El colmo fue en la cena navideña.
La mayoría estábamos borrachos y tú estabas bailando en la cochera con Carolina y Estefanía mientras el resto estábamos en la sala regados entre el suelo y los sillones.
—No sabes lo feliz que me hace estar con ella otra vez. Pero era obvio que iba a regresar. De todos sus conocidos, soy el único que le puede dar la vida que se merece y ella lo sabe. ¿Te imaginas si me hubiera quedado en la banda con ustedes? Jamás tendría la oportunidad de poseer todo lo que me gusta.
No sé si se fue el alcohol o sus palabras. Pero los ojos se me llenaron de lágrimas.