La playlist me fascina y por eso la coloque, realmente no sé si concuerde con el capitulo.
Narrador omnisciente
1 día antes
¿Los golpes que había recibido por parte de Kaleb, realmente había válido la pena recibir todo aquello?
Para Demon, si.
El haría cualquier cosa con tan de mantenerlos a salvo.
Gimoteaba adolorido sobre el sofá.
— La verdad no entiendo porqué haces esto — alegó su mejor amigo Ulises.
Quizás él no lo entendía, pero Demon estaba seguro de lo que hacía y nadie podía hacerlo cambiar de opinión.
— Yo si y con eso me basta — dijo tajante y con la mirada fría puesta sobre los hombres, los mismos que bajos las ordenes de Kaleb, lo estaban viendo como si fuera un carcelero — Ustedes dos — los señaló —, largo de aquí ¡Ahora mismo! — exclamó demandante.
— Tenemos ordenes de no dejarlo solo por ningún motivo — mencionó uno de los hombres sin inmutarse, manteniendo su mirada fija en el menor de los Campbell, sin demostrar ningún tipo de cambio expresivo.
Demon, se colocó de pie con una mano apoyada sobre su abdomen, pues los golpes de su hermano habían sido fuertes y certeros, dejándolo muy adolorido, como pudo abrió el cajón de la mesita que se encontraba a un lado del sillón que anteriormente se encontraba reposando, sacó la 9mm que guardaba allí y sin vacilar le quitó el seguro para luego apuntar en dirección a los hombres.
— Te vas caminando por tu propia voluntad o con ayuda de tu compañero — alego hastiado de ser tratado tal y como si continuará siendo un niño. — Tú eliges — movió su dedo hacia el gatillo.
— Usted sabe que tenemos órdenes de su her...
— Pero él no está aquí, así que te largas o haré un bonito agujero en la cabeza — lo interrumpió empuñando el arma, moviéndola sin preocupaciones a que un disparo saliera de ella.
— No sería...
Y sin mas el estruendo de un disparo retumbó en las paredes de la mansión.
— No sabes de lo que soy capaz. ¡Largo! — ordenó, rápidamente ambos hombres salieron de la sala, borrándose por completo de los radares de Demon.
— ¿Es en serio, Demon? — Ulises, estaba tan atónito como los hombres.
Jamás había visto a su amigo de tal modo, sabía y conocía bien lo que él hizo por su familia, pero nunca logro presenciarlo de primera mano.
— No seas idiota, solo tenia una bala salva. Quería que se fueran y quizás que me teman como lo hacen con...
— Con tus hermanos — finalizó, interrumpiéndolo.
— Si, además. ¿Como crees que dispararía y desperdiciaría una bala real en esos dos incrédulos? — inquirió con sarcasmo.
— Buen punto, seria todo un desperdicio — alego irónico y rodando sus ojos con molestia.
***
Una semana después
Narrador omnisciente
Todas sus sospechas se confirmaron al obtener los resultados en sus manos.
Se sentía traicionado.
Huyó, al ver con sus propios ojos que sus sospechas eran certeras decidió salir de la mansión.
Condujo hasta aquel lugar, donde había tenido la mejor infancia que un niño podía obtener.
Quería una explicación del porque se lo habían ocultado, una vez mas supo que en ese mundo la confianza no existía.
No estaba solo, en aquella casa también estaba quien decía y podía tenerle confianza absoluta. El traidor estaba frente a él.
— ¿Sabes? Siempre supe que tarde o temprano lo ibas a descubrir. Hubiese preferido que fuera tarde, pero ya vez, contigo me he equivocado. Te subestime Demon, en verdad eres muy astuto. Una pena que tus hermanos no sepan verlo — Demon lo miro iracundo, apretando su mandíbula en un intento por no irse contra él y darle su merecido.
Había traicionado su confianza, puesto que Demon, tenía la fuerte sospecha de que él, el hombre que estaba parado frente a su auto lo sabia todo. Era evidente que también sabía de sus sospechas y los movimientos que había realizado para descubrir la verdad.
— Tú lo sabias. ¿Por qué no me lo dijiste? — preguntó.
— Para protegerlo. ¿Crees que nunca pensé en decirte la verdad de todo? No, miles de veces quise hacerlo, pero no quería arriesgarme... No quería arriesgar su vida por contártelo a ti.
— Pude haberlo protegido al igual que tú. No se lo hubiese dicho a nadie ¡Carajo, él también es de mi familia! — exclamo cabreado.
Lo cierto es que le quería partir la cara y eso era notorio, lo era en sus puños cerrados a tal grado que los nudillos estaban de color blanco.
— ¿TE PIENSAS QUÉ NO LO SÉ? — grito — No somos los únicos que lo saben, el maldito de mí... Él también lo sabe — suspiro y miró a Demon, que estaba hecho un huracán de emociones violentas — No sé como lo descubrió, pero él maldito lo sabe y viene por ellos — alegó dejando al pelinegro inquieto.
— ¿Qué? ¿Como es posible? — inquirió exaltado — William, debemos hacer algo para impedir que se les acerque — era una súplica.
— Ya lo sé, pero solo hay una opción y ella jamás me perdonará. Me he estado ocultando durante años solo para protegerlos, todo lo hice por ellos, por su protección pero ese bastado se rehúsa a dejarlos en paz — el odio que sentía hacia su asesino (su padre), había sido el alimento de su motivación por mantenerse alejado de las personas que mas quería.
— Jefe, tenemos compañía — murmuro uno de los hombres de William.
Tanto él como Demon, miraron hacia la carretera y alli vieron como dos vehículos se aproximaban a la casa.
— Mis hermanos — susurro Demon, al distinguir las camionetas.
— No disparen — les advirtió William, a sus hombres los cuales ya habían empuñado sus armas y apuntaban a las camionetas.
— ¿Qué hacen ellos aquí? — preguntó en voz alta, pero aquella pregunta era para si mismo.