Seducción

9

Alessio

Mientras respondía algunas llamadas y mi computador recibía las notificaciones de mis próximas reuniones. La observe.

La señorita Williams se movía por todo el lugar a lado de mi oficina, de repente salió y esperé que entrara, pero no lo hizo.

Salí a verla y la vi subiendo al elevador con unos trabajadores, minutos después recibí un correo con el informe, ella entró.

—El informe está archivado, me dijeron que suele comentarlo, así que le envié el link par que pueda hacerlo —Me extendió un tarro con bolsas de hielo —Es para sus ojos

—Lo hizo bien —dije

—Gracias —dijo ella —Tiene una reunión en diez minutos —Miré el reloj —Es sobre los nuevos modelos para el año entrante y una nueva forma de márquetin —Asentí —Señor Caruso, disculpe que es PB —La mire —Aquí dice PB

—No es nada —asintió

—En la tarde tiene un almuerzo, pero aún no hay restaurante —Se acercó y me enseñó la tableta —Se supone que se lo debió elegir la semana pasada

Miro su perfil derecho mientras me explica las cosas. La luz le da bien al rostro. Me parto un poco cuando en mi campo de visón entra la foto de Rouses que cuelga de una de las paredes.

—¿Crees que puedas elegir alguno? —Me miró. Su perfume, vino a mí

Era algo dulzón. Era el aroma que había estado buscando después del baile, era de ella.

—Solo conozco el restaurante del hotel y el de ayer, pero puedo investigar

—Bien, a ver como te va, te dejaré el informe en tu escritorio y deberás guardarlo con los demás archivos de ese cliente —asintió —Ahora debemos ir a esa reunión

Hasta que todos entraran me puse el hielo en los ojos, lo cual ayudo mucho, ya no me molestaba, la reunión inicio y las propuestas llovieron, vi a Abby escribir a una velocidad sorprendente, cuando el márquetin empezó, mire la hora, Erick.

—Señores disculpen, —Me puse de pie, la señorita Williams me siguió a la puerta —Necesito que vayas con mi chofer a retirar uno de mis objetos más preciados

—¿Es algún reloj o algo así? —Saqué el celular y le escribí a la maestra de Erick

—Acabo de enviarte un correo, debes decir lo que dice ahí y te lo darán —Ella asintió y regrese a la reunión

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Abby

Podría seguir turisteando, pero después de haberle confesado a papá mi plan de ir a Australia, bueno. Lo tomo mejor de lo que esperaba. Aunque aún faltaba mamá.

La oficina parecía un tipo de mausoleo con tantas fotos de aquella mujer. Era sin duda hermosa, una belleza sin igual. Me pregunto si su interior sería así de bello o como la Barbie que se fue.

El Chofer del señor Caruso era muy amable. Era un hombre de unos treinta, de cabello oscuro, tez oscura. Se rio cuando le dije que íbamos por el objeto más preciado del señor.

—debe ser un reloj o alguna colonia — negó

—Alessio no es superficial, valora a las personas, conoce todos los nombres de sus trabajadores más cercanos, claro que no se aprenderá todos y ayuda mucho, me dio trabajo en un momento muy difícil y ha pasado por mucho, no deberías juzgarlo por lo que ves ni por lo que dice la gente, ni por con quién sale

—Si es bueno, ¿Por qué sale con ella?

—Eso no lo sé —dijo se estacionó enfrente de una escuela y saqué mi celular cuando leí el correo quedé anonadada

—¿Tiene un hijo? —él sonrió

No.

Ni en mis más remotos sueños imaginaba que tendría un hijo, era muy serio y frío como podría criar a un niño apuesto que el niño sería igual que su padre.

La escuela frente la que estábamos era grande e imponente, tenía una fachada antigua pero cuidada. Frete a nosotros había carros de la misma gama que en el que estábamos, alguno más lujoso o para mí lo eran.

Baje del auto y camine hasta la puerta de escuela.

—Disculpe, busco a Erick Caruso, su padre Alessio Caruso me envía, él tuvo una reunión muy importante, me informo que ya se lo dijo por mensaje

La mujer me miró y después le dijo algo a la otra maestra y esta se fue.

—Lo traerán enseguida —La profesora llegó de la mano de un niño rubio como su padre y de ojos verdes, él me miró sorprendido. Tenía las mejillas sucias y se notaba que había estado llorando. —Hoy tuvo problemas con otro compañero —Tenía su camiseta algo de sangre y las manos vendadas. —Hablaremos con el señor Caruso personalmente, asentí, la profesora me extendió su maleta y un muñeco algo sucio, él se acercó a mí y camino a mi lado le di las cosas a Teo y este miró al niño

—El pequeño no es así, debe haberle pasado algo malo, ese niño es la luz de esa casa

Lo mire, estaba intentando subirse al auto, lo ayude y subí detrás de él, se abrochó, el cinturón debía tener dos años tal vez más, era alto, miró sus manos y comenzó a llorar.

—Me llamo Abby ¿Y tú? —Me miro

—Erick —dijo en susurro se secó las lágrimas —¿Y papá?

—Está en una reunión y me mando a mí a llevarte ¿Qué te pasó? —Teo subió

—Campeón ¿Cómo te fue? —El niño negó —Iremos con tu padre —Él asintió

Él estuvo callado, no dijo nada hasta llegar cerca del edificio.

—Ellos se burlaron de mí —dijo —Me quitaron al capitán —Respiro —Me empujaron —Me duelen mucho —Me a mosto las manitas —Hablaba inglés —Me ensucié la camiseta

—La lavaremos saldrán esas manchas, revisaré tus manos —Asintió

Bajamos del auto y esta vez me dio su mano, traté de no apretarla y subimos a la oficina del señor Caruso.




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