Seduce al jefe

Capítulo 10

─Bonita noche, secretaria O’Brien ─Cuando Santiago estaba enfrente del jefe siempre hablaba con respecto, estando solos me llamaba por mi nombre como si fuéramos amigos normales─. Espero que disfrute su fin de semana, fue una semana muy productiva gracias a usted.

Nos encontrábamos los tres bajando el ascensor y era cierto, la semana había sido tan productiva que había pasado más rápido de lo esperado. ¿Y mi acercamiento con Cameron? Era fatal. No era mala, lo fatal es que no había podio hablar por mucho tiempo con él, todo era de trabajo, él realmente no hablaba de su vida privada, nada se le escapaba. Era tan calculador y frio.

─Gracias por el apoyo ─Volteo de reojo a ver a Cameron y como siempre, espalda recta y viendo al frente─. Todo fue más sencillo con los consejos del jefe Hall.

No me podía dirigir a él por su nombre. Simplemente no podía, y no entendía como él era el único que siempre me hablaba por mi nombre. Ahora entendía lo de Liz, el cómo Cameron siempre le hablaba por su nombre. Me daba curiosidad por qué lo hacía con todos sus empleados.

Reviso mi celular y justo llega un mensaje confirmando la salida de al rato, sonrío ante esto.  

─ ¿Tienes planes de salir con alguien? ─Santiago pregunta, pero no tanto por curiosidad, no parece el tono correcto.

Estiro mis brazos hacia arriba mientras respondo.

─Quede de verme en un bar con una amiga, como fue una semana larga para ambas quedamos de ir a un bar ─Respondo con sinceridad, Cameron debe de saber que lo que le prometí sería cierto, que a partir de ahora lo ayudaría y si eso sería evitar citas normales. No habría problema alguno─. Si quieren acompañarnos, están invitados.

Sonrío de manera sincera a ninguno de los dos.

─Gracias Adele, pero tengo una cena que atender el día de hoy ─Y lo sabía a la perfección, yo había programado esa cena, aunque debo de aceptar que me sorprendió un poco su respuesta. Me sorprende que responda Cameron y no Santiago─, pero espero que disfrutes de tu noche, no bebas mucho… No es bueno para el organismo.

Y si, otro lado que había encontrado de Cameron era que tenía un lado así, parecía preocuparse por la persona, pero hablaba de manera tan genérica. Donde lo que decía lo decía con sinceridad, pero no con verdadera preocupación o no la demostraba.

O tan solo parecía que fueran las cosas así.

No puedo asegurar nada.

Río por lo bajo sin desprender mis labios.

─Se muy bien que el jefe Hall no saldría a beber con su empleada, solo bromeaba. Y conozco tus horarios a la perfección ─Se abre el ascensor y salimos de este, y es momento de ver si algo más podría funcionar con él─. Pero si Santiago lo desea, en cualquier momento puede unirse a beber un rato.

Sonrío de lado con mis labios pegado. Santiago entrecierra los ojos un poco antes de responder.

─Santiago no puede acompañarte ─Entonces ahí hay algo, una reacción inesperada. Un movimiento que estuve esperando en los últimos días. De vez en cuando sucede en él. Pero muy de vez en cuando, tenía que crear algo fuera de lugar para que él lo mostrara─. Esto se debe a que Santiago me acompaña siempre a mis banquetes, cenas o reuniones con inversionistas.

─¿En serio lo hago? ─Su asistente pregunta nervioso.

Estoy segura de que no siempre.

Y ahí está una pequeña luz.

─A partir de ahora lo harás. Necesito que me ayudes en algunos temas que tu conoces mejor que nadie ─Observa a Santiago con una mirada firme─. ¿Entiendes lo que digo?

Para ser una persona tan seria, es pésimo ocultando cosas así.

O no le gustaba que sus empleados convivieran para que no sucediera algo más.

O el primer día que nos encontramos cause una impresión de curiosidad en él y no quiere que alguien más la experimente.

Soy buena observando a las personas, sabiendo que es lo que podrían desear, pero hay algo que no entiendo.

Sentimientos. Así que no sé qué fue lo que exactamente sintió al escuchar que “invitaba” a salir a Santiago, sus reacciones tampoco fueron tan expresivas, pero a pesar de que él lo fuera, seguiría sin saber qué fue lo que sintió.

─Lamento mucho la perdida de los tiempos libres del asistente Santiago a partir de ahora ─Es ahí cuando alcanzo a ver un ligero movimiento en los labios de Cameron, como si quisieran reír─.  El día de hoy beberé en el nombre de tu perdida.

Nos encontramos a medio del lobby.

Ninguno de los dos habla, pero si veo como Santiago le manda miradas de muerte al jefe, mientras que este finge que no ha sucedido nada. Pero estoy seguro de que ha sucedido mucho en la vida libre de Santiago, si es que llegaba a tener tan si quiera descansos.

Carraspeo mientras puedo ver a ambos de frente. Y me dedico a observar a los ojos a Cameron, él al instante me regresa su mirada, con aquellos ojos azules profundos.

Eso provoca en mi un gran escalofrío.

Empezaba a creer que esos escalofríos no tenían que ver con el clima o un fantasma pasando.




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