Secuestrada por el amor

Capítulo 11

—Verónica—

Después de bajar y encontrar a Ares en el mueble usando su teléfono, salimos rumbo al centro; todavía sigo emocionada porque iremos a la playa.

Escojo unos conjuntos casuales, ropa de estar en casa y adecuado para poder salir, estos son básicamente para poder usarlos combinados.

Vaqueros azules, jeans, y caquis. 
Remera de tela lisa. 
Crop-tops. 
Zapatos bajitos y tenis. 
Medias de colores pastel y ordinarios.

Me gustaron mucho toda la ropa que he cogido porque simplemente combinan perfecto. Equipé unos trajes de baño y ropa interior.

Los trajes de baño eran de dos piezas y otros completos, no me gusta enseñar demás de mi cuerpo así que eran un poco grandes. Azules, grises, rojos, blancos, otros con colores combinados, eran muy lindos.

Luego de pagar todo eso, salimos a comer a un restaurante de comida italiana; Allá pido solo una ensalada y un plato de spaghetti, Ares hace una imitación pasiva a lo que me he pedido; una ensalada de frutas, spaghetti y un vino tinto para ambos.

Solo comemos en silencio, un silencio que no es incómodo simplemente que así está perfecto. Hasta que alguien decide hablar.

—Cuéntame Verónica, ¿de dónde vienes? y todo eso ya sabes, ¿con que soñabas ser?, ¿cual era tu motivación?—pregunta con interés, mientras lleva la copa de vino hacia sus labios.

—Vengo de Colombia, nos vinimos para Miami porque mi madre quería comenzar de nuevo, me ilusiona la idea de ser diseñadora de modas, ¿mi motivación?—sonrío—. Poder llegar a contraer matrimonio y darles una buena vida a mis futuros hijos, enseñarles el valor de la humildad, como lo ha hecho mi madre conmigo, quiero que no les vaya a importar andar en transporte público, ni cosas materiales de las que tanto nos preocupamos—por un momento pensé que hablé demás pero no me importa—. Mi madre principal a todo eso, y mi amiga ellas son mi más grande tesoro, valen más que toda una fortuna, porque aquellas personas que siempre están ahí cuando las necesitas valen más que unas millonadas.

—Me has inspirado—dice riendo

—Entonces dime tú ¿que hay de ti?, ¿que quieres o querías ser?, ¿cual es tu motivo a seguir?

—yo, soy hijo único—dice restándole importancia—. Yo quería ser policía de pequeño al igual que de adolescente—dice un poco emocionado—mi motivación a eso era algo de lo cual no quiero hablar en este preciso momento.

—Te comprendo, y respeto tu decisión.

—No, no lo comprendes—dice ya con ¿Lágrimas?

—¿Dije o hice algo malo, que pasa?

—Mis...olvídalo no lo comprenderás.

—Si me dices puede que lo entienda—. Lo intento, intento ser amable

—No lo harás, ya olvidemos el tema.

—Pero...

—¡Que lo olvides, que no entiendes!—. Dice con las manos en su rostro, mientras alza lo suficiente la voz para escucharlo perfectamente.

—Lo siento.— digo con el rostro apenado.

Quizá tiene un pasado que no es fácil para él, o no se siente seguro para contarlo pero creo que no debí presionarlo.

Nos quedamos en silencio después de eso, cada uno come su comida en silencio, cuando nos salimos mis ojos estaban tan cansados que lo último que vi fue la mano de Ares al volante.

✓✓✓

—Ares—

No quería gritarle, fue la insistencia cuando ya había dicho que lo olvidara, todos son así creen que si les dices podrán quitar o sanar tu dolor pero no, cada vez que lo hablas duele y, se siente más.

Comíamos en silencio, quería decirle que lo sentía pero mi mente decía que no; cuando terminamos en el transcurso de llegar a la mansión, se duerme, no es un ángel ni nada en su semejanza, es simplemente ella con su belleza y su curiosidad agotados, echados en el asiento.

Llegamos pero no quiero despertarla, no sé si sea la mejor decisión pero  la tomo en mis brazos y durmiendo se ve tan ella, tan no te me acerques que da risa verla dormir y acordarte de ella cuando está despierta, subo al dormitorio y la dejo en la cama suave para que no se despierte pero aún así abre adormilada muy poco sus ojos.

—No sé que está pasando pero siento quererte aunque sé que me harás daño—. Dice inconsciente de lo que dice, debido a que está dormida.

—Yo… no te haré daño, sólo no estoy acostumbrado a ti—. Digo sintiéndome como un monstruo—. También siento quererte —. Esto es más para mi que para que lo escuche.

—Quiero, necesito besar tus labios tan infinitos, quiero que me beses y que sientas todo mi cariño a través de un solo beso.

Al escuchar esto la miro, y ya estaba durmiendo, algo en mi corazón despertó.

Después de aquellas palabras me pasé la noche pensando en aquello y si lo dijo enserio ya que no estaba lo que se le puede llamar consciente, sus palabras tan profundas que dan ganas de perderte en un mar de pensamientos objetivos a ella me hicieron morir de ternura mientras más lo pensaba.
 


 




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