Secretos escondidos

Estragos de la cuarentena.

"Texto 1"

Estoy cansada de ser yo quien siempre que tenga que estar dando consejos y animando. 
Siempre intento pensar positivo y ánimo a cualquiera que lo necesite. 
Pero hoy no. Hoy no puedo dar consejos cuando lo único que quiero es mandar a la mierda a todo el mundo. 
No puedo decirle que todo va a ir bien cuando ni yo misma me lo creo.
No puedo decir palabras bonitas cuando mi mente no deja de repetir que estas cayendo a un pozo sin fondo.
Necesito aire. Siento que me estoy ahogando tanto tiempo encerrada en casa. Necesito salir. No puedo más.
Mi pecho duele. Hay un vacío en el que me asfixia y no me deja tranquila. 
La cabeza no deja de funcionar y de dolerme. Pinchazos en la sien. Pinchazos en el pecho…
Quiero desahogarme pero mis ojos no derraman lágrimas. Ni eso tengo.
No tengo nada.
 

"Texto 2"

Maldita noche irónica que desgarra una tormenta contra todos.
Truenos y relámpagos se han alineado para definir cómo me siento.
Lluvia que arrasa con todo. No puedo hacer lo mismo porque el sentido común aún lo tengo. Pero si no… lo haría.
Mandaría todo a la mierda y diría tantas cosas que se crearía un gran problema a mi alrededor. Y después llegaría la culpa…. culpa por hacer sentir mal a los demás pudiendo haberlo evitado.
Callar tantas cosas me carcome por dentro y hoy casi digo todo. 
No se dan cuenta que deben autocuidarse y no esperar que siempre sea otra persona que te anime y te dé fuerzas para seguir.
Cada vez que doy, dejo algo de mi.
Problemas que no me pertenecen… se vienen conmigo. 
Quebraderos de cabeza para buscar una solución. 
Sentimientos que se arremolinan en mi interior.
Cargo tantas cosas que ni más de la mitad son mías… son del resto.
No me gusta decir cómo me siento. Busco mi propia solución y no espero que el resto haga lo mismo, porque me parece valiente desnudar tus sentimientos pero también hay que saber cuándo no deben ser contados. Y mucha gente no lo sabe.
Aunque no lo diga claro, si me conoces sabes cuando he necesitado ese pequeño empujón, pero, cariño, tú te has encargado de tirarme a un abismo.
No obstante, sé que voy a recuperarme. Mañana será otro día. 
Y a pesar de todo, seguiré igual que ayer. Igual porque aunque hoy he caido tengo la suficiente resiliencia de volver a levantarme, de volver a sonreir y de no importarme que vengan a pedirme ayuda. Hay días que te hundes y dependes de una cuerda y todo esto te explota y no puedes. Pero agradezco que cuando están mal vengan a donde mi porque eso me hace feliz y tambien me puede hundir. Dos sentimientos confrontados. Pero salgo de ello. 
Y seguiré haciéndolo para que esas personas consigan obtener su propia resiliencia. 
Porque en ocasiones debemos de dejar salir todo… tú eliges cómo te desahogas.
Y después de esto: borrón y sonrisa genuina con el regalo que tenemos que es  vivir.
Más de uno jugaría con el demonio por tener un par de horas de más.
 

 




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