Seducido por la Jefa

Capítulo 46

Me dirijo al club donde los mellizos practican fútbol, su clase de hoy está a punto de terminar, si es que no terminó ya. Se están preparando para el último partido que disputarán este año, pese a ser bastante malos como equipo a todos les hace mucha ilusión competir con otros clubes de la ciudad, yo como su fanático padre los apoyo en cada encuentro aun reconociendo que es poco probable que ganen o siquiera empaten, mas no me aflige al verlos felices por participar junto a sus amiguitos.

Vamos con el tiempo justo, por eso no me detengo cuando Lule pide o más bien exige medialunas de una panadería aledaña que hemos frecuentado tantas veces como para recordarla, no es que no vaya a satisfacer su demanda sólo que no será justo en este momento como ella quisiera. Y ese es el motivo de su llanto al bajar en el estacionamiento que da a la cancha de entrenamientos donde los niños comienzan a dispersarse en busca de sus pertenencias, he llegado con lo justo.

De seguir a este ritmo tendré que idear una rutina en que mis horas diarias de sueño se limiten a tres o... ¿quizás con dos sea suficiente?.

Es tanto lo que pretendo hacer que el tiempo me resulta insuficiente. Tanto así que apenas si veo a mis amigos o a mi hermano más que de pasada y cuando de casualidad nos encontramos.

Probablemente este equivocado y este ajetreo termine por pasarme factura más temprano que tarde, no obstante no quiero ceder en nada, todo lo que ocupa mi día a día es de suma importancia para mí.

En las últimas tres semanas no he tenido descanso, cada fin de año supone un caos en el más amplio sentido de la palabra y está vez lo estoy sintiendo más. 

Por un lado está la empresa y el considerable incremento de tareas solo por las fechas que se avecinan, sumado a los constantes nuevos proyecto que Isa consigue en sus innumerables viajes. No sé exactamente cómo o porqué pero es ella quien se está encargando de las conexiones externas y por ende viaja mucho. Comparado con otras ocasiones son ausencias cortas, un máximo de dos días, a veces se marcha en la mañana y regresa entrada la noche. 

Por ende Lautaro y Lorenzo están mucho más tiempo conmigo que antes, aunque también contamos con su niñera, pero prefiero ocuparme de ellos lo que más puedo, suficiente tienen con no ver a su mamá cada día como cualquier otro crio.

Que el año lectivo esté llegando a su fin también representa más actividad fuera de lo acostumbrado y pues, aún compartiendo la movida con su madre es bastante difícil de hacer coincidir todo. No es sólo llevarlos y buscarlos cada vez que así lo requieran por más lejos que resulte, tambien es compartir y acompañarlos, hacer acto de presencia y participar de "las despedidas de año".

Eluney, no obstante, pasa demasiado tiempo con Leila cuando yo estoy trabajando y es por eso que elijo estar con ella en los momentos libres aunque implique que se adapte a una rutina como minimo movidita.

Salvo cuando está Isabel en la ciudad, que dándome un pequeño descanso los tres están con ella, no porque yo lo pida sino porque ellos lo imponen y aunque no lo considero lo más justo comprendo que quieran estar con ella tanto como conmigo. Son los niños más hermosos y dulces que haya conocido, pero sé gastan un carácter que hasta miedo dan.

Con respecto a Lule, ya he aceptado que en mi ex novia encuentra esa imagen materna de la que carece y aunque le hablo de Olivia siempre que puedo ella denomina 'mamá' a Isa y no la culpo, no tuvo la opción de conocer a la suya. Lo que sé que comenzó como simple imitación, siendo los mellizos sus mentores en muchos aspectos hoy es una costumbre que no puedo simplemente quitarle.

La otra razón que nos mantiene a todos de aquí para allá, son los hermanitos de ojitos verdes brillantes. 

Lo cierto es que aquel día, tras una extenuante ronda de testimonios, preguntas, respuestas repetidas y un millon de lagrimas de parte de Celeste nos permitieron marcharnos cuando el amanecer del siguiente día coloreaba el cielo. 

Por fortuna de los bebés se ocupó Isa quien los llevó a un lugar seguro, la casa que la organización que ella fundó posee en la ciudad para amparar a mujeres en situaciones desfavorables. Allí actualmente viven varias chicas, algunas embarazadas , otras que han dado a luz hace poco y otras que sólo están ahí hasta conseguir su lugar o para apoyar a las demás, muchas de estas con sus propios hijos a cuestas.

Quiqui y Pupe, como Elu los llama están en buenas manos, se han ganado el cariño de todas ellas y también el nuestro.

Iñaqui ha obtenido una nodriza y un hermanito de lactancia, la chica se ha ofrecido para amamantarlo dado que produce más leche que la que su hijo requiere y el glotoncito goza de las atenciones. Nada mejor que leche materna, ahora me lamentó no haber seguido el consejo de Leila cuando mi peque nació.

Irupe por su parte es una pequeña parlanchina irresistible, tan mimosa como inquieta e ingeniosa. 

Gracias a la intervención de Isabel Frenchi es que todos nosotros los visitamos casi a diario, y que Lauti, Lolo y Lule los conocieron.

Todos disfrutan el par de hora que permanecemos con ellos, las niñas juegan entre sí y los niños planean, gozan siendo quienes les enseñan nuevas monadas a los chiquitos. Tengo unos hijos tan hermosos.

Procuro visitarlos tanto como me es posible, lo hace Celeste todas las tardes y aunque no nos hemos encontrado más, tambien lo hace Isabel. A pesar del tiempo transcurrido desde el femicidio de Marcia, no ha sido posible localizar familiares vivos o que pudieran cuidar de ellos. El correr del calendario indica que su destino sera la adopción y ruego que sea mi ex novia quien se asegure de encontrarles una familia acorde a sus necesidades.

Dos torbellinos rubios se acercan veloces y los berreos de la pequeñaja a mi lado, magicamente cesan y se convierten en divertidas carcajadas que ellos celebran. ¿Cómo no?




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