Segunda oportunidad

Presente

Las luces de los automóviles iluminan las calles, la plaza está repleta de gente, me subo a mi coche. 

No hay mucho para quejarme de mi vida, pero no me gusta. No es que me vaya mal, tengo un empleo estable y gano bien, no tengo deudas, no me siento a gusto en mi puesto de trabajo, no es lo que me apasiona, pero no tengo otra opción. 

Hace diez años me imaginaba que sería una talentosa cantante o sería una exitosa ejecutiva, y estaría casada con el amor de mi vida, lamentablemente todo eso no paso, no paso por mi culpa, arruine todo por mis miedos e inseguridades. 

No hay día en el que desee cambiar lo que paso hace 10 años, daría lo que fuera por cambiar el pasado.
Daniel ha sido la única persona a la cual he querido, no logro olvidarlo, siempre recuerdo su voz, la forma tierna de mirarme, el cómo se preocupaba de mí, recordar todo esto se siente como si me clavaran un cuchillo en el corazón. 

Hace mucho tiempo perdí comunicación con él, así que no hay manera de volver hablar con él, y ¿para qué?, lo más seguro es que no sienta nada por mí, tal vez ni se acuerda de mí, me lo merezco por haberlo dejado ir, por no haberle dicho lo que él provocaba en mí. Lamentarme no me sirve de nada. 

He llegado a mi apartamento, mi gato me recibe en la puerta, maúlla con felicidad, se levanta en dos patas para que lo abrace. Mi gato es mi fuente de felicidad. 

Me dirijo a mi habitación, me recuesto sobre la cama, mi mente se inunda de recuerdos de hace 10 años, desearía cambiarlos por otros mejores. 

Siempre fui tímida, me costaba hacer amigos, era el blanco perfecto para el acoso. Odio mi adolescencia.
Toda la adolescencia me la viví acomplejada y triste. Era incapaz de defenderme de los ataques de los demás, era muy cobarde y me arrepiento de eso. 

Varias veces fingí estar enferma con tal de no ir a la escuela, sentía que no le importaba a nadie, cada vez que pedía ayuda me decían que eran problemas tontos y que todo era mi culpa, y sí, es mi culpa, por creer que alguien podría tener compasión conmigo, si fu mi culpa ser una cobarde incapaz de defenderme.
Mis ojos se han inundado de lágrimas, odio recordar el pasado, pero me es imposible no hacerlo. 

Tomo una ducha y me duermo, de verdad me siento cansada, estoy cansada de recordar el pasado y de cargar con él, ya es hora de que lo supere, no puedo vivir así para siempre.


Es un nuevo día, la luz del sol se escabulle por un hueco que ha dejado la cortina, miro a mi alrededor, ¿por qué todo se ve diferente?, ¿por qué mi habitación luce como la que tenía cuando era adolescente?, mis pensamientos son interrumpidos por una voz que me suena familiar. 

-Renata, cariño, ya es hora de levantarte si no llegaras tarde a la escuela- dice mi madre mientras entra a mi habitación. 

-¿Eh? ¿Escuela?, espera, mejor dicho, ¿qué haces aquí mamá?- pregunto muy confundida. 

Mirando alrededor me topo con un espejo, al mirar el reflejo me doy cuenta de que soy adolescente de nuevo.



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En el texto hay: romance, viaje en el tiempo

Editado: 23.05.2024

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