Capítulo 18

Narrador omnisciente

Luego de que los hermanos Campbell salieran de la pastelería, Kaleb condujo directamente a la casa de Xander, Demon lo siguió intentando detenerlo y así evitar que su hermano cometiera una estupidez mas.

Al llegar a casa Kaleb estacionó el coche, se bajó del vehículo y a grandes zancadas se acercaba a la entrada.

Demon al ver que su hermano saco el arma que siempre portaba detrás de su espalda corrió hacia él y lo sujeto fuertemente del brazo.

Lo miro a los ojos y en ellos vio la ira que Kaleb sentía por dentro.

— ¿Qué crees que estas haciendo? — preguntó Demon, arrebatándole el arma de las manos.

— ¿Tú que crees? — inquirió irónico, mirándolo con toda la furia que cargaba en sí — Voy a mandar a ese hijo de puta a donde pertenece — escupió con gran enojo y sin meditar en sus palabras.

— Hacer eso es un error, quieras o no él es nuestro hermano — Demon hablo con calma mientras descargaba el arma y guardaba las balas en el bolsillo de su chaqueta — Cálmate y piensa en frío. Si haces algo en este estado luego te arrepentirás — dijo tras varios minutos de silencio.

— ¿Qué sugieres? — inquirió tratando de calmarse y pensando en las palabras que el menor de sus hermanos le había dicho.

— Te sugiero que disimules y actúes como si no supieras nada — alegó con sencillez, pues él es todo un experto para disimular, fingir e incluso manipular.

Demon, sabía que por el momento lo mejor seria actuar como si nada hubiese cambiado. Actuar les convendría, no solamente para ganar ventaja y estar un paso delante de Xander, también evitaría que Kaleb cometiera una locura de la cual se arrepentiría.

— Fingir no es parte de mí y eso lo sabes — expreso Kaleb con enojo.

— Tendrás que hacerlo si no quieres exponer a Scarlett — hablo certero.

Con esas palabras sabía que él cambiaría de parecer y que pensaría en protegerla.

— ¿Con respecto a ella qué harás? — inquirió Demon, curioso y mirándolo sin perderse un solo parpadeo.

— Nada — respondió sin dudar — Dejaré las cosas como están, como tú lo has dicho. Es mejor no hacer nada que la pueda exponer — ya su voz se escuchaba mas plácida.

— Mm entiendo — hablo bajo, sopesando en lo mencionado — ¿Entonces no harás lo que tenias pensando? — inquirió dudoso.

— No — respondió con sinceridad.

— De acuerdo — dijo Demon alzando sus hombros, demostrado desinterés.

(***)
 

Un mes después. 
 

Para Mila casi todo había vuelto a su normalidad, pues la reconstrucción de la pastelería había comenzado hacia unas semanas atrás, desde aquella noche no volvió a ver a ninguno de los Campbell.

Ksenia últimamente estaba muy distraída y eso se debía a que Christopher no la había llamado, tampoco había organizado la junta que mensualmente hacía.

No sabia nada acerca de él y eso la tenia constantemente pensando en que había pasado con él.

Todo estaba retomando su curso, pues Ian estaba mas que feliz con el regreso de su nana Carmen. Mila y Ksenia no habían recibido ningún tipo de ataque u amenazas, los custodios estaban cumpliendo con todas sus ordenes.

Por decisión propia abandonó temporalmente su trabajo como organizadora de eventos, puesto que quería pasar un poco mas de tiempo con su hijo mientras la pastelería era reconstruida.

Todo parecía estar bien y nadie se había dado cuenta de que una persona tenía una actitud rara y siempre se encontraba a la defensiva.

— Mila, han llegado el arquitecto y los decoradores — mencionó Ksenia logrando que la mencionada volteara a mirarla.

— De acuerdo, que pasen y empiecen con su trabajo — respondió detallandola por algunos segundos.

Ksenia se dio media vuelta para ir en búsqueda de los empleados, pero Mila la detuvo mencionando su nombre.

— ¿Te encuentras bien? — le pregunto con interés y preocupación.

— Si — respondió sin mirarla, su respuesta había sido una completa mentira y no quería que su amiga la descifrara.

— Nía, te conozco desde hace años y se que no estas bien. Dime que te pasa — pidió amablemente.

Había notado que en los últimos días Ksenia estaba distante como si estuviera en otro mundo, pero lo que mas le había preocupado es que días antes la había oído llorar, eso para Mila era extremadamente extraño ya que su amiga es una mujer fuerte, una guerrera inquebrantable, indestructible y ella jamás lloraría por cosas triviales.

— Me conoces demasiado — mencionó casi inaudible — Son varias cosas y siento que dentro de poco explotare. Si tan solo pudiese descargar todo lo que llevo aquí dentro — dijo cabizbaja y palmeando sobre su pecho.

— Puedes contar conmigo para lo que sea y eso lo sabes — comentó.

— No puedo — negó y salio del lugar sin agregar una sola palabra más.

Mila la vio irse y con eso entendió dos cosas. La primera es que su amiga realmente se encontraba mal y la segunda fue, que por mas insistencia que ponga sabía que Ksenia no diría nada, pues era mas dura que una roca y no hablaría ni con ella, ni con nadie.

Con el correr de las horas la pastelería iba retomando un nuevo aspecto, nuevos colores e incluso estaba quedando mucho mas bonita que antes. Algo que a Mila le emocionaba mucho y no veía la hora de poder reabrir las puertas de la nueva y colorida pastelería.

(***)
 

— Señora el resto de los arreglos los terminaremos mañana a primera hora — alegó arquitecto.

— De acuerdo. Nos veremos mañana a primera hora — dijo Mila en un asentamiento y despidiéndose del hombre que se encarga de la reconstrucción.

Tras despedirse todos los trabajadores tomaron sus herramientas y salieron del lugar.

Mila se quedó junto a Ksenia, Joseph y a Melinda haciendo algunas cosas.

Luego de eso ellos se retiraron, Mila continuó junto a Ksenia aguardando a que llegará el abogado del socio, pues el hombre había sido enviado por el mismo para chequear como iba la reconstrucción de la pastelería y además tenía que aclarar algunas cosas con ellas.