Secretos & Venganza

Capítulo 26

Mila Ivanov

 

Como si fuese una prisionera, como si hubiese cometido el mayor de los delitos fui arrastrada hasta un vehículo.

Mi gente, esos hombres que se suponía que velaban por la seguridad de mi familia me empujaron y arrastraron hasta la camioneta de mis enemigos; Los Cobra y la seguridad que puso Ksenia están en complot.

¿Ahora en quién debo confiar?

Entre empujones y porque otra salida no me quedaba subí a la camioneta con mi hijo.

Si alguien se atreve a tocarlo juro que lo mató.

— ¿Están bien? — esa voz, la misma voz que causa las peores pesadillas. La misma perteneciente al maldito que destruyó todo lo que había construido; Xander Campbell, tiene el atrevimiento de preguntar si estamos bien y el solo oírlo hace que tenga el deseo de extirparle la lengua.

— Si — respondí en un murmullo seco, sin desmontar el efecto de ira que surgió ahora que lo veo.

— Podemos irnos — ordenó al conductor del vehículo. — Mila, ¿cierto? — inquiere con cierto nerviosismo en su voz, lo miro y no de la mejor forma. — Escucha, ambos sabemos que ese no es tu nombre real y también se puede notar que me odias. Y no, no voy a intentar caerte bien ni nada parecido. Solo te pido disculpas por los daños causados y que al menos no intentes... Bueno tú sabes a que me... 

— Por supuesto que lo sé y créeme que por ahora puedes considerarte a salvo — lo interrumpo — Me importa poco lo que quieras, pero te juro por lo más sagrado y valioso que me las pagarás. Cuando llegue ese momento lo disfrutaré tanto — una sonrisa cínica se dibuja en sus labios. La sonrisa que he visto en la entrevista, emana sadismo y cinismo.

— Ahora veo el atrayente que Kaleb, distingue en ti — artícula entrecerrando sus ojos, pasando su pulgar por sus labios y bajando su mirada hasta los míos.

— Jodete — muevo los labios lentamente para darle tiempo de leerlos y que asi entienda lo artículado.

Una risa de triunfal es lo que reproduce  su boca, cuanto lamento no poder enterrarle la daga en su asquerosa boca y dibujar un arco con el filo.

— Muy agradable, muy agradable — pronunció con ese tono de osadía que dan ganas de abofetearlo.

— ¿A donde nos llevan? — inquiri curiosa.

De momento el rostro se le torna serio, con una mirada que dispersa pena.
— No puedo entregarte esa información. Solo te llevaré con Kaleb, y de ahí en adelante lo sabrás todo — alega pasivo.

Kaleb.

Kaleb.

Kaleb.

Kaleb, él me matará en cuanto sepa que Ian es su hijo y en cuanto descubra que se lo he estado ocultando.

¡Carajo! Estoy entre la espada y la pared.

— ¿Cuántos años tienes pequeño? — escucho su la pregunta que va dirigida hacia mi hijo, levantó el rostro y veo que está mostrándole una sonrisa amistosa.

— No habla con extraños — mascullo  sentenciandolo con la mirada —, puedo responder a tu pregunta si es que el resto del camino no nos hablaras — no estoy bromeando, en serio quiero que se calle y no se dirija a mi hijo como si tuviera la posibilidad de hacerlo con toda libertad.

— Me parece justo — acota sin pizca de sorna o molestia.

— Tiene seis años. No hagas preguntas — advierto antes de que empiece a hervirme la sangre en cólera.

— Entonces es cierto. Un nuevo Cobra — maldito bastado infeliz. ¿Cómo se atreve a decir eso? ¿Con que derecho se atreve a comprar a mi hijo con su maldito clan de asesinos?

— Él es mi hijo. No lo definas como si se tratara de uno de los tuyos — mascullo entre dientes.

— Es parte de mi fa...

— No te atrevas, Xander. Mantente en silencio o me conocerás — advierto señalado con mi dedo.

Alza sus manos en señal de paz y se acomoda en su lugar.

Eso, hazlo así que calladito eres más tolerable.

 

 

Narrador omnisciente

 

Entre el pacífico y agradable silencio que la misma Scarlett, había generado el viaje hacia un rumbo desconocido por la misma fue más "fácil" de sobrellevar.

Aunque por un momento el miedo y remordimiento se apoderó de ella.

— ¿Mami, quién ese nene? — inquirió su hijo, en un susurro al oído.

— Un amigo de la tía — mintió, aún sabiendo que la verdad saldría a la luz dentro de muy poco.

¿Pero cómo culparla si lo único que anhelaba era proteger a su pequeño de todo ese mundo infectado por la mafia?

Un mundo lleno de sadismo y crueldad, donde ningún hombre conocía la piedad o tenia escrúpulos al momento de culminar con la vida de alguien más. Si bien ella lo había hecho en el pasado, no había sido por decisión propia era obligada a matar para así ella mantenerse a salvo de aquel hombre que decía ser su padre.

El rojo carmesí de la sangre de sus víctimas se mantenía firme en su conciencia, provocándole remordimiento y angustia por no haber podido escapar antes y poder evitar eso que su padre le obligaba a realizar cuándo pequeña.

Durante años se mantuvo oculta para no tener que volver a ese mundo de seres despiadados; sin embargo huir no le sirvió de nada, pues ahora se encuentra rodeada por una jauría de hombres que parecen leones esperando a la mejor presa para salir a cazarla.

— Sígueme — pronunció Xander, cuando abrió la puerta para que ella bajará junto al niño.

Vaciló en hacerlo o no, pero no deseaba que su hijo viera a esos hombres con armas entre sus manos. Varios de ellos, los que rodeaban la gran casa mantenían su mirada fija en el perímetro del terreno.

Sus facciones eran serias, miradas que causaban miedo y sabía que esas armas, las cuales portaban cada uno estaban cargadas y listas para ser disparadas ante cualquier amenaza enemiga.

Finalmente siguió los pasos del mayor de los hermanos Campbell y entró a la casa junto a Luis, Stevens, Marcos y Robert detrás de ella.

Ya no les tenía la misma confianza que mantuvo por años, ahora solo los veía como símbolo de traición.



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En el texto hay: mafia, romance, amor y venganza

Editado: 01.03.2023

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