Capítulo 27

Mis padres, Fran y Quique llegaron la tarde del último día del año, junto con Diana que se les unió en el trayecto.

Mis amigos aún no aclaran sus asuntos pero se han acercado desde la última vez que la rubia visitó a su família en el pueblo la semana anterior. De todo corazón espero que su relación vuelva a resurgir, los dos son mis amigos y se quieren mucho como para que todo termine por malos entendidos.

Le he pedido a Lena que se reúna con nosotros en la cena ya que además de la típica celebración por el fin de año, presentaré a Olivia con mi familia y anunciaremos nuestro embarazo. Conociendo a mi madre sé que la velada puede tornarse bastante bochornosa, por eso prefiero que haya alguien más respaldando a Oli.

Por otra parte, la madre de mi hijo está demasiado nerviosa y expectante. Me ha recalcado varias veces que este encuentro le da pánico, y si, coincido en que es un contexto inusual que puede prestarse a malas interpretaciones. Sin embargo, después del fin de semana con los mellis, afirmo con toda seguridad que es una hermosa persona, se adaptó a la situación comportándose de manera madura, en ningún momento insinuó nada para que Isabel creyera que estamos juntos, por el contrario, imponía distancia. Por eso confío en que luego del primer impacto por la noticia, todos la acepten sin peros.

Analizando los eventos del año que culmina, puedo asegurar que soy afortunado. Todavía me pesa la trágica e inesperada ruptura con Isabel. ¿Para qué engañarme? La quiero como a nadie más, posiblemente sea porque fue mi primer amor o porque al final todo fue muy confuso, o tal vez porque nunca pude entender sus razones y aunque pasaron varios meses la veo cada vez más triste. Espero algún día poder terminar de armar todo el rompecabezas que gira en torno a ella. También está el vínculo que existe entre los mellizos y yo, sería injusto no expresar lo feliz que me hacen con su cariño sincero, sobretodo considerando que no llevamos mucho tiempo conociendonos. Además, agradezco las amistades que he forjado, los de toda la vida por jamás abandonarme y los nuevos, por su lealtad e incondicionalidad. En medio de la amargura post-Isabel, me veo obligado a agradecer que las circunstancias me hayan traído hasta este lugar, el haberme reencontrado con Olivia, de no haber sido de este modo, hoy no estaría en la dulce espera; no me arrepiento de lo que sucedió entre nosotros porque sería arrepentirme de mi hijo y eso de ninguna manera, sin embargo hubiese preferido no ser tan troglodita con una chica que en todo este tiempo ha demostrado ser puro amor. Contra todo pronóstico, saber que voy a tener un hijo, mitad mío, es para mí un hecho inigualable. Que encima, su mamá sea Olivia es un plus digno de admirar. Si a todo lo demás le agregamos la buena salud, un puesto de trabajo que me gusta, la estabilidad económica y el apoyo de mis padres y mis hermanos, no tengo de que quejarme, ha sido un buen año.

Media hora antes de que llegarán los viajeros, habiendo dejado todo listo, Olivia se fue con Leila y Lena a relajarse. Llegarán las tres juntas en un rato, acompañadas por Mateo. Ya que Leila es la única familia de Oli y está en una relación con mi amigo y jefe, también se unirán a la reunión.

Las mujeres Emer se muestran sorprendidas al recorrer el departamento, ciertamente tienen motivos para estarlo. No sólo está todo limpio y pulcramente ordenado, también hay una discreta decoración navideña típica para la fecha. En la sala, que es la habitación más espaciosa, está dispuesta una larga mesa con un mantel blanco y en el que ya descansan los utensilios necesarios para la cena que compartiremos en unas horas. Sus miradas acusadoras me advierten que muy pronto comenzará el interrogatorio, es más que evidente que todo es gracias a la intervención de una mujer, más precisamente tres, y por supuesto me obligarán a dar explicaciones. Cuando ingresan a la cocina preveo el inminente desenlace. Sobre la barra desayunadora se encuentran diferentes platos dulces y salados cubiertos sencillamente, el aroma a especias que desprende la comida que se cocina lentamente en el horno aumenta mi apetito y la curiosidad de todos.

- Mmm. Huele tan bien.- comenta Quique apenas se detiene en el lugar.- ¿Podemos probar un poco de esto?- pregunta señalando un pan dulce elaborado por Oli.

-Podria ser, preparo mates.- sólo espero que Olivia llegue pronto y no tome a mal que ya estemos devorando lo que tanto trabajo le costó. Demoro poniendo agua en la pava para calentar y preparando lo necesario para el mate con el afán de escapar un poco más de la inquisidora mirada de mi madre. Pero es inevitable.

-Cuanta comida.- comenta Diana picaramente, sólo espero el golpe.- ¿Seremos muchos hermanito?

-Nosotros y unos amigos que son como família.- comento sin detallar mucho más.

-¿Pero vos sabes cocinar Leo? No quisiera terminar intoxicado.- Francisco se muestra realmente preocupado y de no ser por los nervios me burlaría de su desproporcionado temor.

-Busquen los empaques de delivery. Estoy seguro que no cocino él.- agrega Quique husmeando en el basurero.

- Esto tiene pinta de ser casero, sospecho que recibió ayuda, diría que de una chica. ¿Lena?- dice mi hermana mientras evalua las posibilidades.

- No lo creo, Lena es malísima en la cocina. Hasta hervir huevos le sale mal.

-Entonces...- empieza a hablar Di, pero es mi madre quien la interrumpe.

-¿Querés contarnos algo hijo?- pregunta y me asombra lo tranquila que luce.

-¿Sobre quien hizo todo esto?- le pregunto aun sorprendido por su calma. Asiente y me dispongo a hablar.- Bueno, no les costó adivinar que no fui yo el encargado de la cocina, todo lo elaboró Olivia. Lena, Leila y yo nos ocupamos de decorar y disponer lo que ya vieron.- Me mira como si quisiera descubrir alguna verdad oculta, lo que incrementa mi nerviosismo.

-Que bien, ¿Y en qué hay que ayudar?- la respuesta me desconcierta más que nada porque no parece interesada en saber quienes son las dos chicas que mencioné y aún no conocen.