Estoy llegando a la compañía, voy con el tiempo justo porque en el camino me detuve a comprar algo para acompañar el mate mientras trabajamos. En el ascensor voy tarareando una canción en lo que saludo brevemente a mis compañeros que van subiendo y bajando en los distintos pisos.
Llego a mi escritorio, dejo la mochila con mis pertenencias, enciendo el ordenador y me dirijo al despacho de mi jefa. Escucho murmullos por lo que supongo que está con alguien. Golpeo brevemente la puerta y asomo mi cabeza. Ella está de espaldas a mí y veo a Matías en frente, cuando me ve sus facciones reflejan tensión.
-Buen día bonita, ya estoy acá. Hola Mati.- Isabel gira pausadamente dejándome ver su perfil, lo que veo me desagrada. Comienzo a caminar hacia ella. Sus mejillas están surcadas por lágrimas, todo en su postura refleja abatimiento.- ¿Qué pasa mi vida?- pregunto agachado frente a ella y dándole la espalda al masculino allí presente.- ¿Porque estas así?
- Yo... Leo yo...- le cuesta hablar, intento darle tiempo para que se calme.- L-lo siento. Perdón.- el llanto ahoga sus palabras y cada vez entiendo menos.
- No te disculpes Isa.- la abrazo y se aferra a mi como si de un salvavidas se tratara.- ¿Qué pasó? Tranquila, lo que sea lo solucionaremos juntos.- Me obliga a soltarla, se para y se separa unos pasos de mí.
- No, no...- inspira hondo, aún con sus ojitos acuosos, los fija en los míos.- desde hoy trabajaras con Matías, cualquier inconveniente o problema lo trataras con él, ahora es tu jefe.- siento como si un balde de agua helada me cayera encima.
-¿De qué hablas Isa? Yo... ¿Qué? ¿Hice algo mal?- Quizá crea conveniente que deje de ser su empleado directo para evitar más habladurías.
-Además...- continúa diciendo, ignorando mis preguntas.- No me busques, no me llames, ni me escribas.- No puedo entender ni creer lo que dice, luce decidida y yo siento que mi mundo colapsa.
-¿Qué estas diciendo? ¿Es un chiste? Es una pésima broma.- busco en su rostro una señal que me indique que sólo es una broma sin gracia pero no sucede. La máscara que muestra al mundo, y que normalmente desaparece cuando estamos solos, está hoy acá.
- No es ningún chiste Leonardo. Lo que existía entre nosotros termina ahora y laboralmente ya no estaremos vinculados.
-Isabel ¿Qué mierda pasa? ¿Si ayer todo estaba bien? ¿te están presionando? ¿Matías podrías darnos privacidad?- casi grito reparando en el intruso rezagado en una esquina, incluso algo incómodo. Me mira dubitativo y observa a la mujer que en este momento desconozco, quien con un movimiento de cabeza asiente.
-Esperaré fuera.- dice saliendo y en sus ojos distingo tristeza.
- Ahora que estamos solos explícame de que va todo esto.- Mi mente es un torbellino, puedo sentir a mi corazón resquebrajarse.
- No hay nada que explicar. Hasta acá llegó lo nuestro tanto laboral como personal. Como te había dicho tu trabajo está asegurado.- a pesar de percibirse determinada, sé que hay algo más. No está conforme con esto, o a eso intento aferrarme.
-Isabel me estas destruyendo. Me importa una mierda el trabajo. Yo te quiero, adoro a tus hijos. ¿Porque me haces esto? ¿Qué hice mal? Por favor dame la oportunidad de remediarlo.
-Lo siento, nunca quise hacerte daño. No se trata de nada en específico Leo, sólo no puedo seguir con esto.
- No me haces daño, me estás matando. ¿Porque así? ¿Cuál es el problema? Estábamos bien juntos, nunca me dijiste que te sintieras mal o disconforme con la relación. Merezco una explicación.
- No hay explicación Leonardo. No se dio. Fin. Sos joven, atractivo, inteligente y talentoso. Lo vas a superar.- Al parecer no hay nada que la vaya a hacer cambiar de opinión.
-¿Qué mierda importa eso sí a la única que quisiera agradar me da una patada en el culo sin siquiera darme una razón?- Entre mis lamentos recuerdo a dos rubios a los que he aprendido a amar y pensar en perderlos me da un golpe igual de fuerte.- ¿Y los chicos? ¿también me vas a prohibir verlos?
- No, podes ponerte de acuerdo con Lila para verlos. Matías te espera para arreglar el asunto legal de la empresa por el cambio de puesto.- Noto como ha ido perdiendo la fuerza, decido que es mejor salir con la frente en alto y antes de decir algo de lo que me arrepienta.
- No entiendo nada, no sé porqué de buenas a primeras me sacas así de tu vida pero acepto la derrota. Si es lo que querés, muy bien.
-Espero algún dia me puedas perdonar.- Escucho salir en un susurro de sus labios.- Te mereces ser muy feliz.- Dice bajito pero la escucho, veo sus ojos inundados de lágrimas nuevamente. Todo esto es muy confuso pero si quiere que salga de la jugada, lo haré y sin retorno.
- Que te vaya bien Isabel. A pesar de esto te agradezco todo lo que me enseñaste.- Digo con doble intención saliendo del lugar, cuando estoy cruzando el umbral de la puerta oigo un sollozo reprimido pero no volteo, la ira me ciega.
Junto a mi escritorio está Matías con su celular en la mano. Intenta decir algo pero se lo impido con un gesto, me siento en la computadora y redacto una carta de renuncia. Imprimo dos copias, las firmo y verifico todos los datos. Saco de la mochila las llaves del auto y el teléfono de la empresa anexo a uno de los sobres e irrumpo en la oficina de mi ex jefa y ex novia.
-Listo, ahora si me voy de tu vida.- le digo dejando todo sobre la mesa frente a ella. Tiene los ojos y la nariz rojos pero justo ahora no me importa y no intento analizarlo.- No quiero nada que venga de vos y tu falso cariño.- elevo la voz con bronca.
-Quédate todo esto, te será útil. ¿Y esto?- pregunta comenzando a leer mi renuncia.- No Leonardo. No quiero que te quedes sin trabajo, con Matías tendrás la misma paga y hasta menos carga horaria. No te recibiré la renuncia.
-Mira vos. Isabel no te estoy pidiendo consejo.
-Leonardo no lo hagas, cuando lo pienses en frío te vas a lamentar.