Seis Son Mejor Que Uno

Capítulo 2

Al día siguiente, Kayla y Airy estaban en camino hacia la casa de sus amigos, para contarles lo de la noche anterior, y ponerse de acuerdo en qué día ejecutarán el plan.

Cuando llegaron a la casa, Sebastián les abrió la puerta con una sonrisa, donde se notaban sus perfectos dientes, él era el tipo de chico por el cual, todas las chicas babeaban, pero lastimosamente, a él le interesaban más los chicos, si, es gay.

-¡Hola chicas! Pasen, pasen - les dijo el pelinegro, mientras daba un paso hacia atrás, así abrió mejor la puerta, y pudieron entrar.

-¡Hola! - saludaron las dos al unísono, para luego adrentarse a la casa.

Al entrar los tres, se fueron directo a la cocina, donde se encontraba Alan y Erick haciendo el desayuno.

-Hola chicas, ¿Quieren waffles de desayunar? - preguntó el rubio, volteando a ver a cada una.

-Si, claro - dijo la pelirroja, sentándose en la barra.

- ¿Les ayudo en algo? - preguntó la pelinegra, acercándose a los chicos con una sonrisa.

-No, pero gracias, siéntese ya les vamos a servir - dijo el ruloso, sirviendo los waffles en platos.

Acabando de desayunar se sentaron en la sala, para platicar de lo sucedido la noche anterior.

-Y bien... ¿Qué nos querían contar? - preguntó el pelinegro con una ceja enarcada.

Las chicas contaron todo lo que paso, sin evitar ningún detalle.

Los chicos se quedaron quietos por un momento, con la mirada fija en sus amigas, intentando descifrar si era algún tipo de broma.

-Entonces... ¿No es broma? - dijo el ruloso, mirándolas con los ojos entre cerrados.

-Es la milésima vez que te decimos que ¡No! - dijo la pelirroja, exaltándose.

-¡Bien!, no hay necesidad de gritar - dijo el ruloso, encogiéndose en su lugar.

-Okay... desde ahora vamos a estar al pendiente, de cualquier cosa rara que vean, ¿Están de acuerdo? - dijo el pelinegro, con un tono asustado.

Todos asintieron, se quedaron toda la tarde viendo la tele, decidieron (solo los chicos) poner una película de terror, Sebastián se sentó en el sillón individual, Airy en la esquina derecha, todo lo contrario a Kayla, por lo que los chicos quedaron enmedio de ellas, Alan se quedó a un lado de Kayla, y Erick a un lado de Airy.

En un momento de la película solo Airy, Sebastián y Kayla se asustaron, causando que Erick y Alan soltaran una carcajada, por lo que recibieron tres miradas de pocos amigos; para luego seguir viendo la película.

De lo que Kayla no se dio cuenta, fue que por el susto, agarró la mano de Alan. Él claro que se percató y sin embargo, no protestó, sino que la sostuvo más fuerte.

Acabando de ver la película, notaron que ya era muy tarde, así que invitaron a las chicas a quedarse a dormir.

-Mi cama es individual, y dudo mucho que alguien quepa conmigo - dijo el pelinegro, haciendo una mueca - pero... Alan puede compartir con Kayla, y Erick con Airy - dijo, para mirar a cada uno de forma pícara.

La pelirroja sabía porque lo decía su amigo, para voltear a ver a su amiga de la misma forma, ocasionando que ella se sonrojara.

-Por mi no hay problema - contestó rápidamente la pelirroja, luego sin dar tiempo de opinar a nadie, jalo del brazo a Erick, para irse a dormir.

-Pues... creo que te toca dormir conmigo - dijo el rubio, volteando a ver a la pelinegra, con una sonrisa nerviosa.

-S...si, creo que si - balbuceo la pelinegra, volteando a ver al rubio con una sonrisa tímida.

-Bueno, yo me voy a dormir, Buenas Noches, tortolitos - dijo el pelinegro, soltando una risita cómplice - ¡No hagan nada que yo no haría! - gritó desde arriba de las escaleras.

Kayla, estaba como un tómate mirando hacia otro lado que no fuera Alan, a él le pareció tierna su reacción y sonrió de oreja a oreja, para luego agarrarle la barbilla y levantar su cara, lo que provocó que ella se sintiera aún más nerviosa que antes.

-Son unos idiotas, no les hagas caso, pero si te sientes incómoda, yo duermo en la sala y tu en mi cuarto, por mi no hay problema - dijo el rubio, manteniendo su sonrisa.

-N...no me sie...siento incómoda, ¿Tú te sientes incómodo? - preguntó la pelinegra, mirándolo a los ojos y sintiéndo los nervios a flor de piel.

-No, claro que no... ¿Traes pijama o ropa de cambio? - le preguntó, dejándole de agarrar la barbilla para quitarle un mechón de cabello del rostro, y posarlo detrás de su oreja.

-No, no traje nada - respondió, mientras aprovechaba a admirar cada parte de su rostro, sintiéndose menos nerviosa.

-Bien... si quieres te presto algo de mi armario, para que duermas cómoda - dijo el rubio, para luego agarrar la muñeca de la pelinegra, y dirigirse hacia las escaleras y subir a su habitación.

-Okay - contestó, y se limitó a seguirlo.

Al llegar a la habitación él le ofreció una playera blanca lisa, un short y un poleron azul marino, ya que hacía frío.

-Si quieres bañate en mi baño, yo me voy al que está en el pasillo - dijo el rubio, sin esperar respuesta, salió de la habitación para irse a bañar.

Kayla se quedó unos segundo parada en el mismo lugar, asimilando el hecho de que dormiría con su crush de la infancia, volviendo a sentir los nervios de hace unos minutos, regresó a la realidad, aprovechando que él no se encontraba ahí para admirar su cuarto.

Las paredes eran de color azul oscuro, tenía varios pósters de sus bandas favoritas, su cama es matrimonial con colchas grises totalmente lisa. Notó que el es organizado, comenzó a caminar alrededor de la habitación hasta que se detuvo enfrente de su escritorio, en él se encontraba un cuaderno donde parecía tener notas, quizá importantes, pero decidió no leerlas. Después de varios minutos observando la habitación, se metió a bañar.

Kayla acabando de bañarse, se vistió para salir y encontrarse a un Alan de espaldas buscando algo en sus cajones, con una toalla enrollada en su cintura, dejando su torso descubierto, él no se percató de que Kayla estaba ahí, en lo que el seguía buscando quién sabe qué, ella se quedó helada como piedra en la puerta del baño, con la boca abierta, viéndo hasta el más mínimo detalle del torso de Alan.




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