Secuestrando a la novia |kth|

Determinación

– No quiero hacerlo mamá, no voy a casarme –

Yo no era muy fanático de escuchar la conversación de los demás detrás de las puertas, de hecho, nunca en mi vida lo había hecho. Bueno, siendo sincero si lo hice una vez, pero con esa vez en la puerta de un Kim Namjoon adolescente, había sido suficiente para nunca hacerlo de nuevo.

Esta vez era diferente, no había sido intencional. En mi defensa, yo tenía sed muy temprano por la mañana y ella estaba irrumpiendo mi cocina, así que no había escuchado su conversación a propósito.

Después de escuchar la pequeña disputa de Cher a través del teléfono, había decidido esconderme detrás de la pared, pero desistí en la idea cuando la puerta se abrió y me vio parado frente a ella.

– ¿Así que una boda no deseada? – pregunté casual. La castaña me miró con ojos acuosos y un tenue puchero en sus rosados labios.

– No te importa – dijo para después desaparecer de mi vista como un rayo. Ella era realmente una buena corredora.

Sacudí mi cabeza para sacar de mi cabeza lo tierna que se veía con un puchero adornando su rostro. Entre a la cocina con pasos perezosos pues aún me encontraba dormitado, saque una botella de agua a medio tomar del refrigerador y me la tome en seco. Salí de la cocina dispuesto a volver a dormir antes de que la alarma sonara y tuviera que ir a la universidad.

Seguí mi camino hacia mi habitación cuando escuche un tierno estornudo provenir del sofá donde Cher dormía.

– Alergia mañanera – respondió ella al ver que la había visto con las cejas arqueadas exigiendo una respuesta.

– ¿Eres alérgica a la pobreza? – pregunté divertido. Ella rodó los ojos y limpió su nariz con papel de baño que sostenía en sus manos.

– Alérgica a la humedad, hace un frío del demonio en la sala –. Otra vez ese tierno puchero adornaba su rostro, agregando que su roja nariz la hacía ver aún más tierna. Sonreí. Inconscientemente.

Me sentía un poco culpable por ser el causante de su alergia, solo un poco. Yo no la había obligado a aceptar un plan tan tonto como este.

– Te prepararé un té como disculpa – dije caminando hacia la cocina.

– Agradecería si en vez de té compraras mis medicamentos – dijo con una sonrisa cínica en su rostro. Era toda una desvergonzada, nunca debí haber tenido compasión de una descarada como ella.

– Yo tengo dinero Taehyungie así que vayamos de compras –. El molesto apodo me hizo gruñir de la frustración como un animal salvaje, sin saber que el Taehyungie iba a ser el motivo detrás de todas mis pesadillas e iba a poder escuchar su voz diciéndolo incluso cuando ella ya no estuviera.

– ¿No se supone que no saldrías? –

– Me ocultare como un ninja no te preocupes. Necesito ropa, no traje nada de la casa de la señora Yon, ¿así que podrías escoltarme hasta ahí? –

Suspire nuevamente, esto solo iba a ser el principio de mis ajetreados días a su lado.


 

….


 

Salí del campus después de haberme despedido de Jimin, el único amigo que tenía en la misma carrera que yo, ya que los demás chicos teníamos carreras diferentes y casi nunca congeniábamos en alguna materia.

Pude reconocer a Erin de entre la multitud de estudiantes a las afueras de la facultad, quién dejo de ser Cher después de que me dijera su nombre esta mañana.

Erin estaba oculta detrás de un árbol como toda una acosadora mientras miraba a cada uno de los estudiantes esperando encontrarme, acción que me hizo sonreír. Camine hacia ella con pasos lentos fingiendo no haberla visto, pues a simple vista la castaña lucía muy llamativa, traía una camisa verde que suponía que era de Yoongi al leer la frase: I hate watermelon seguida por una imagen de una sandía y una equis roja en medio de la fruta, era la camisa que se había comprado después de descubrir su odio radical hacia la sandia.

– Taehyung – la oí susurrar al pasar a un lado de ella pero fingí no hacerlo.

– ¡Taehyung! – gritó en un susurró y me detuve viéndola con un atisbo de risa queriendo escaparse de mis labios.

– Perdón, no te reconocí por los lentes y la gorra – dije señalando su atuendo, sus lentes negros que seguro eran de Hoseok por la forma tan rara que estos tenían y la gorra roja que suponía que era de Jungkook, su outfti del día de hoy era una total aberración para la moda.

– No quiero que mi padre me vea, vamos ya –

Seguí sus pasos detrás de ella con unas ligeras risas brotando de mis labios. Esto era divertido.

– Se que te diviertes con el sufrimiento de los demás pero estoy dispuesta a ignorarlo en esta ocasión – dijo ella volteando a verme con los mofletes inflados en un gesto de molestia. Y ahora si deje que la carcajada que había retenido, saliera de mi boca.

Erin miraba desdeñosa las prendas de ropa frente a ella, pero trataba de ocultar su desprecio por ellas con una sonrisa amable que parecía más una mueca. Me miró con ojitos de perrito y yo aparte la mirada divertido, no es como si hubiera una tienda gucci para personas pobres.

– Escógela tú – pidió una vez que se apartó cortésmente de la vendedora para venir hacia donde yo me encontraba esperándola.

– Nunca he escogido ropa de mujer, hazlo tú –

– Pero no puedo, ni una de esa ropa es como la del mercado de Inglaterra y no puedo escoger una ropa tan fea – dijo entre lloriqueos como todo una bebé.

– Vas a herir los sentimientos de los vendedores –. Ella siguió inflando sus mejillas mientras batía sus pestañas con ternura. Bien. Escogería su fea ropa.

Pase de ella y fui a donde se encontraba la ropa amontonada y escogí la mejor ropa que pude, lo único que se salvaba de todo esto. Ella había preferido comprar ropa y alimento para su bola de pelos y es por eso que el dinero que había traído consigo se había reducido de sobremanera, consecuente a eso, el dinero no le alcanzaba para comprar ropa de algunos puestos decentes porque no tenía lo suficiente para comprarlo.




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