Narra Luca.
Cuando vi el nombre de Alessandro en la pantalla de mi celular, sabía que no era algo bueno sus llamadas jamás eran para darme una buena noticia o solo para saludar.
Los pocos segundos que hablamos se notaba que estaba muy enojado, no lo podía culpar por eso, había hecho lo que se me pegaba en gana, una simple orden me dio y simplemente la pase por algo, sabía que estaba metido en un gran problema y que la persona que en ese momento dormía a mi lado también lo estaba, pero ya tenía conocimiento de lo que pasaría o más o menos. Era muy temprano aún el cielo se tornaba oscuro. Vanessa estaba profundamente dormida a mi lado, me gustaba verla dormir. Era el único momento del día donde estaba tranquila sin preocupaciones, no debía estar pensando si la iban a matar, porque la tenía encerrada en la mansión, no lloraba estaba en paz y eso me agradaba muchísimo. Me levante con mucho cuidado de la cama, no quería despertar a Vanessa ni quería liderar con ella de porque casi no había dormido y estaba despierto tan temprano. Ágatas busqué mi ropa interior, primero encontré la ropa de Vanessa, su sujetador hasta de cinco intentos fallidos hallé mi bóxer.
Mientras me lo colocaba, me sentí culpable todo lo que estaba pasando y no es como si fuera a terminar ese mismo día y ya todo estaría solucionado todo iría de mal en peor. Estaba en tantos problemas, mire a la mujer desnuda durmiendo en la mi cama ya estaba condenada, y solo una bala y todo terminaría, una solución rápido, pero la peor que se podría desarrollar y jamás pero jamás la haría daño a la mujer que más amo primero moría antes de lastimarla.
Alessandro me pediría que me deshiciera de ella como me lo había pedido esa noche que la rapte en la biblioteca, si me hubiera dejado llevar estaría muerta, pero mí instinto me hizo dudar y menos mal que no hice nada de lo que me tendría que estar arrepintiéndome. Sabía que Vanessa no era la hija de Vincenzo, pero debería convencer a Alessandro de que esa chica no era la hija de ese hombre que esa bebé murió, tenía que dejarla en paz, aunque convencerlo sería una osadía.
Tal vez la única manera de protegerla y evitar que pierda su vida era si me alejaba de ella, y si esa era la única manera para que fuera feliz y estuviera en paz para que tuviera una vida serena, lo haría sin ningún problema, pero cuando pensaba en esa solución mi pecho ardía, imaginarme no estar con ella, me dolía. La verdad quería estar con ella, podría engañar al resto, pero no a mí mismo. La mire y acaricie su cabello, pensar en no estar con ella me dio corazón comenzó a latir con desesperación, la verdad quería estar siempre con Vanessa, pero sí quería eso primero debía evitar a toda costa que Alessandro quiera acabar con su vida.
Me levanté de la cama y fui al baño y me lavé la cara con agua fría para intentar sentirme mejor, vi la cicatriz de mi hombro. Si no fuera por Vanessa de verdad estaría muerto, aunque también si no hubiera querido estar con ella, no tendría más cicatrices en mi cuerpo. Eleonora estaría con vida y todo seguiría siendo una mierda con respecto a mí.
Regresé a la habitación y se había girado, uno de sus senos se salía por la sabana y la cubrí, me gustaba protegerla y cuidarla. Me acomode en el lado donde siempre dormía y la mire dormir, esa mujer era hermosa y estaba enamorado de ella, era lo mejor que me pudo pasar. No me podía dormir, quería estar con Vanessa para siempre, pero esa era una idea que tenía que ser fugaz, yo era mafioso mientras que ella era una mujer normal y no merecía estar con alguien que un día podía llegar a casa lleno de sangre o mal herido o no regresar porque algún imbécil lo mato por alguna estúpida y ridícula venganza o simplemente porque no le caía bien porque mi familia era más poderosa en los negocios que la de él.
Vanessa merecía tranquilidad y paz conmigo nunca la conseguiría lo mejor era dejarla ir que se escapar, pero la verdad no quería renunciar a ella, quizás era lo mejor que podría hacer por su vida, no pensé que esto me pasara con una mujer. Las lágrimas empezaron a recoger mis mejillas, pensar en que no podría estar con ella y todo porque mi vida era una mierda, era verdad amaba con locura a Vanessa Vismara, las lagrimas no dejan de caer por mi rostro, verla dormir con tranquilidad, me gustaba mucho esa mujer merecía una vida bella no una vida llena de mierda que si seguía conmigo era lo único que podría darle. Llore a su lado por unos veinte minutos, moje toda mi almohada, las lagrimas cayeron mientras la observaba. Me levante y me arregle para marcharme.
― Cariño ya debo irme quédate durmiendo iré lo más rápido posible y regresare. ― dije dándole un beso en la boca, ella abrió sus ojos y me dedico una hermosa sonrisa, le costaba abrir los ojos.
― De acuerdo aquí te estaré esperando. ― Se abrigo más con la sabana y se volvió a quedar dormida. No dormí mucho, me fue imposible conciliar el sueño.
Salí de mi habitación y cerré con cuidado para no molestar nuevamente a Vanessa. Paolo no había regresado eso tampoco me gustaba, algo malo estaba por pasar estaba muy seguro, tenía un mal presentimiento. Agarre las llaves del TT y me marche directo al despacho de Alessandro serian tres horas de ida y tres horas de regreso. Todo mi día se iría en eso.
Durante todo el trayecto estaba muy nervioso no podía dejar de pensar en todo lo que me diría y quería que hiciera, el camino no tenía congestión algo que agradecía sino me iba a demorar mucho más y Alessandro detestaba la impuntualidad.
Estaba muy cansado, pero debía llegar esas tres horas se me hicieron eternas, cuando regresara a casa tomaría una larga y merecida siesta. A unas cuantas cuadras de llegar donde Alessandro un semáforo me detuvo, a mi lado se parqueo un carro blanco con una familia se veían felices, no podía quejarme Alessandro y Donatella siempre fueron como dos padres para mí, siempre velaron por todas y cada una de mis responsabilidades gracias a ellos pude ir a la universidad y estudiar negocios y relaciones internacionales en la mejor universidad de todo el país.
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Editado: 02.06.2022