Cuando los clubs terminaron me dirigía hacia las escaleras para cambiar mi atuendo antes de bajar a cenar. Pero la directora Malone me pidió que fuera a su oficina a si que me dirigí hacia allá.
Cuando llegué toque un par de veces la puerta y me recibió.
—Puedes sentarte querida—me dijo con una cara un tanto malhumorada. Asentí y me senté en una de las sillas cerca de su escritorio.
—Bien tengo una pequeña propuesta para ti—me dijo ahora más alegre- ingresaron 3 pequeños hermanos y les asigne habitación compartida a dos de ellos pero como están empezando a hacer las remodelaciones para nuevos cuartos un chico no tendrá dormitorio hasta dentro de unos meses- continua diciendo.
Bien solo son unos chicos que perdieron a sus padres tengo que contribuir y ser amable con ellos- pensé
—Esta bien directora Malone compartiré mi habitación con el chico, no hay probl....—me interrumpe
—Gracias cielo, él ya te espera arriba con sus cosas—me dice muy rápido. Solo asiento y salgo de lugar.
Mientras voy subiendo las escaleras canto una canción en voz baja para no molestar a los pocos que aun están en los pasillos.
Me dirijo hacia mi habitación que esta en la última puerta de la sección B de todo el orfanato. Mis amigos se quedan en el A ya que no querían compartir cuartos juntos y para mi suerte me tocó uno para mi sola, hasta ahora.
Voy abriendo despacio la puerta, dando pasos lentos hasta llegar al final de la habitación y me encuentro con un chico alto y un poco ejercitado viendo por el balcón.
Esperen la directora no hablo de eso, ella describió a un chico no tan así—Me golpeo mentalmente—ella no hablo de como lucia solo me persuadió para aceptar, como soy tan tonta.
Carraspeo para que voltee y sepa que he llegado, él solo voltea sobre su hombro y después se incorpora volteando hacia mi dirección.
—H..hola soy Kendra — me adelante a hablar—me dijeron que compartiremos habitación- digo viéndolo fijamente. Vaya sus ojos eran de un tono grisaseo no se como describirlos, y su cabello totalmente negro, es mas alto que yo así que tenía que levantar un poco la vista.
—Soy Wayne—dijo interrumpiéndome de la hermosa vista a sus ojos que tenía.
Me dirigí al closet para sacar algunas sabanas para él, evitando ver sus ojos que eran tan hermosos. Le entregue unas cuantas y le indique el sillón que estaba alado del balcón frente a la cama.
—Pretendes que duerma en el sillón..?—hace la pregunta un poco molesto. Solo lo miro y asiento.
—Tu cama la traerán mañana, genio—le contesto algo burlona pero manteniendome seria.
—Okay..—contesta y sale de la habitación con rapidez, dejando las sabanas en la esquina de mi cama.
Que rayos? A donde cree que va la hora de No salir de las habitaciones empezó hace 15 minutos. Quizá lo castiguen por estar fuera pero eso se busca por no aceptar dormir en el sillón.
Me recuesto en mi cama pensando en el sueño que tuve la noche anterior y no puedo descifrar que es lo que quieren decirme todos esos sueños extraños que tengo.
Oigo la puerta abrirse y volteo rápidamente, me incorporo al ver de quien se trata.
—Querida por que tantas sabanas afuera?—pregunta y se pone a doblarlas una por una.
—Compartiré cuarto con un chico que es un tanto extraño pero no fue decisión mía, la directora me persuadió, aunque simplemente se salio hace un rato y no se dónde pudo ir—contesté pensando en lo que pasó un poco molesta.
—Ah si..—me dijo como si recordara algo — me enteré que son 3 hermanos dos chicos y una chica—afirmó.
Martha siempre me ha contado anécdotas de los años que he estado aquí pero no de como llegué, me gustaría saberlo, ella siempre ha estado a lado de mí apoyándome aunque solo sea una sirvienta del orfanato me alegra mucho haberla conocido.
Me reúno de valor y hago la tan esperada pregunta.
—Martha... Sabes como llegue aquí..?—pregunto un poco dudosa. Ella voltea y me ve fijamente sentándose en frente mio.
—Cariño.. Tus padres te dejaron en una cesta recién nacida.. Solo había una nota que decía tu nombre—se apresura a decir. Me quedo un momento analizando que lo que ella me dijo no tuvo sentido con el sueño que tuve aunque esfumé esas ideas porque le creo mas a Martha, ella nunca me mentiría.
—Gracias por decirme Martha significa mucho para mí..—contesto antes de que ella se levantara de la cama. Me inclino a darle un abrazo y ella se despide.
Quedo totalmente exhausta, pensando en todo y a la vez en nada..
Era tan extraño, yo era tan extraña, toda mi vida teniendo sueños inexplicables que se sentían tan reales. Pero nadie puede decirme que pasa, Martha no sabe de mis sueños, jamás le he contado uno siempre evito contárselos porque siento que son parte de mí. No importa si desde que recuerde ella siempre ha cuidado de mí, ya sea llevándome al psicólogo del orfanato, o haciéndome análisis de mi sangre una vez por semana para ver si estoy balanceada y lo aprecio mucho, porque ella sabe que me siento sola, pero cuando se trata de mis sueños solo puedo confiar en mi.
Y así poco a poco me fuí quedando dormida, inundada de todos mis pensamientos.