Tal como dijo el rey, la persona que nos llevaría a mi madre y a mí al castillo de invierno era Oliver, hasta la hora no sabía nada sobre él, pero siento que es alguien de confiar, es decir, la cercanía que tiene con mi madre me da confianza; ver la forma en la que mira a mi madre y como actúa con el rey, aun no lo tengo claro pero me da tranquilidad el simple hecho de verlo.
Nuestro carruaje partió antes del amanecer, no olvidare su rostro al vernos bajar por las escaleras, creo que sus expresiones son las que me dan tranquilidad, él es tan expresivo, no sabe ocultar sus emociones, es como un libro abierto; nos miraba con tal tristeza que por un momento pensé que se trataba de la misma Parca.
A pesar de que durante todo el trayecto estuve en los brazos de mi madre, en ningún momento bajo la mirada hacía mi, sus ojos estaban clavados en la ventana, podía escucharla suspirar cada cierto tiempo. Estoy segura de que le entristece dejar el castillo y mucho mas en esta situación. Pude escuchar otro suspiro, sin lugar a duda, este viaje no era de su agrado; siempre creí que un bebé era la alegría de sus padres, la luz que les iluminaría la vida, lamentablemente, no siempre es de esa forma, me avergüenza haber vivido pensando de esa forma durante tanto tiempo.
Por mi parte, no me molesta tener que vivir alejada de la "ciudad", pudo haber sido mucho peor, es decir, pensé que nos iba a matar a ambas. No hay nada peor que eso. Quizás a mí madre no le guste mucho la idea de vivir alejada, puedo entenderla, ella vive en un castillo enorme y lleno de lujos, pero ahora debe de vivir en un castillo viejo en quien sabe donde realmente.
Lo único que podía ver pasar por la ventana, eran grandes árboles, uno tras de otro. Al poco tiempo mi madre me alzó un poco más, al principio no entendí el motivo pero cuando vi por la ventana lo entendí, había un gran campo pintado de flores, era hermoso, a lo lejos se podían ver caballos correr libremente. Mi madre no dijo nada y yo por mi parte no hice ningún movimiento, era una escena tan increíble y bonita, no quería hacer nada que pudiera distraerme de la paz y tranquilidad que irradiaba ese simple paisaje.
Sin sida era fascinante, en mi antigua vida solo podía ver escenas así en películas, es una desventaja de vivir en una gran ciudad, quizás es por ello que no me molesta vivir en un castillo alejado de todo.
El carruaje se detuvo varios minutos más tarde, para ese momento tanto mi madre como yo nos habíamos quedado dormidas. Fue Oliver quien nos despertó y ayudó a bajar del carruaje; el castillo era enorme, parecía algo viejo y pasado de moda pero eso solo le aumentaba su belleza. No soy capaz de decir cuantos pisos tenía el castillo, ni siquiera sé si soy capaz de describirlo como es realmente. Era completamente blanco como la nieve, podría decir que brillaba con el sol, pero el techo era oscuro, casi negro azabache. Quien sea que haya diseñado este castillo hizo un increíble trabajo.
Me pregunto si habrá alguna diferencia con el otro castillo, es enorme y de seguro está lleno de sirvientes, es decir, es la reina quien va a comenzar a vivir en este lugar. No me quiero ilusionar pero... Quizás tiene un jardín igual de hermoso que el del castillo del rey. Estoy ansiosa por poder comenzar a ver el castillo.
—¡Oliver! ¿Qué esperas? Vamos... —Mientras yo me deleitaba con la apariencia del castillo, mi madre ya había caminado hacia la puesta de este, dejando a Oliver aún en el carruaje. Aunque estuviera frente a la puerta principal, mi madre no la había abierto, de hecho comenzó a agitar su mano para que él comenzará a caminar más rápido.
Oliver no hizo nada más que reír antes de tomar la maleta de mi madre y caminar hacia nosotras, insisto, algo en él me suena familiar, puede que solo le esté confundiendo con alguien.
Cuando estuvo a nuestro lado, él se encargo de abrirnos la puerta, por eso mi madre no había entrado antes, ella no tenía las llaves de este lugar. Cuando abrió las grandes puertas, se pudo ver un salón completamente vacío, silencioso y limpio. Todo ese brillo y luz que mostraba el castillo se desvaneció al entrar. La ausencia de personas, las grandes y pesadas cortinas cerradas, la oscuridad y el silencio le daba un toque lúgubre. Me siento extraña, es la primera vez que vengo a este lugar, pero siento que ya lo conozco.
—No pensé que estaría completamente vació, hace unos días los sirvientes corrían de un lado a otro...
—No te preocupes, Oliver. De seguro ellos vendrán en un par de horas, aun es demasiado temprano, solo hay que esperar. —Se quedo callada un momento. —¿Crees que en este lugar puede haber una silla de bebé? —Él se quedo pensando un momento.
—Tengo entendido que una familia de condes construyo este castillo para su única hija, así que, puede que haya alguna en las habitaciones de arriba, pero han pasado tantos años, espero encontrar algo en buen estado. —Se volteo para subir por las escaleras pero mi madre le detuvo antes de que pisara el primer peldaño, me había extendido hacia él, lo cual pareció sorprenderle.
—No te burles... Es solo que... Durante las guerras no voy sosteniendo bebés. —Lo dijo de una tan seria y simple que no pude evitar asustarme, la risa de mi madre había desaparecido por completo.
—No pienses sobre eso... No es tan complicado, debes de tener cuidado con su cabeza, de esta forma esta bien. —Ella le ayudo a sostenerme. —Tu ve al piso de arriba mientras yo arreglo este lugar, hace un hermoso día como para que las cortinas se mantengan cerradas.