La semana junto a mi hermana ha sido excepcional a la par que demasiado corta. Tal como predije mis primos estan felices de tenerla con nosotros, de hecho mientras yo cumplo con mi habitual horario de trabajo, ellos se han encargado de mantener entretenida a Diana. No es la primera vez que viene a la ciudad pero tampoco la conoce a fondo y como he dicho en otra oportunidad, uno no puede estar muy tranquilo con que una chica ande sola por estas calles. Eliseo y Emilio más que encantados con su compañía la han llevado a cuanto lugar se les ha ocurrido y le han presentado a tanta gente como conocen. En algunas ocasiones me he unido a ellos al concluir mis obligaciones.
El día que llegamos, fuimos a casa de Isa. Ansiaba verla y también a los niños que como es su costumbre, comenzaron a hablar juntos haciendo reír a Diana. Se mostró muy sorprendida cuando le contaron que había sido su cuarto cumpleaños días atrás y que habían tenido un verdadero festejo por primera vez, responsabilizando de tal acto mi presencia y participación. Sólo se detuvieron cuando les dí mis regalos tanto a ellos como a su mamá, quien agradeció muy contenta a pesar de ser sólo un detalle. Ellos también me entregaron uno a mi, que a destacar eligieron entre los tres y me dejaron fascinado, es el tipo de obsequio que atesoras toda tu vida por la carga emocional.
Me atrevo a decir que las mujeres congeniaron en el acto, luego de una pequeña conversación, claro que mi querida hermana no iba a quedarse sin decir nada y mi novia, como es de esperarse en ella, la dejó con la boca abierta y sin posibilidad de réplica. Luego de eso, se han vinculado de lo más bien. Los enanos, por su parte, conquistaron su corazón sin esfuerzo alguno. Si en algo nos parecemos los tres hermanos Emer es en lo bien que se nos da tratar con niños.
"El comienzo de año joven" como hemos bautizado a la celebración de Nochevieja ha sido muy divertido. El nombre elegido se debe a que nos reunimos en el departamento en el que vivimos, todos jóvenes de entre 18 y 23 años, siendo un total de diez personas entre varones y mujeres. Diana se ha integrado al grupo de amigos de mis primos como si fuese una más de ellos, son todos chicos y chicas majos, muy simpáticos y alegres, es fácil sentirte incluido aunque sigo sintiendo que no pertenezco ahí, por lo que comparto y disfruto con ellos pero no a pleno como si fuesen mis amigos del pueblo.
Invité a Isabel a unirse con nosotros, por supuesto con sus hijos pero a último momento llegaron sus padres y pasarían la velada juntos, lo que me alegró muchísimo por todos ellos.
Al ser una reunión de imberbes la música y el alcohol fueron las estrellas de la noche. Con el brindis de medianoche, llegaron los juegos que combinan cartas y alcohol, otros de verdades o consecuencias y el típico de la botella que fue el único en el que no participe. Más tarde se sumaron más conocidos de mis primos y sus amigos por lo que el grupo creció. Se organizaron partidos de truco y campeonatos de metegol. Todo representa una excusa para ingerir una copa más. Para las cinco de la mañana a duras penas me mantenía en pie. Para las ocho, llegue a mi cama a tropezones y me acosté tal como estaba. Creo que todos estábamos en las mismas condiciones, de hecho habíamos acordado que nadie conduciría ebrio por lo que previamente habíamos conseguido colchones que se fueron desparramando por la cocina, el comedor, el living y los pasillos.
De más está decir que la resaca me acompañó casi todo el día pero había quedado en hacer un partidito con Lauty y Lolo por lo que a media tarde llegue a su casa para cumplir mi promesa. Si bien no les hemos dicho que estamos saliendo, nos vemos todos los días para el almuerzo y en los días no laborables hacemos vídeollamadas en la noche, el tiempo que paso con ellos me revitaliza, me embriaga de paz y alegría.
Hoy, el segundo día de un nuevo año pedí una hora para llevar a Diana a tomar el ómnibus en el que regresará a casa, luego de dejar a los niños con su niñera tras el almuerzo.
-Fue sensacional tenerte con nosotros Di. Espero que puedas venir seguido.
-Por supuesto hermanito.- responde riendo.- los mellis van a ayudarme a buscar un trabajo acá. ¿Qué opinas?
-¿Enserio? Yo también quiero ayudarte. Sería genial que estemos cerquita Di.- la alegría que me da esa posibilidad invade todo mi cuerpo.
- No sé cómo lo tomará mamá pero le diré que es para cuidarte un poco.- los dos reímos conociendo la reacción que tendrá nuestra madre.- igual ni mencionarlo hasta que no sea un hecho.
La despedida es un poco emotiva ya que no sabemos cuando volveremos a vernos. Una vez comprado un tentempié para el camino, aborda el transporte interurbano de larga distancia que la dejará a unas cuantas calles de casa, la saludo con la mano y me vuelvo a la oficina, me quedan unas horas para finalizar la jornada y después la primera clase del curso al cual asistiremos con Joel y Amelia, a los cuales he visto nuevamente en el seminario de la semana anterior.
- Hola Isa. Ya volví.- notifico asomando la cabeza por la puerta de la oficina.
- Leo, hiciste rápido. Veni, hablemos un poco.-En esta semana que ha transcurrido, sólo nos hemos visto en horario laboral y sin intimar demasiado. Por un lado estuvimos muy atareados y con mi hermana acá, intentaba utilizar todo mi tiempo libre con ella, no quita que haya extrañado horrores a la dama que acelera mi corazón. Me acerco hasta su altura, dejo un beso en su mejilla prolongando el satisfactorio contacto de mis labios en su piel, inhalo el aroma dulce y único que desprende, con mi mano izquierda tomo un mechón de su cabello suave y sedoso para colocarlo detrás de su oreja, todo en ella me gusta y apasiona. Ella devuelve el gesto con una sonrisa antes de tomar mi boca en un beso profundo que roza lo erótico. Mi cuerpo se descontrola reclamando el suyo por completo, mas dadas las circunstancias y el lugar me abstengo haciendo uso de toda mi fuerza de voluntad.- Agradezco que tu contención sea suficiente para detenerte porque de ser por mi esto hubiese terminado con los dos desnudos.- afirma sin ningún tapujo y a mi me encanta que se exprese sin timidez, ni culpa.