Seducción

22

Rouses

Alessio toma a su hijo y lee un cuento. Yo preparo mi cama. Pero no le quito los ojos de encima. Sentado ahí se ve tan relajado, Erick juega a ratos con su barba. Erick le dice algo y el medio sonríe. Se ve mucho mejor que cuando está enojado. El entrecejo se le frunce cuando sucede eso, y su nariz se arruga.

Me molesto lo que dijo en el jardín, lo comprendo de cierta manera. Y al igual que el no sé cómo actuar a su al rededor sabiendo quién soy. Antes tal vez podría hacerlo con confianza, pero ahora sé que el sabe cosas que yo no sé.

El cuento termina y Alessio lleva al pequeño a la cama. Erick besa en la mejilla a su padre y yo lo tapo.

Salgo de la habitación y tomo las bolsas de compras. Sé que está detrás de mí.

—¿Qué harás mañana? —Pregunta

—Probablemente, juegue hasta tarde con Erick. Luego que lleguen mis amigos nos pondremos al día ¿Y tú? ¿Otra cena benéfica? —Me volteo

—No disfruto de esas cosas —Sonrió

—¿Por qué vas?

—Es parte del trato, además me divierto escuchando como Ashley, presume su anillo de cinco euros —Me rio —Se enojará cuando, lo sepa

—Contigo no conmigo —Sonríe

—Trataré de regresar temprano por Erick —Indica

—Está bien. Erick es un amor.

—Lo de hoy… —Dice —Yo…

—Olvidémoslo —Pido —Comencemos de nuevo.

—Esta semana vendrán personas a verte y…

—Oh, no, no sé cómo actuar con esas personas. Siento que hiero sus sentimientos.

—Solo siente cómoda tu primero ¿Sí?

—¿Algún consejo?

—No les sonrías a todos —Asiento —Debo irme

—¿A dormir?

—No debo revisar mis informes, tal vez mañana deba despedir algunos hombres

—¿No hay trabajo?

—No

—¿Puedo ayudar? —Pregunto —Pondré una reseña donde sea necesario. Tal vez ayude.

—Está bien, puedo solo

—Aceptar ayuda, no está mal sabes. —No dice nada. Me acerco y beso su mejilla —Buenas noches, señor Caruso

—Prefiero que me digas Alessio

—Tal vez cuando te portes bonito —Sonrió

—No me tientes —Me rio

—Buenas noches, ángel

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Mis cólicos son los que me levantan. Tomo una pastilla. Aún no me baja, pero los cólicos están presentes.

La mañana es tranquila, antes del almuerzo Ashley Harris me entrega lo que le pedí hace un día.

—Su majestad del duque Rinaldi acaba de llegar.

—Lo iremos a recibir de inmediato. —Me mira —Las primeras impresiones siempre cuentan

—Entonces esperemos obtener una buena impresión de ese hombre

Me pongo de pie y la sigo. Es la única que baja a desayunar. Mi tía no sale de su ala y pasa ahí con su esposo. Escuche que se irían la otra semana a Suiza por su último tratamiento. Vamos hasta la entrada donde un hombre con traje gris está mirando la pileta que hay frente a la puerta. Se voltea y se quita sus lentes.

Es alto, el cabello oscuro lo tiene peinado para atrás, su traje es de tres piezas. Se inclina y luego se acerca a besar la mano de mi abuela y luego la mía. Se queda mirándome.

—Pense que tenía los ojos negros.

—Uso lentillas —Indico

—Lamento, haber sido impertinente su alteza real. Déjeme decirle que esos colores le favorecen

—No sea adulador, muchos piensan que se me ve terrible —Pienso en Alessio —Al contrario, usted se ve muy bien

—El señor Rinaldi será tu instructor. —Asiento

—Enseñaré lo primordial, su alteza real. Dígame Helios —Sonrió —, me gustan los retos y estoy convencido de qué podre seguir el paso —dijo —Y si quiere romper las reglas, podemos hacerlo juntos. La llevaré a conocer su ciudad.

—¿En serio? Qué emoción mis amigos llegan hoy y estoy ansiosa por conocer Roma de cabo a rabo ¿Hablará con mi seguridad?

—Traigo mi propia seguridad

—Bien, entremos por favor, haré que lleven su equipaje a su habitación. Espero que sea de su agrado. —Dice mi abuela

Entramos y el hombre mira al rededor. Caminamos por el pasillo.

—¿Es de aquí?

—No, yo soy de Véneto. Soy el Duque de Venecia.

—¿Nos conocíamos antes?

—No tuvimos el honor, lamentablemente

—Rouses —Erick viene corriendo hacia mí —Papá me llevará a comprarme nuevos zapatos ¿Vienes?

—Lo siento cariño, pero no puedo —Mira al señor Rinaldi

—Hola

—Es un placer ¿Cómo te llamas?

—Erick Caruso ¿Y tú?

—Helios Rinaldi —Le extiende la mano a Erick que la toma

El señor Caruso aparecer junto a Ashley. El señor Rinaldi se incorpora y sonríe.

—La hidra en persona —Dice —Ashley Harris

—Tiempo sin vernos Helios ¿Ahora eres niñero?

—Una noble causa —Me mira —Servir a la corona es una noble tarea.

—Qué ridículo ¿Cómo está tu hermano?

—Feliz desde que te dejo. Ahora está casado y con dos hijos. Maldiciéndote para que seas infeliz el resto de tu vida.

—Maldecir es malo —Dice Erick —Papá dice que eso no se hace

—A las brujas sí —Le dice el señor Helios

—Sabía que Ashby era una bruja —Miro al pequeño y lo tomo

—No le digas en voz alta —Le digo al oído —O se convertirá en una de verdad —Se tapa la boquita y sonrió

—Señor Caruso, es un gusto conocerlo. La princesa y yo saldremos seguido para que conozca la ciudad y se familiarice con el lenguaje y conozca su gente. Tengo mis propios guardaespaldas.

—¿No entiendo que eso tenga que ver?

—Que no debe preocuparse

—La última vez que me confíe en alguien para que la cuidara no la vi pro tres años —Miro al señor Caruso. El señor Rinaldi sonríe —Deberemos sentarnos hablar sobre ellos




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