Kaleb Campbell
El celular vibra sobre el escritorio y trato de no poner atención en el, pero al ver la insistencia de la persona que llama lo cojo y contestó.
— Señor Campbell — la voz del investigador se oye más ronca de lo usual.
— ¿Has encontrado algo? — inquiri ansioso.
— Si, de hecho varias cosas que serán de su interés, pero debo entregárselas en sus manos. No puede enviar a nadie a recogerlo, solo usted debe hacerlo — habla con prisa y basándome por el sonido de su voz,debe estar algo asustado.
— Bien esta tarde pasaré por su despacho.
— No me encontrará allí, por motivos de seguridad me he mudado, luego le mandaré la ubicación exacta de donde puede recoger la información — alega y sin dejarme replicar cuelga el llamado.
Me habían dicho que el tipo es muy raro, pero que es muy eficaz para encontrar a quien sea y por eso decidí contratarlo a él y no mandar a unos de mis empleados.
No confío plenamente en ellos y no quiero que Xander se enteré de que estoy buscando a Scarlett.
La rutina del día a día me resulta estresante y por más años que lleve en este negocio, aún no me acostumbro a sobre llevarlo.
— Kaleb, tenemos un nuevo cliente — como siempre Xander entrando sin pedir permiso previó — Yo no puedo ir tengo una reunión con Genaro, pero supongo que tú si, así que hazte cargo de él y luego hablamos — dice y se da vuelta para salir de mi oficina.
— No, yo no puedo. Tengo algo importante que hacer — me escuso e intento armar una mentira, pero nada se me ocurre — Manda a uno de los muchachos, ellos sabrán que hacer — digo ignorando la expresión de su rostro por completo.
— ¿Tienes algo que hacer y no lo sabía? — frunce su ceño y coloca las manos sobre mi escritorio en un estúpido intento por causar miedo — ¿Qué es eso tan importante? — inquiere agudizando su voz.
— No es de tú incumbencia — respondo mirándolo fijamente — No iré, así que envía a uno de los muchachos — finalizó, ya he tomado la decisión de no ir y no lo haré por mas que insista.
— Ahora resulta que tienes algo importante que hacer — ríe en mi cara — Tú vida es tan patética y ahora me sales con esto — vuelve a reír — No me interesa lo que tengas que hacer, tú iras — dictamina mirándome de manera desafiante.
— No, no lo haré. Te recuerdo que el jefe de esta asquerosa organización soy yo y por lo tanto hago y deshago cuanto se pegue la maldita gana — hablo furioso sin dejar de mirarlo.
Por mas que él sea el mayor de los tres no le temo y eso ya lo tendría que tener claro. Su mirada furiosa o su tono demandante no me causan nada.
— Pues me importa un carajo que seas el puto jefe — grita con enojo — ¿Desde cuando tu vida es más importante que el negocio? — su pregunta es estúpida.
— Siempre lo fue y siempre lo será. Dije que no iré y no lo haré. Ve tú, si quieres — digo sin la mas mínima preocupación — Ahora largate por donde has venido y deja de estorbarme — farfullo señalando la puerta.
— Púdrete Kaleb — masculla — Ni creas que esto se quedará así — advierte señalándome con su dedo índice, se da la vuelta y camina en dirección a la salida.
— Si yo me pudro, tú lo haces conmigo — digo y él voltea a verme — ah una cosa mas. Tus amenazas causan tanto miedo como los unicornios — menciono serio, él sale de mi oficina dando un portazo lleno de enojo.
Me siento y me relajo en el respaldo de la silla. Mirando hacía nada en especifico, pero pensando en que será lo que me entregará el investigador y si será cierto que me va ayudar a poder encontrarla.
Un golpeteo en la puerta me saca de mis oscuros pensamientos y tras dar la autorización para que pueda pasar veo a Demon atravesar el umbral junto a uno de los hombres que trabajan en nuestra organización.
— Kaleb — el chico junto a mi hermano menciona mi nombre en forma de saludo — No sé por donde comenzar — murmura cabizbajo, jugueteando con sus dedos y parpadeando sin cesar.
— Desde el inicio, como me lo has contado a mí — expresa mi hermano, dándole apoyo al chico.
— ¿Qué pasa? — inquiero intercambiando miradas con ambos — Hablen — exijo de manera rápida y sutil para no causar mas temor en el muchacho, que de por si ya se lo ve bastante asustado.
— Vamos cuéntale, él es compresivo — habla Demon mirando al chico y coloca una mano en su hombro — Si se lo dices sabrá entenderlo — alega y luego me mira.
El chico suelta un suspiro y luego posa sus ojos café en mí.
— Bien, hace aproximadamente una semana le pedí permiso para ver a mi familia ¿lo recuerda? — asiento — He ido y descubrí que mi padre ha tenido un accidente que lo ha dejado postrado en una silla de ruedas, mi familia es de bajos recursos y no cuenta con el dinero suficiente para que le puedan hacer un tratamiento a mi padre. Los médicos aseguran que él puede volver a caminar con el tratamiento — palabras que salen de sus labios con mucha sinceridad y firmeza — Yo sé que no soy tan eficaz como el resto de los hombres que trabajan aquí y que aún no he hecho nada, pero es mi familia y en estos momentos me necesitan. No sé como ayudarlos puesto que todo lo que he ganado lo derroche en tonterías — menciona un tanto apenado. — Yo quería saber si usted me podría...
Levantó mi mano para que se detenga, no es necesario escuchar otra palabra de su boca, pues ya se ha que se refiere.
— Conozco a tu padre y si tú estas aquí es por ello. Recuerdo que él me pidió que te de el empleo, es cierto tú no eres como los demás y no tienes por que ser como ellos — explicó — Tu trabajo consiste en ser mi chófer y solo eso — alegó con firmeza — No sabia que tu padre había tenido un accidente, pero puedes contar conmigo para todos los gastos de su tratamiento — afirmo y en el rostro del chico se plasma una sonrisa de agradecimiento.
— Gracias señor Campbell, no sé como voy a pagar por su ayuda. En serio muchas gracias — menciona rápidamente.