Parte 1
Aquella fue una mala noche, no pude concebir el sueño y cuando lo logre solo pude soñar con aquel preciso momento, era la primera vez que siquiera tocaba a una chica y por si fuera poco parte de mi lo disfruto, sin duda alguna tome una decisión aquella noche, la cual seria no volver a hablar con nadie dentro de mi habitación y mucho menos en mi cama.
Ya a la mañana siguiente me levante completamente adolorido, parecía ser que no solo pegue un mal sueño, sino que desperté con un dolor insoportable en la cabeza, no parecía que fuera algo tan grave así que no le tome mucha importancia en ese momento, me vestí rápidamente y baje para poder asearme.
Una vez listo para otro día fui directamente al almacén para poder ayudar a mover las cajas de frutas que había llegado hoy por la mañana, ya dentro del almacén me esperaba Solrak ya acomodando algunas cajas de allí, al momento que se dio cuenta de que había entrado se dio vuelta y me saludo como de costumbre.
—He, Sato, ¿Cómo estas chico?.
—Buenas Sr Solrak... ya estoy listo para llevar las cajas.
Por alguna razón mi voz se escuchaba algo mas trabado de lo normal y el señor Solrak se había dado cuenta de ello.
—Emm, no parece que estés en optimas condiciones, además, parece que estas pescando un resfriado.
—¿Resfriado?...
—Si, eso parece.
Mientras afirmaba que se trataba de un resfriado, Solrak se acerca a mi y pone una de sus manos en mi cabeza.
—Emm, parece que aun no es grave, así que será mejor que vuelvas a la cama.
—P-pero, hoy debo ayudar con la tienda...
—Tranquilo, es mejor que por ahora trates de mejorarte, seria malo si mi mesero se enferma una temporada, ve a descansar. por ahora me encargare yo.
—¿Esta seguro de esto?
—Créeme, este viejo ha manejado esta cantina por años, esto no es nada, jajaja.
Solrak respondió con mucha honestidad, luego de eso recordé que antes de que yo llegase aquí el ya se encargaba solo de este lugar, así que en parte no tenia de que preocuparme en ir a descansar un momento.
Luego de un rato me dirigí a mi cuarto y me volví a cambiar para entrar a la cama, era algo fastidioso hacer esto pero no tenia otra opción, mientras estaba en cama sin hacer nada el dolor comenzaba a empeorar, no entendía porque me sentía así cuando ayer a la noche no sentía ningún tipo de dolor.
Mientras estaba sufriendo en mi cama me di cuenta de que mi protección divina estaba comenzando a brillar como aquella vez en la biblioteca, no entendía nada de lo que pasaba pero decidí tomar la piedra para ver que era lo que pasaba, no entendía como pero por alguna razón sentía que la piedra me hablaba pero no entendía lo que me quería decir, antes de que siquiera pudiese descifrarlo sentía que alguien se acercaba a mi cuarto.
Del otro lado estaba Yukue con una cubeta con agua, un trapo y tenia puesto un mantel parecido al que yo uso para servir las mesas.
—Y-yukue, ¿Qué haces aquí?...
—Mi padre me dijo que hoy no trabajarías porque estabas pillando un resfriado, así que vine a cuidarte.
—¿Cuidarme?.
Ella se acerco a mi cama y se sentó en el suelo, agarro el trapo y lo sumergió en la cubeta con agua, luego de eso la saco y la exprimió, levanto un poco mi cabello y puso aquel trapo en mi frente.
Sin duda Yukue era un persona muy amable como para atenderme de esta forma, me sentía algo afortunado por esto.
—Listo, ahora deberías dormir para poder levantarte curado.
—No creo que funcione de esa forma...
Mientras ella me decía aquello, le hice caso y cerré mis ojos para concebir el sueño, no podía verla pero sentía que ella no se movía de su lugar en ningún momento, luego de un momento mis ojos se volvían mas pesados hasta quedarme completamente dormido.
De depende siento como si estuviera en un lugar diferente a la cama de donde estaba antes y el dolor de cabeza que sentía no estaba, ¿Esto es un sueño?, luego de un momento mi protección divina aparece frente a mi, pero, algo estaba fuera de lugar por alguna razón, lo sentía, una vez mire a la piedra color roja frente a mi pude notar otra cosa, a lo lejos había otra piedra idéntica a la mía brillando en la otra punta de esta absoluta nada, pero esa piedra no estaba sola, no podía distinguirlo muy bien pero, había otra persona allí, alguien que tenia una protección divina idéntica a la mía...
Por alguna razón no podía ver nada a mi alrededor pero sentía un suelo inexistente debajo de mis pies, lentamente comencé a caminar hacia aquella persona que se encontraba frente a mi, poco a poco me fui acercando mas y aquella persona que veía a lo lejos también se acercaba lentamente hacia mi, así fue un rato hasta que pude notar mas de su apariencia, parecía ser un chico con una edad cercana a la mía pero mucho menor, su cabello era algo largo con un color azul fuerte, tenia unas ropas normales pero algo parecida a las que llevaban los aventureros de la cantina, también note el color de sus ojos, eran un verde muy claro.
Una vez estuvimos frente a frente nuestras miradas se cruzaron y no se movían de lugar de ningún modo, lo primero que paso por mi cabeza seria que el hable primero pero creí que el estaba esperando lo mismo de mi, pero, antes de que siquiera preguntara algo el hablo con firmeza y una calma increíble.