Luego de la cena, mientras aguardabamos la medianoche para brindar, la conversación se enfocó en Olivia, su embarazo, su familia y su trabajo.
Una vez más, se negó firmemente a permitir que yo me hiciera cargo de todos sus gastos, para alivio de todos mi jefe le propuso un puesto dentro de una de sus sucursales en la que sólo debería recibir a las personas, indicarles hacia donde dirigirse y contestar llamadas. No muy convencida, aceptó. Comenzaría a mediado de mes.
La expresión de mi madre al percatarse de que estábamos compartiendo la cena, no sólo con mi jefe sino también con uno de los millonarios más jóvenes del país fue épica, aunque antes de que comenzara un escándalo mi padre le sujetó la mano y con una mirada ella asintió, algo parecido pasó con Diana sólo que ella estaba más interesada en convencer a Olivia para ser la madrina del bebé, lo que a Leila le molestó mucho y no lo disimuló ni un ápice.
En algún punto, mi madre inocentemente preguntó como había recibido la noticia del bebé su familia, lo que apenó a la chica al tener que explicar que su círculo se limita a los amigos acá presentes. Mi madre se disculpó por ser indiscreta, aunque en realidad no tenía manera de conocer la situación de antemano, le aseguró que ahora además cuenta con "madre y padre politicos" que velarán por ella y el bebé.
En algún momento comencé a sentirme desplazado de mi propia familia, pues todos tenían su atención en la embarazada sin siquiera voltear su vista hacia mi. Lo verdaderamente problemático fue que llegados a ese punto, la previa conversación con mi padre no dejaba de repetirse en mi cabeza, causando estragos en mis nervios y sentimientos.
Soy plenamente consciente de que cariño no es suficiente para establecer una relación formidable, aun así no puedo negar que me aterra la idea de que otro conquiste su corazón y los aleje de mi ocasionando que me pierda momentos claves de la vida de mi bebé. Estoy siendo egoísta a más no poder, lo sé y no me retracto. Creo que quiero intentarlo, intentar ser una pareja normal que espera a su primer hijo. Quizás el tiempo sea suficiente para enamorarme de ella, de todos modos Isabel no corresponde mi amor y debo asumirlo por más doloroso que me resulte. La cuestión ahora es, ¿estará Olivia dispuesta a llevar una relación conmigo después de lo bruto que fui con ella? Aún me debato entre hacerla partícipe de mis ideas o mantenerla en la ignorancia y de ese modo evitarme su rechazo.
Tras un comienzo de año magnífico, mis padres regresaron a su hogar, no así mis hermanos y Quique, que se quedaron una semana para disfrutar de sus vacaciones y conocer la ciudad. Lugares que he visitado ocasionalmente y que en verdad, mucho no me atraen pero sirven de excusa para compartir un poco más con ellos.
Por mi parte, no pude desvincularme por completo de mi empleo, pero gracias a Mateo, sólo me presento un par de horas al día y los pendientes los resuelvo desde casa, lo que me da tiempo para unirme a dichas actividades turísticas.
Olivia y Diana congeniaron de inmediato. Mientras yo trabajo las dos afianzan su vínculo yendo de paseos y compras que la primera acepta casi obligada, no por la compañía sino más bien por los gastos que conlleva y que no le permitimos afrontar. El penúltimo día de su estadía en la ciudad me sorprendió llegar y encontrar mi sala repleta de cosas para el bebé. Al parecer mi hermana se ha propuesto invertir un gran capital en su sobrina, afirma que será una niña y la idea no me disgusta. No sé que prefiere Oli aunque tampoco creo que sea algo que la desvele.
Diana en su rol de metiche monumental y tía "casi madrina" ya determinó que mi antiguo cuarto de huéspedes será la habitación del bebé, ha hecho sacar las cosas que ahí había para disponer lo que compró. También aseguró que antes del nacimiento vendrían con mamá para ayudar a Olivia con todo, la peliazul palideció ante tal afirmación cuando agregó que además le iría comprando lo que pueda necesitar ella para ese momento, ya ni siquiera intento disuadirla, creo que comprendió que mi hermana es un hueso duro de roer, cuando se propone algo no hay poder humano que pueda hacerla desistir.
Estos días, he notado a Fran un poco distante y apocado. No soy precisamente un buen hermano, en todo este tiempo sólo he pensado en mi bienestar emocional dejando de lado que él quedó sólo en la casa paterna y está en una edad que quizás me necesita, por eso ocasione una situación en la que sólo quedemos los dos un rato para poder hablar sin interrupciones.
-Fran te noto un poco triste. ¿Estas bien? ¿Querés que hablemos?- soy directo, él es muy frontal y sé que si mis sospechas son ciertas estará más cómodo si no le damos vueltas al asunto. Su mueca que pretende ser sonrisa me indica que no me equivoco.
-¿Tanto se nota?- Consulta ¿abatido?
-Te conozco hermanito y algo te preocupa. Fran quiero que sepas que podes contar conmigo, en lo que sea.
- Gracias bro.- dibuja una sonrisa que no llega a sus ojos. Aguado en silencio, sé que más pronto que tarde me dirá que lo tiene así. Algunos minutos después carraspea.- ¿Alguna vez te sentiste atraído por un chico?- habla con la mirada en el suelo. Me sorprende su pregunta pero al instante comprendo hacia donde está dirigida la charla, pienso a toda velocidad que palabras emplear para no cohibirlo.
- Mmm gustar un chico en específico no, pero sí me pasó creer que podían gustarme. Onda, me fijaba como se vestían, como se peinaban, si tenían el cuerpo trabajado en el gimnasio y esas cosas. Creí que estaba obsesionado porque me gustaban.
-Ahh.- musita en un susurro que no hace más que confirmar mi teoría.
-¿Querés contarme que te está pasando?- sugiero esperando que lo haga.
-¿Te acordas de mi amigo Erick?- afirmo para que prosiga.- Siempre fuimos buenos amigos, desde chiquitos, pero últimamente nos volvimos más cercanos, más unidos. Leo yo siento que me estoy volviendo loco.- me apena ver dolor y vergüenza en sus orbes llenas de lágrimas.