—A Megan Pinkney, por medio de la presente queremos informarle que sus resultados en los diferentes exámenes que presentó la semana pasada son —Beatríz hizo una pausa leyendo rápidamente los porcentajes y números que no comprendía del todo —... De acuerdo a sus resultados y sus aptitudes usted a resultado apta para ¡Los tres empleos que solicitó!
Beatríz emocionada abrazó con fuerza a su hija sin importarle del todo el Crist Phone en sus manos.
—¡Mamá! —Chilló Megan —¿Me prestas el Crist Phone? Quiero leerlo por mi misma.
La mujer asintió y le entregó el aparato.
—¿Ya sabes cual elejiras? —indagó Beatríz.
—Tengo que pensarlo, se los diré en la cena —. Sonrió para la mujer que apenas podía contener la emoción.
—¡Iré a decírselo a Thom! —agregó dejando salir una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Podrías no decirselo? Es una sorpresa.
Beatriz se vio un poco decepcionada pero asintió y salió de la habitación.
Hace una semana Megan había ido a presentar un par de exámenes. Los exámenes eran obligatorios pero se podian elegir múltiples opciones. Esas pruebas definirían a que se dedicaría por el resto de su vida, algo parecido a un test vocacional.
La ojiazul había solicitado hacer la prueba para tres trabajos: Funcionaria del gobierno, General y Científica. No era coincidencia que eligiera los trabajos de sus padres.
Hacía no más de seis años su hermano Ian había hecho la prueba para dos empleos, uno de ellos General. Thomas estaba seguro de que su hijo lograría continuar con el legado de Generales en los Pinkney que había durado 5 generaciones. Cabe mencionar que él no logró conseguir el puesto. Thom estuvo y sigue estando muy decepcionado de Ian, aunque la decepción hacia él bajó un poco desde que Ian comenzó su servicio militar hace dos años.
Megan puso total atención en leer lo que su madre ya había dicho hace un momento, junto a todo eso también había instrucciones respecto al trabajo que eligiera.
Sólo hizo trámites para ser Funcionaria por Beatríz, la paga era buena y estaba lejos del —Segun su madre —: “Peligroso mundo exterior”. Pero ella estaba segura de que un trabajo de oficina como ese no era para nada lo que deseaba.
Sólo le restaba decidir entre ser General y ayudar en las estrategias de guerra para el ejército, o ser parte de los científicos para poder ir a las exploraciones, al fin poder mostrar sus brillantes diseños y lo más importante para ella: conocer a la Madre Eliza.
Para nadie que la conociera era un secreto que la pelinegra era una fanática de la Madre Eliza. Si Megan fuera capaz incluso de sólo saludarla se convertiría en la chica más feliz de todas las Naciones.
Un escalofrío recorrió su columna. Se emocionaba con tan sólo pensar en trabajar para Eliza.
•••
Ian Pinkney no solía ir mucho a casa de sus padres en su día libre, prefería salir con sus amigos, descansar en su departamento, o mejor aún; Ir un rato a la biblioteca, donde tenía su tan querido empleo fijo. Thom siempre tuvo mucha fe en su único hijo varón, quería verlo convertirse en General, por desgracia, a Ian no le llamaba la atención las tácticas de ataque y defensa de la Nación, sin duda, prefería leerlas a crearlas.
Cuando falló en el examen vocacional, su padre de verdad se enojó con él, llegando al punto de ignorar su existencia. Por eso, cuando la solicitud del servicio militar llegó a sus manos, no dudó en enlistarse. Después de eso su relación con Thomas mejoró constantemente. A Ian no le molestaba sufrir un poco siempre y cuando su padre lo notara, todos siempre felicitaban a su hermana. Megan siempre destacaba, pocas veces se daban cuenta del esfuerzo que él hacía.
Ese día por suerte para él, su jefe no había pactado ninguna junta, y ya que hacía casi un mes que no comía comida casera decidió visitar a su olvidada família.
Beatriz se lanzó a los brazos de su hijo nada más verlo.
—¿¡Qué te pasó!? Estas tan, tan —la mujer de cabellos castaños buscó una palabra adecuada —grande —dijo al fin.
Ian rió.
—No es nada mamá, sólo subí un par de kilos.
—Aun así, te ves muy. Robusto.
—¡Dejalo en paz mujer! Es puro músculo. Los necesitará si quiere sobrevivir, ahí dentro es una carnicería —agregó Thomas refiriéndose al cuartel de entrenamiento.
Esas palabras no relajaron a Beatríz en lo absoluto. Mas ella no mostró su desacuerdo, no quería arruinar ese día molestandose por pequeñeces.
Megan salió de la cocina.
—Mamá, ya puse los platos —la chica al ver a su hermano salió corriendo a darle un abrazo —te extrañe mucho —susurró contra su hombro.
Ian le regreso el abrazo, luego de un rato de charla trivial pasaron al comedor.
—¡Llegaron los resultados de Megan! ¿Recuerdas lo emocionado que estabas cuando recibiste los tuyos? Parecías un niño —mencionó Beatríz.
—Lo sigue pareciendo —rió Megan en un murmullo siendo pronto reprimida por Thom y recibiendo una mala cara por parte de Ian.
—¿Qué Puesto? —Indagó Thomas antes de meter un pedazo de papa a su boca.
—Fui aceptada en los tres puestos que solicité y aún no me deci-
Megan fue interrumpida por la repentina tos de su padre.
—¡Thom! ¿¡Estas bien!?
Thomas le hizo una seña a su esposa diciéndole sin palabras que estaba bien.
—Perdón, la comida se me fue por otro lado —rió —¿Qué me decías Megan?
La pelinegra respiró profundo y continuó:
—Mis opciones son Funcionaria, Científica y General.
El silencio se instaló en la mesa.
—¡Wow! Bueno, muchas felicidades ¿Cuándo planeabas decirme sobre los trámites para General?
—Yo quería que fuera una sorpresa.
—¡Pues vaya sorpresa me has dado! —exclamó él —vas a rechazar ese puesto ¿Entendido?