Seduce al jefe

Capítulo 5

La entrevistadora no debía de ser mayor a los treinta años, ver a alguien tan joven ocupando uno de los puestos más importantes de Elladice!, eso significaba que se había esforzado por llegar tanto en el puesto en el que está, ya que efectivamente la persona que se encontraba realizando la entrevista la editora principal de la revista. Es la jefa de esta sección.

─Eres perfecta para un puesto, pero no puedo dártelo ─Dice al final después de veinte minutos de la entrevista.

Asiento con cuidado tratando de asimilar su última oración. Era perfecta, pero no podía dármelo.

─Si encajo para el puesto… ¿Por qué…?

Levanta su cabeza y me dedica una gran sonrisa, sus labios pintados de rojo se ensanchan a la perfección. Vaya que es atractiva.

Joven, atractiva y exitosa. Es de las pocas cosas que puedo envidiar.

En ese momento la mujer que me atendió en un inicio del piso entra por la puerta después de tocar un par de veces.

─Con su permiso, tengo una noticia rápida ─Sus labios serios no pueden evitar hacer una especie de sonrisa─. Está preparado el puesto.

¿El puesto? Volteo para ver a la entrevistadora conocida como Tania Hall.

Su sonrisa decía que eso eran buenas noticias muy buena noticias. Debo de aceptar que aquella sonrisa no me gustaba en lo más mínimo. Ninguna de ambas sonrisas. Me daba una sensación de que algo no iba a marchar nada bien.

─Gracias por la información Sara, puedes retirarte. Son buenas noticias ─Con esto último puedo escuchar como la puerta se cierra a mi espalda.

Tania se levanta de la silla de enfrente y da toda la vuelta por su escritorio y se sienta en este enfrente de mí. La observo con detalle. Siento recorrer un escalofrío por toda mi espalda, definitivamente algo no va a marchar nada bien a partir de ahora.

─Querida Adele, eres perfecta para el puesto de moda. Tengo el talento de descubrir a personas que son talentosas y que encajan para sus puestos. Los artículos que hiciste en la universidad son bastantes buenos, sobre todos lo que tocaba hacer acerca la sección de modas y cuidado personal.

─Tengo el ojo bueno de ver cuando alguna prenda estará de moda o las que piensan que podría durar fracasará a los días ─Era cierto, mis artículos de universidad fueron los más leídos cuando se trataba de moda tanto chicas como para chicos─. Pero estaba segura de que el puesto que está vacante no consiste en modas si no “Consejos para el hogar”.

─Eso es correcto, el detalle es que no encajas para ese puesto y no me gusta contratar a alguien que no encaje ni por más que se esfuerce ─Me encontraba perdida y su sonrisa de lado no ayudaba en mucho─. Puedo ver por tu expresión que no estas entendiendo. Pero te haré entender. Será muy sencillo así que no te preocupes Adele lo único que tienes que hacer es estar de mi lado.

Se levanta del escritorio y camina a la gran ventana de cristal que tiene en su oficina, puedes ver parte de la calle principal, y se queda ahí observando lo que alcance a ver desde esa posición. Voltea y me dedica una sonrisa delicada.

Su arma es su sonrisa, puede expresar todo o nada con ella, no cualquier persona tenía ese poder. Y como venía pensando desde hace unos minutos, no me está agradando del todo.

─El puesto de moda semanal será desocupado en un mes, la persona encargada del puesto pedirá su renuncia muy pronto y no me gustaría tener que hacer otra tanda de entrevistas. Así que las entrevistas de hoy serian para ambos puestos, solo que uno no sería revelado ya que es un puesto mucho más importante.

Mi corazón no deja de latir demasiado rápido. “Mucho más importante”. “Eres perfecta para un puesto, pero no puedo dártelo”, había algo detrás de esto y sigo sin entender del todo.

Vivir sola por mucho tiempo, me hizo un tanto solitaria, en lugar de mantener mi cabeza agachada en todo momento provocó en mi mantenerla siempre en alerta, observando cada detalle, cada movimiento, cada expresión, cada conversación. Observé todo con mucho detalle y cuidado. Y acababa de reunir algunas piezas. Pero en este preciso momento sentía que no tenía ni una sola pieza clara que me pudiera aportar información necesaria.

Pero si estaba segura de algo. Si no te daban mucha información acerca de algo solo había una respuesta o más bien pregunta para dirigir el tema realmente importante de todo esto.

─ ¿Cuál es la condición, Tania? ─Nada en este mundo era gratis, y estaba segura de que este puesto “Importante” no lo seria.

Sabía que había mucho más allá de lo que podía comprender hasta el momento. Al igual que sabía que si me lo mencionaba debía de tratarse un trato.

─Veo que no eres tan ingenua como uno pensaría en un inicio. Tienes razón hay una condición ─Suspiro, la vida no sería nada fácil a partir de ahora─. El jefe de Relaciones Publicas es tu verdadero blanco.

Me congelo por unos instantes. Rio internamente.

Ni si quiera necesito que me explique quien es, estoy muy segura de que lo conocí hace veinte minutos atrás, porque en efecto, creía en el destino, y el destino era muy curioso cómo se jugaba por sí solo.

Muerdo mi mejilla para no hacerlo con mi labio. No era tonta y el destino jugaba de una forma tan graciosa. Aquí el detalle era, ¿Qué desea Tania de mí que tiene que ver con esa persona?




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