazón cuando encuentras algo que pensabas jamás volverías a tener entre tus manos, las marcas que deja el mar al apartarse de la arena, los rayos del sol que se cuelan entre las rendijas creando líneas en las baldosas.
La libertad siempre ha estado en la manera que pronuncias mi nombre, cuando te sientas a mi lado, tan cerca que nuestros codos se topan, a pesar que hay más espacio que no quieres ocupar.
La libertad siempre ha estado entre los muros de los lugares que nos han visto pasar una y otra vez. Entre las ventanas que nos permitían saludarnos alegremente cada mañana como si pasar todo el rato al lado del otro, la tarde anterior no hubiera sido suficiente.
Como esa noche donde nos chocamos en la cocina y ambos soltamos carcajadas que duraron hasta que tú me viste directamente a los ojos y estiraste tu mano para retirar una pestaña en mi mejilla.
La libertad siempre ha estado en tus labios.