Secuestrada por el amor

Capítulo 8

—Verónica—

Hoy justo después de llegar, Ares enseñarme mi dormitorio y quedar dormida un poco más tranquila, ya ha amanecido, que puede que sea mejor. Me dedico a explorar el hogar de Ares el cual es muy grande y lindo, muchos lujos.

Después de curiosear un poco por los alrededores de la mansión entro a desayunar y Ares ya estaba terminando de preparar unos pancakes que olían delicioso.

—Buenos días—Dice Ares

Hago un gesto con la cabeza en señal de para ti también.

—A mí me respondes con la boca, o hablas o duermes fuera—Dice, pero gruñe más de lo que dice.

—Buenos días para ti también—digo

—Mejor, ahora prepara la mesa que voy a desayunar rápido—responde cortante

Asiento.

Después de preparar el desayuno me doy cuenta que prepara desayuno solo para el, yo que comeré, no lo sé y lo peor es que tengo un chorro de hambre.

—Oye—digo en señal de que quiero decirle algo

—Que quieres—Dice hastiado

—¿Que desayuno yo? —respondo en pregunta

—Tu no desayunas hasta que yo te diga.—responde con tono de burla

—Tengo hambre por si no sabes—digo ya cansada del abuso.

—Estás en mi propiedad y me vale, pero mejor aún, eres mi propiedad—dice

Al ver su rostro decido retirarme, no esperaré a que quiera obligarme a algo que no quiera ya que soy “su propiedad” me he retirado a mí dormitorio y ahí busco en un mini-estante, encuentro un libro el cual se me hace muy interesante —Ni lo ves, ni lo verás— me llama mucho la atención el título, tan pronto lo tomo subo en mi cama y empiezo a leerlo, unas horas después seguía leyendo y hasta se me había olvidado que no había desayunado; Es muy interesante el suspenso y el misterio en este libro es perfecto, trata de alguien que nadie sane quien es, es Homicida(asesina muchas personas), que busca los hombres infieles cuando van donde mujeres ah por servicio, se junta con su amante, los tortura y, los asesina, luego abre el cuerpo del hombre desde el cuello hasta el abdomen, le saca el corazón y, se lo envía a su esposa en un paquete.

Me duermo unas horas, despierto por qué siento el tacto de alguien acariciar mi cabello y mi mejilla con ¿Ternura?; Me levanto rápido y veo como está Ares intentando disimular que me había dado cuenta que estaba acariciandome, se para al lado de la cama y me dice.

—Ve a comer te he preparado algo de comer—serio, pero con algún tipo de buena intención, creo que se siente un poco arrepentido por lo que me dijo anteriormente.

—No tengo ganas de comer, gracias—digo sin emoción alguna.

Su rostro cambia a confundido y algo de molestia.

—Te he dicho que vallas a....—Dice con la voz muy alzada— Lo siento, no fue mi intención, come si quieres si no, da igual—y se retira.

—......

La verdad no esperaba que alzara la voz de tal manera, porque no me quiso dejar comer hace unas horas y ahora viene como si no hubiese pasado nada y dice que me ha preparado algo, que baje a comer; muy buena la intención de haber preparado algo para que yo comiera pero ya no tengo apetito.

Voy al baño, me aseo y pongo un pijama de conejos que encontré en una de las gavetas, me subo a la cama unos minutos, pasados esos minutos siento sed, pienso en si bajar o no, y decido que sí, que es lo peor que puede pasar.

En los pasillos todo normal, cuando llego abajo me escondo en la pared anticipada, veo que hay una chica muy guapa, su físico es esta típica chica rubia, ella se va acercando a él y lo besa, en ese momento me da una sensación que revuelca mi estómago, lo ignoro por completo; sin pensarlo saco un poco más la cabeza y puedo notar por una torpeza de sacar más la cabeza después de quedarme mirando la chica veo como Ares me esta mirando, me mira y no despega su vista o cierra los ojos por lo menos, me guiña y en ese momento me siento nerviosa e incómoda, salgo y voy directo a la cocina sin decir ni hacer nada.

Cuando estoy en la cocina siguen besándose y ella empieza a desabotonar la camisa de Ares, yo solo la miro y por torpeza derramo un poco de agua lo cual ni se escuchó mucho, reaccioné a tiempo y me fui directo a mi dormitorio sin hacer más ruido.

Bebí un poco de mi agua, coloqué el vaso en la mesita de noche y me acosté.

Una media hora o algo así, empecé a leer el libro de nuevo; se escuchan pasos subir, pasar por los pasillos pero estoy tan sumida en mi libro que no me doy cuenta y los pasos ya están dentro de mi dormitorio.

Alzo mi vista al sentir una presencia. Él.  Él estaba en el marco de mi dormitorio levantando la vista los nervios se apoderaron de mi, intenté disimular desviando la vista a mi libro lo cual no bastó, él cerró la puerta y empezó a acercarse, quedé estática no me moví ni siquiera un milímetro, no dije nada, no dejé de mirar mi libro, cuando llega a mi cama se sienta, me mira, y toca mis pies, lo miro y veo sus ojos vacíos con mucha historia pero poco que contar, acerca su rostro a mí, no me muevo cuando ya está muy cerca abajo mi rostro y él lo toma con su mano derecha y lo sube lentamente; se acerca con aquellos labios que eran tan finos que mirarlos era no definirlos, era desearlo, toca mi frente con la suya acerca tan lento sus labios a los míos que me había desesperado en un momento, roza nuestros labios, nunca los junta solo los roza, caigo en cuenta de lo que está pasando y al igual no me alejo, aleja sus labios de los míos y acaricia mis labios con su dedo, finalmente se va. Se va sin decir nada ni siquiera mirarme a los ojos.

 




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