Seduce al jefe

Capítulo 7

Me aliso mi falda con las manos con mucho cuidado.

¿Las secretarias todavía usaban faldas? No estaba segura de eso, pero en mi mente combinaba bien la falda pegada desde la rodilla hasta la cintura con mi blusa de cuello de tortuga y mangas larga de color azul. Esperaba que medio se usara esto en el ámbito administrativo, si no… Solo esperaba que no me vieran mal debido a que me gusta usar este tipo de ropa y lo primero que haría con mi sueldo sería comprar ropa decente, pero solo estaré un mes aquí, claro hablando de un área más administrativa. Así que si nadie se queja no compraré más sencilla y si lo hacen tampoco les haré caso.

Bajo las escaleras con sumo cuidado. Sofia debía de estar dormida. Siempre llega tarde a su trabajo, ya contaba con varias amonestaciones y aun así no conseguía perder su trabajo, eso era tener demasiada suerte.

Busco mi bolsa antes de salir. Ayer, el asistente de Cameron Hall me había llamado para confirmar mi entrada del día de hoy. Supongo que su asistente era el otro hombre que estaba en el elevador. Me había pedido llegar un poco más temprano para que me pudiera explicar los roles que desarrollaría desde un inicio. Y tenía que empezar a recolectar información, necesitaba saber qué tipo de persona es Cameron Hall y porque su prima Tania Hall lo odiaba, tanto que no deseaba que se quedará con el puesto de presidente de Elladice!. Mi cabeza no quitó ese pensamiento en todo el fin de semana, para ser honesta, quería saber qué tipo de persona era aquella con ojos de color azul oscuro, porque no eran claros como los que me recordaban a Aston, pero ni tan oscuros para pensar que eran negros. Quería conocer la persona de la cual Lizbeth se había enamorado tan superficialmente y que estaba segura de que muchas chicas lo estarían. Para ser honesta verlo me hacía recordar mucho a Aston, aunque claro ambos tenían una esencia diferente, aunque muchos dirían que son similares. Pero no es momento de compararlo con un chico que no volveré a ver.

Mi viaje a la revista había sido un tiempo muy similar al del sábado por lo que todo marchaba bien con el horario. Para ser sincera… Me gustaba llegar puntual a los lugares.  Siempre creí que era educado, y lo sigo pensando.

Caminaba por la calle principal de nuevo, aquí iniciaba todo. Mi oportunidad y mi trabajo nuevo.

América me recibe con una gran sonrisa a pesar de que tiene llamada, me pasa mi gafete con un guiño rápido.

─Buena suerte guapa ─Susurra apenas.

Sonrió ante eso, camino por pasillo y paso mi gafete para poder entrar, recordatorio muy presente… No hablar mucho de mi con América. Pido elevador, ya hay varias personas esperando por lo que hoy no tocará esperar uno solo, lo mejor de tomar un con varias personas es que podremos evitar otro desastre como el del sábado. Claro que no sucedía por segunda vez una escena como aquella, si volvía suceder sería un milagro y debería de pedir un deseo.

Suspiro, la secretaria de Tania, Sara, me mando un correo la noche previa con información acerca de los horarios de Cameron, estaba segura de que hoy los mencionaría su asistente, aun así, la información que había recibido de Sara era muy precisa, desde su horario de comidas, idas al baño y sobre todo su horario de salidas a “escondidas” a fumar a la terraza del último piso. Había información recolectada especifica. Tania había tenido bien vigilado a su primo, tanto así que podía saber muchas cosas de él y a la vez ninguna. Sabía lo que hacía su primo por superficie, pero era lo único que me decía la información obtenida por ella, una capa vacía que no me servía mucho, pero que encontraré un buen uso a esto.

Otra desventaja que le veía a la información que me había mandado Sara era que… No hablaba nada acerca de su personalidad, sobre sus pasatiempos, y mucho menos sobre sus gustos. Como lo pensé, una capa vacía de información.

Solo hablaba de los horarios que tenía estando dentro de la revista, lo más relevante fue la parte de su horario de fumar. No sé en qué momento pensaron que esto podría serme útil… Ni que fuera a acosarlo y seducirlo cuando fuera al baño. Podría suceder, pero no lo haré, o eso creo, espero que no se convierta en una opción. Vaya que esperaba que no fuera así.

Nivel dieciséis, solo era un nivel de diferencia al área de redacción. Solo un mes, cuando mucho un mes y medio había dicho Tania. Solo a lo mucho serían ocho semanas cuando mucho y mi piso podría ser el quince y no dieciséis.

Salgo del elevador junto a un par de personas más que se van a sus respectivos cubículos, camino por el pasillo y recibo miradas de curiosidad. Como pensé las faldas ya no se usaban en este tipo de áreas, las pocas mujeres que habían llegado antes del horario de inicio usaban pantalones. Bueno, mientras no me dijera nada el “jefe” seguiría usando mis faldas de vez en cuando.

Creo que me encontraba tan nerviosa que pensaba en cosas tan innecesarias como el problema de la falda, ni si quiera era un problema.

Sigo caminando hasta el final del pasillo, donde me imagino que estará la oficina principal. O bueno, eso siempre sale en las películas, y si sale es por algo, ¿No?

Al instante veo al chico de cabello castaño, el hombre del ascensor del sábado que se encontraba junto a Cameron Hall.

Ven por eso deben de prestarle atención a las películas, la oficina si estaba al final del pasillo.

─Buenos días ─Es lo primero que digo, el hombre de no más de treinta años levanta su cabeza y la ladea un poco─. Soy Adele O’Brien, la nueva secretaria.




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