Tiempo después…
Ha pasado tiempo desde que he visto a Ares en la habitación, y no precisamente solo, las semanas para ir al resort han pasado y el día es hoy. Lo bueno es que iremos al resort, diré a Ares en el momento correcto que deseo volver a mi casa y además en él transcurso de todo eso podré conocer gente nueva y socializar con la civilización no con cavernícolas como Ares.
Lavo mi pelo y me lo dejé secar con el aire, vamos al resort y no voy a plancharme el cabello para arruinarlo luego.
Me visto con una falda un “poco” corta de color coral, una blusa de tiros blanca, con unas zapatillas de plástico.
Preparo un tipo de bolso con varios trajes de baño; bajo y veo a Ares, terminando de alistar lo que se llevará lo que básicamente son un par de bermudas y algo de ropa normal. Me observa bajando y se me es realmente incomodo desde ese día mirarlo y hablarle. Ya no hablamos normal, tampoco pretendo hablarle.
Salimos, y no me senté delante preferí quedarme atrás mientras más lejos de Ares esté, mejor.
Ojalá, OJALÁ que haiga reservado habitaciones separadas, no me imagino tener que dormir con el.
Pensarán ¿Por qué tan molesta, Me explico.
Ares supuestamente sentía algo por mí, cada vez que se acercaba a mi y no significó nada; cada vez que me besó que aunque no fueron muchas pero debió por lo menos decir no quiero nada o nada serio porque soy tan canalla que solamente quiero pasar el rato contigo; y no es molestia más bien es decepción de que yo lo creí. A
puesto que no sabe porque estoy distante, porque claro es que no usa el cerebro para más que pensar en mujeres.
Mientras hablo conmigo misma en el auto Ares mira por el retrovisor y yo por no hablar y dejar que todo lo que pienso salga sin siquiera pensar, solamente me hago la que no se da cuenta. Llegamos y vamos directo a la recepción a pedir la llave y para que el fulano aquel enseñe la reservación.
—Buenas tardes señor y señora en que puedo ayudarlos.
—Buenas tardes, el tipo este es que va a hablar—digo muy simpática.
—Hmm si, bueno, tenemos una reservación. Mi nombre es Ares Lewis Caraballo.
—Si, aquí está señor Ares. Tome, está la llave de su habitación, que la disfrute.
—¿Que?, Espérame un segundo, ¿su habitación?, Una habitación—pregunto más rápido que furiosa.
—Solo hice una reservación pensé que no te importaría—dice el muy nada, el muy nada
—No, no claro que no me molesta—digo dedicándole la sonrisa más falsa del mundo.
—Enserio—. Dice poniéndose la mano en el pecho—. bueno vamos a instalarnos amor.
—Adelántate querido, ve tu primero—sonrío—. Imbécil.
—¿Que dijiste amor?
—Nada que ahora mismo voy.
—Eso pensé.
No sé ni por qué no dije que me reserve una habitación para mí.
Pero tampoco iba a exigir si el dinero es suyo.