Narrador omnisciente
Mientras Demon conducía hacia un lugar lejano donde nadie los pudiese molestar Kaleb, con manos temblorosas y los nervios a flor de piel sostenía la carpeta que el investigador le había entregado minutos antes.
Kaleb alzo la mirada y la fijo en la carretera, conocía la ruta y sabía hacia donde su hermano se estaba dirigiendo, la curiosidad se despertó en él y quiso saber el por que se estaba dirigiendo a un lugar donde los recuerdos negativos abarcaban.
— Allí nadie nos molestará — hablo Demon como si supiera lo que Kaleb, estaba pensando en esos momentos.
— Existiendo tantos lugares en esta ciudad elijes este — se quejó y lo miro con cierto enojo.
El camino en el que se encontraban los conducía a una casa. Una casa que en sus mejores tiempos fue habitada por sus padres y en esa misma fue donde encontraron los cuerpos sin vida e inertes en la habitación matrimonial de la feliz pareja.
— Lo sé, y sé que juramos no volver pero esto lo amerita — defendió — Sabes que Xander puede encontrarnos donde sea menos aquí — alegó sin dejar de mirar la carretera.
Años atrás los tres hermanos Campbell habían sido llamados e incitados para que se dirigirán a la casa de sus padres. Estos en medio de la preocupación y lo que había sido una posible amenaza de asesinos a sueldo dejaron todas sus cosas de lado y rápidamente llegaron al lugar donde los habían citado.
Al entrar en la vivienda no encontraron más que un ensordecedor silencio,
Demon grito el nombre de sus padres con desesperación, Xander recorrió los jardines del hogar y Kaleb buscaba por toda la casa, entre más buscaban más se hundían en la preocupación y desesperación por no encontrar a sus progenitores.
Fue Demon, quien en un arrebato de valor se ánimo y subió hasta la segunda planta de la casa, sus hermanos por inercia comenzaron a seguirlo.
Entrando en la habitación de sus padres y al ver tan horripilante escena los tres hermanos Campbell se quedaron atónitos y fundidos en el dolor.
La policía se habia encargado de realizar las investigaciones correspondientes, pero no encontraron nada. Entonces Demon, Kaleb y Xander
desde aquel cruel hallazgo hicieron el pacto de no regresar jamás a aquella casa, no hasta encontrar a los asesinos de sus padres y cobrar venganza.
— Yo no entraré — alegó Keleb con decisión y precisión.
Poner un pie en esa casa implicaba volver a recordar el trágico suceso y la promesa fallida de no haber podido cumplir con la venganza de sus muertes.
— No lo haremos — acotó — Iremos al jardín y allí podremos ver eso — por un momento desvío la mirada de la carretera y la depósito sobre la carpeta que se encontraba en las manos de su hermano.
Una vez llegaron a la vieja y marchita casa bajaron del coche, mirando el aspecto de abandono en el terreno caminaron con cuidado hacia la parte trasera de la casa, yendo donde se ubica el jardín. Allí mismo encontraron que las flores ya no existían y el césped estaba tan marchito como los pensamientos positivos de Kaleb.
— Esto no debería estar así — mencionó Demon arrancando un poco de césped, con dolor y furia al mismo tiempo — Ellos tendrían que... — no pudo continuar, pues en su garganta se había formado un nudo por el dolor de haber llegado allí y el que ellos no los hubiesen recibido como lo solían hacer.
— Pero no lo están — pronuncio Kaleb, pues sabia a lo que su hermano se refería — Duele tanto como el primer día — dijo con su mirada puesta en la casa que presentaba gran deterioro debido al paso de los años.
— Veamos eso y vayámonos de aquí — sentenció Demon, abatido por regresar al lugar donde lo llevaba a recordar el día donde vio por última vez a sus padres.
Sin vida.
— Hazlo tú — Kaleb le entregó la carpeta y Demon comenzó a leer detalladamente lo que decía en ella — ¿Que dice? — preguntó minutos después, ya no aguantaba la incertidumbre y quería saber que era lo que decía en esa carpeta.
— Espera — respondió con toda su atención puesta sobre los papeles que poseían información valiosa, según había dicho el investigador.
Kaleb caminaba de un lado hacia otro impactante a que su hermano terminase de leer aquellos documentos, cada tanto se para frente a él, pero al no obtener respuestas continuaba caminando con desesperación.
Tras casi una hora de espera (tiempo que había calculado Kaleb) Demon le hizo una señal y el hombre de cabello oscuro y ojos verdes se acercó hasta el banco donde su hermano se encontraba sentando, leyendo con tanta atención que ni siquiera había notado las veces que el se acercó para saber que decía en la carpeta.
Kaleb con poca paciencia se sentó a un lado del pelinegro y lo miro de forma exigente para que comenzará a hablar de una vez por todas, pues ya no aguantaba la incertidumbre de no saber que información obtenían aquellos papeles con respecto a su amada Scarlett.
— Lamentó haberte hecho esperar tanto, la información está bastante interesante — dijo Demon con un dejé de sorna — Pero igual hay mucho que me dejo con duda, luego veré que hacer con ello — declaró restándole importancia.
— Habla de una puta vez — exigió Kaleb — Joder hazlo — odiaba aquel talento nato que tenia su hermano menor, ese de hacer aumentar su desesperación y perder la poca cordura que conservaba.
A Demon le encanta el suspenso y más cuándo se trata de mantener a uno de sus hermanos en completa inquietud. Ama, por así decirlo, llevarlos a sus propios límites y es que él piensa que haciendo eso tal vez ambos se den cuenta de cuan estúpidos fueron por no luchar por lo que realmente deseaban en la vida.
Demon supo desde el primer día lo que Scarlett significaba y lo que significaría en la vida de su hermano, pues la pelirroja había dejado su huella en el frío y oscuro corazón de su hermano y eso era todo un tormento para Kaleb.
No era tonto y notaba que por más intentos que realizaba en querer quitársela de su mente y corazón más fracasaba logrando así una combinación de sufrimiento, tortura, dolor y pena en si mismo, todo a causa de una mujer que aún seguía amando pero conociendo la necedad que tenia su hermano sabía que primero actuaría de forma estúpida y arruinaría la posibilidad de que la pelirroja lo perdonará por los errores que este había cometido en el pasado.