-Leonardo, sería bueno que replantees tus prioridades y que seas absolutamente sincero al menos con vos mismo.- Sentencia con algo de fastidio mi terapeuta, es la cuarta vez que lo dice con diferentes palabras. Es un hombre de mediana edad, calvo y de pocas palabras.
Mi antiguo psicólogo se cambió de ciudad por asuntos personales pero antes me refirió al doctor Silva quien a pesar de ser reservado y hasta taciturno me inspira confianza, la suficiente para hablar sin reservas.
Es la segunda sesión en la que tratamos sobre lo acontecido con Loana sin llegar a ningún lado en realidad ya que sólo hablo yo mientras el toma notas y asiente sin casi emitir sonidos. Mas parece un monólogo en el que cuestiono y respondo por mi mismo.
Aún así, desahogarme me lleva a pensar y plantear hipótesis que no dejan de ser suposiciones que a veces me liberan y otras me atormentan un poco más.
-Tengo muy claro cuáles son mis prioridades. Lo que aún no sé es como debería sentirme con todo esto o que hacer.- Respondo otra vez lo mismo aún inmerso en mis divagaciones y negandome a aceptar lo que sé es evidente.
-Cualquier suceso, situación y acontecimiento es para cada uno parte de un proceso o ciclo. Todo ciclo tiene un punto de partida y muchas veces un final aunque nos cueste diferenciar ambos extremos.- Explica muy pausadamente como si fuera medio tonto, que quizas lo soy porque ahora si capta toda mi atención.- En tu caso podría decirse que hubo un detonante que pretendía cerrar un ciclo en tu vida y a simple vista pareciera que el final fue definitivo. Aún así, es notorio que no concluyó o bien sólo fue un punto y aparte. A mi parecer, el cambiar de trabajo, casa y amistades fue un nuevo comienzo o un paréntesis, ahí entran Olivia y Eluney en la jugada pero tu relación con Isabel sólo se pausó, cuando ella te busca todo parece volver a lo que antes fue y no la responsabilizaremos por eso, sabiendo por todo lo que pasó ella también debe estar en una encrucijada y necesitando el respaldo que vos le brindas. Sumado a lo que han vivido juntos están sus hijos de por medio, por ende el ambiente se vuelve confuso para todos y los límites se hacen borrosos.
-Supongo que tiene sentido. ¿Entonces? ¿Debería dejar que todo fluya y ya?- Pregunto más enredado de lo que ya estaba.
-No creo que sea lo mejor. Leo, acá lo más importante es que definas que sentís pero sobretodo que querés. ¿Intentar recuperar lo que tuvieron? ¿Tomar distancia con Isabel? ¿Rehacer sus vidas cada uno por su lado? - Mi pecho se comprime dolorosamente al suponer lo último, imaginarla con otro es algo a lo que no me acostumbro por otro lado después de Isa y Oli la caña está bastante alta para la mujer que quiera ocupar ese puesto y su principal reto será que la acepten mis hijos, los tres.
Es un pensamiento machista, lo sé pero es lo que siento. Empezar una nueva relación no está en mis próximos planes, ni en los más remotos. Al menos no por ahora.
A riesgo de parecer un cagoncito confieso que muero de miedo. La experiencia me ha enseñado que todo puede salir escandalosamente mal, que la muerte acecha en los rincones de nuestro propio hogar y no me siento capaz de superar otra situación como las que ya viví con respecto a eso, tan siquiera imaginar que la historia se repita en cualquiera de las posibilidades me angustia.
-Te queda pendiente responder, Leo. "¿Qué querés?" En eso te ocuparas hasta la próxima semana y si lo preferís, juntos evaluaremos los pros y contras de lo que concluyas.- Me encomienda justo antes de despedirnos hasta la próxima cita.
Las técnicas del doctor Silva difieren de las de los profesionales que antes visité pero en las siete sesiones que hemos tratado me he retirado con perspectivas distintas a las que tenía al llegar. Bien dicen que cambiar el enfoque es primordial y él me ayuda a encontrar muchos puntos de mira.
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Mi vida ha cambiado bastante en las últimas dos semanas, lo único que permanece constante son mis hijos, aunque falte Loana. Cada día, los momentos en que estoy con Eluney, con los mellis o con los tres me desconecto de todo y me permito olvidar lo que recientemente descubrí. No a mi bebé que desde que supe de su existencia se ha convertido en un pensamiento recurrente, solo olvido por un rato la decepción y el engaño, la frustración y la ira de suponer que de no ser por un descuido de mi cuñado nunca hubiese sabido la verdad.
Esa criatura, mi primogénita biológica, existió, se aferró a su madre, su corazón latió desenfrenado y su rostro tomó características propias que imagino una mezcla entre quienes la procreamos. Es mi hija, producto de una relación repleta de amor, al menos de mi parte y mis sentimientos por ella son tan puros como el de cualquiera de mis hijos.
Supe también que hay un pequeño féretro donde descansan sus restos, junto a una placa conmemorativa. Es algo que me destruye pero necesario en fin y espero poder conocer ese espacio para sentirla cerca y hablarle desde el alma, disculparme por no haber estado con ella antes, expresarle directamente que la amo tanto como a sus hermanitos.
El doctor Silva está de acuerdo en que, tal acción me ayudaría a cerrar el duelo asique pretendo no dilatar tanto el encuentro, aunque para eso debería viajar y lo más difícil, hablar con Isabel y pedirle permiso para acceder al panteón de los Frenchi donde yace.
No he vuelto a hablar con ella, precisamente ahora mis ánimos servirían únicamente para reclamarle por lo que hizo y por lo que no, cuestionarle y juzgarla sin piedad. Como ya he dicho, al sufrimiento por la pérdida lo amortigua la rabia, la impotencia que me genera que siempre se crea con el derecho de excluirme, como si fuese un pequeño al que hay que proteger de las atrocidades del mundo.
Contrario a lo que antes dije, tampoco estoy dispuesto a soltarla sin más, aunque posiblemente eso ya no esté en mis manos. Y aquí radica lo que el psicólogo me planteo, no estoy predispuesto a resolver nuestras diferencias, mucho menos a reiniciar nuestro romance pero tampoco quisiera verla con otro hombre ni yo estar con alguien más.