Finalmente, tras adivinar más o menos cuales de entre la montaña de documentos de su mesa eran los que me tenía que llevar, pude organizarlos y salir a toda prisa a tiempo para tomar el último tren. Casi estaba cerrando las puertas cuando di el último salto desde el andén y pude abordarlo.
Mientras resoplaba y me recomponía de la carrera, no podía evitar hervir de ira… Ese idiota de Takano… ¿Qué gestiones tendrá que hacer a estas horas de la noche? Ni siquiera tuve ocasión de negarme. ¿Salir esta noche con él? ¿Después de que arruinó mi tarde libre? ¡Ni en broma! ¿Qué se habrá creído…?
Me había quedado tan absorto en mis pensamientos que ni me di cuenta de que el viaje había terminado. Fue la megafonía del tren la que anunció mi estación en lo que me parecieron pocos segundos. Enseguida el tren empezó a aminorar la marcha y me puse de pie para acercarme a la puerta. Como de costumbre, a esa altura del viaje apenas había ya pasajeros.
Salí del tren tan pronto como se detuvo y subí las escaleras para salir a la superficie, pensando en lo que me apetecía volver a relajarme en casa, a solas, con alguna cena rápida. Sin duda, el plan de Takano era lo que menos me apetecía. Compraré algo rápido en el Mini Market y entraré lo más sigiloso posible en casa. Luego apagaré el teléfono y así no me molestará…
Pero claro… como no podía ser de otra forma, siempre que pensaba de esa manera, mi teléfono acababa sonando. Ya estaba por entrar por la puerta automática de la tienda cuando oí el tono de llamada y mi bolsillo empezó a vibrar. ¿En serio? ¿Es que tiene algún tipo de sensor en mi cabeza o algo así?
Sin embargo, me sorprendió ver que no se trataba de Takano, sino de Yokozawa, lo cual me inquietaba aún más. ¿Qué podría querer a esas horas de la noche? No podía ser nada bueno. Seguramente cometí algún error y llamaba para abroncarme por ello… Si es así, no escaparé de Takano esta noche…
— Bu-buenas noches Yokoz…
— ¡¡ONODERA!! — Interrumpió muy alterado — ¡¡MASAMUNE HA TENIDO UN ACCIDENTE CON EL AUTOMÓVIL!! ¡¡ESTAMOS EN EL HOSPITAL!!
En ese instante sentí como el mundo se paraba bajo mis pies. Mi cuerpo entero empezó a temblar como nunca antes, e incluso mi bolso se me escapó de las manos y acabó en el suelo. ¿Ta…Takano?
— ¿¿QUÉ HA OCURRIDO?? — Pregunté inquieto una vez que pude recuperar el aliento — ¿¿CÓMO ESTÁ??
— ¡Aún no se nada! ¡Está con los médicos y no me dicen nada! ¡Apresúrate y ven en seguida!
— ¡VOY PARA ALLÁ!
A toda prisa me dirigí hasta la parada de Taxi más cercana, casi sin aliento. De hecho, monté tan rápido que el taxista apenas había podido verme. Entre jadeos, intenté explicarle el destino al que me dirigía con una voz ronca que apenas pudo vocalizar la palabra “HOS-PI-TAL”. Sin embargo, él pareció comprenderlo, porque enseguida arrancó el auto y me llevó hasta allí a toda velocidad por las oscuras calles.
¿Qué le había pasado a Takano? Se supone que iba a venir a buscarme esta noche. A pesar de que hubiera preferido estar en casa, ahora desearía no haber tenido esos estúpidos pensamientos y tenerle a mi lado… Sólo espero que esté bien… Takano-san…
A la velocidad que nos movíamos, y aunque a mí me parecieron horas, llegamos pronto al hospital. Pagué al chico y bajé del vehículo con mi bolsa a cuestas, entrando hasta el primer mostrador que encontré. Muy nervioso, llegué hasta una chica que me indicó
En apenas unos minutos -aunque a mí me parecieron horas- llegamos al hospital. Bajé del taxi con mi bolsa a cuestas y corrí hasta el primer mostrador que encontré. La chica que atendía me indicó:
— Le encontrará en Observación de Urgencias, pero no le dejaran pasar si no es familiar.
— ¡Gracias!
Por supuesto ignoré la advertencia de la chica, así como todos los carteles que encontré por los corredores y puertas de camino a la zona que me había dicho. Buscaba desesperadamente la habitación de Takano, y nada me detendría. Finalmente, tras dar un par de rodeos, localicé la habitación donde estaba puesto su nombre completo. Sin pensármelo, me abalancé sobre la puerta justo cuando un sanitario me cortó el paso:
— ¡Oiga!¡No puede estar aquí!¡Ese paciente está delicado y no puede recibir visitas más que de familiares!
— Yo… ¡Tengo que entrar! — Respondí desafiante.
— ¿Quién es usted? ¿Es familiar del paciente?
— Yo… — Titubeé —. Esto… Yo…
— ¡Es su novio! — Afirmó una voz autoritaria a nuestra espalda — ¡Déjele entrar de una vez!
Cuando me volví era Yokozawa, que vestía su camisa con las mangas remangadas y la corbata suelta. No pude evitar sorprenderme de sus palabras. ¿Su novio? ¡¡Que importa eso ahora!!
Enseguida Yokozawa abrió la puerta y me dio paso a la habitación donde estaba Takano. Yacía sobre la cama con bastante mal aspecto… Sus brazos y piernas estaban vendados casi al completo, dejando solo ver las manos y pies. También su frente estaba vendada, y en su cara eran visibles magulladuras y apósitos para cubrir las heridas, que estaban visiblemente empapadas de sangre. Sus ojos estaban cerrados y muy hinchados, tanto que apenas podía reconocerle. Allí de pie frente a su cama, ni siquiera sabía qué hacer.