Sed de Sangre azul.

Capítulo 5. -Bajo mi piel.

5-

Me senté a un costado de Magnus, la estupefacción de mis hermanos dibujó una sonrisa completa en mis labios, dos de mis pares imitaron mis acciones mientras Luka parecía avergonzando con el colorado de sus mejillas.

Tendí una de mis manos lo suficientemente cerca para permitirle tomarla, dudoso lo acepto, sonreí a medias acariciando sus dedos con lentitud.

—¿Te gustaría platicarnos más sobre ella? —Consulté solo observando nuestras manos.

Mordió sus labios con nerviosismo tierno, asintió con la cabeza y despacio solté su mano recostándome a un lado de Magnus, tras respiraciones algo extensas comenzó a relatar en entonada baja.

—Su nombre es Sophie...

—Jamás había oído tal nombre, —Comenté, —Es lindo, —Aleister a un costado asintió de acuerdo con mis palabras.

—Ella hace que su nombre luzca aún más bonito de lo que es, —Sus mejillas rojas me hicieron arrugar la nariz enternecida por las dulces palabras que salían de su boca, apoye mi cabeza en el hombro de mi hermano mientras vi como Luka parecía sonreír por un recuerdo.

—Puedes contárnoslo a tu tiempo, —Aseguró Ale y él asintió.

—Ella quiere, —Su voz parecía cortarse y aquello añadió un extraño palpitar en mi pecho observando su inquietud, —Ella quiere conocerlos, —Añadió en un susurro que detuvo mi respirar.

Sus palabras sembraron un silencio que me hizo sonreír, cubría su rostro contra el sillón evitando nuestras reacciones, me levanté con sigilo a calmar su inquietud rodeando su cuerpo con mis brazos, llenando de besos su cabeza.

—¿No más secretos está bien? —Aleister murmuró.

—No más secretos, —Contesté, —Estoy muy emocionada por conocer a Sophie, —Con una sonrisa tímida se separó de mi cuerpo.

—También yo, —Secundo Magnus alzando sus cejas con entretención, —Chicos, —Llamó nuestra atención con la seriedad que adorno aquella palabra.

—¿Qué sucede? —Extrañado Luka preguntó.

—Yo quería comentarles unas cuantas cosas... —Asentí observándolo mientras él parecía no querer ver a ninguno de nosotros, apartando la vista guardó un misterioso silencio.

—¿Te encuentras bien hermano? —Pregunté y al fin sus vacilantes ojos dieron con los míos pero de sus labios salió una corta sonrisa que no tardó en ser opacada por su voz.

—Nada, no era nada, —De un bostezo irreal estiró sus brazos mientras yo alce una ceja mirando a Ale quien también lucía con una mueca de confusión similar.

Bajo excusas poco creíbles se disculpó mencionando que la noche comenzaba a agotarse y debía ir a recostarse, no aparté la mirada de donde ya Magnus había desaparecido cuando Luka preguntó.

—¿Deberíamos preocuparnos?

—Por supuesto, —Dije.

—Es Magnus, necesita tiempo para decirnos lo que le esté sucediendo, —Razono Aleister y asentí en acuerdo, —Espero que no sea nada grave...

—También yo, —Terminé de decir, —¿Cuántas veces lo vimos actuar así? —Pregunté con incomodidad.

—Puedo recordar aquellas veces, podrían ser contadas con los dedos de las manos, —Luka concordó.

—¿Comprenden mi punto?

—Lo hago, si, —Pensativo contestó Aleister, —¿Creen que ya esté descansando?

—Ansío que mañana aquello que lo perturba se haya resuelto, apuesto a que podrá hablar de ello pronto, —Aseguré en un intento de calma hacia mis hermanos quienes con indecisión lo pensaron, arrebatándole la hoja de las manos a Aleister Luka se puso en pie.

—Espero que tengas razón, —Pasó sus dedos por su cabello, —Esta vez sí iré a recostarme.

—¿Qué es eso? —Consulté con curiosidad y una pequeña sonrisa ladina.

—Solo una hoja, —Contestó dejando un beso en mi cabeza, —Descansen.

—También iré a dormir, —Aleister se levantó y asentí indicándoles con mi mano hacia las escaleras.

—Adelante.

—¿Irás a dormir también no es así? —Arrugó las cejas y el nudo en mi garganta me obligó a forzar una sonrisa mientras asentía.

—Claro.

Nos despedimos y comencé a caminar en penumbras subiendo cada escalón hasta llegar a mi habitación me mantuve imperturbable, cerré la puerta tras de mí y las lágrimas inevitablemente comenzaron a recorrer mis mejillas.

Mi corazón no palpitaba como siempre y un presentimiento inquietante se alojó en mi pecho, —Algo sucedía en Custodes Pacis y aquello que se avecinaba apostaba todas sus fichas para acabarme—. Puedo sentirlo.

Imaginando cosas bonitas me aferro a mi almohada mientras con el dorso de mis manos limpiaba las lágrimas que humedecen mi rostro, cuando rememoro recuerdos me ayuda a conciliar el sueño perdido, sin caer en cuenta de como ya estaba plácidamente dormida.

Tosí despertando de mi sueño, rodeada de extensa oscuridad sentí una oleada de confusión invadiendo hasta la punta de mis dedos, bajo mis tobillos el suelo parecía lucir extraño, la solidificación era una ilusión mas nunca me hundí en las profundidades de el.

El sedimento tembló como marea con el pisotón que le di y observe a lo lejos que solo había vacío, busqué y cuanto más veía más temblaba, —Me encontraba sola en un lugar desconocido y con un sentimiento de angustia terrible que carcomía mi pecho oprimiéndolo—.

Los segundos pasaban con lentitud, en desesperación comencé a correr hacia la inminente oscuridad buscando el fino rayo de luz que no había.

—En estos casos guardar la calma siempre será la solución, —Su voz me hizo negar con la cabeza emprendiendo una huida más veloz.

—No... —Abrumada corrí sin rumbo.

—Tenemos mucho de qué conversar querida mía.

—No tengo nada de que hablar contigo, —Su tranquilidad no carecía pero mi hostilidad solo aumentaba, —¡Quiero salir de aquí!

—El origen de todo, su origen Karissa ¿No desea saberlo? Toda aquella información sería desperdiciada, una lastima... —Explicó con serenidad envidiable, sentía su presencia más sus ojos no llegaban a los míos y el desespero no daba tregua, —Sé mucho y usted poco, desista de su armadura...




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