Me subí a mi auto dispuesto a abrir el sobre, así que saqué aquel sobre blanco que no tenía ninguna referencia sobre el emisor o el receptor, lo cual me hizo pensar en que la mujer no mentía cuando dijo que una mujer le había entregado la carta personalmente y no así la oficina de correos. Rompí el sobre y saqué la carta:
Padres:
Lamento responder tan tarde su carta, pero me comprenderás madre que se me es difícil mostrarme amable y gentil frente a todo, y mentiría si dijera que muestro algún tipo de empatía por su situación.
Hui, es verdad, y debí quedarme con orgullo a aceptar mi castigo en aquel lugar, tan solo para mostrarles mi valía y hacerles saber que, así como lo hice una vez, lo volvería a hacer de nuevo si se retrocediera mi vida en el tiempo.
Te ruego no me vuelvas a escribir, pero te agradezco tu preocupación, ahora vivo feliz, feliz en lo que cabe, más feliz de lo que podría haber vivido con ustedes, espero todo les salga, pue no le deseo mal alguno a nadie.
Timmy
Era increíble, en la carta se notaba ese total desprecio a sus padres y el no callaba en decirlo, parecía que lo que quería lograr con esa carta era destruir todo tipo de relación con ellos. Sin más, retomé la meditación con respecto a lo que estaba pasando, me sorprendía aquella falta de importancia que le daba a esta situación. Timmy nunca tuvo la intensión de arreglar las cosas, jamás se arrepintió de lo que hizo, simplemente se expresó como mejor le parecía, ¿Qué hacer ahora?, ¿este era el final de mi camino?, ya me sentía atrapado dos veces en un solo día, simplemente las cosas no tomaban el rumbo que a mí me hubiera gustado que tomara, simplemente no era tan fácil, y ahí recordé, ¿qué tenía en ventaja en ese momento?, increíblemente la respuesta estaba estática en mi mano, sabía muy bien que aquella carta había sido enviada mediante una persona de confianza, una persona que conociera además la historia de Timmy, y por lo tanto no estuviera dispuesta a hacer preguntas, sino, más bien a seguir ordenes, alguien a quien Timmy no tuviera que rendir cuentas al final de todo, ¿conocía a alguien con esas características?, ¡por supuesto!. Alice era la única persona en todo el círculo de Timmy que sería capaz de realizar dicha empresa, así que encendí el auto y me dispuse a volver a Storville para poder realizar una entrevista con ella, (como si fuera la persona más importante del mundo, aunque para mi si lo era en esos momentos).
Conduje durante una hora, hasta poder llegar a casa de Alice, ella abrió la puerta como si esperara a que yo llegara, no parecía sorprendida de mi regreso a su hogar. Aún existían esos amuletos ahí, era momento de obtener respuestas a todas mis dudas, así que en cuanto me invitó a pasar entré, me senté en el mismo lugar que la última vez.
- Ahora ya sabes lo que pasó con ellos, ¿verdad? – Me dijo cabizbaja – ahora sabes que fue de ellos
- Ahora lo sé, ¿Timmy lo supo?
- ¿Qué sus padres murieron?
- Que murieron sin obtener una repuesta de su parte
- Lo supo, poco antes de que alistara sus cosas y se marchara de Storville, no puedo asegurar que sea la razón de su decisión, pero, sin duda fue la gota que rebalsó el vaso, y eso me hirió
- Cuéntame, ¿Qué relación tenían en realidad ustedes?
- Fuimos amigos, ya se lo dije, solamente eso, de ese tipo de amigos que cruzan miradas provocando diferentes reacciones uno en el otro, que jamás dijeron nada y dejaron con la duda de sus miradas al otro – me dijo de forma melancólica, y mientras lo decía sus ojos se cristalizaban en unas gotas de lágrimas
- ¿Y que provocaba en ti?
- Amor – respondió sin basilar – es difícil explicarlo, sin duda muchos, incluso yo, podrá decir que tan solo era un gran y profundo sentimiento de agradecimiento, a causa de lo que pasó
- ¿Y era eso?
- No, no lo era, tal vez en un principio, pero, al final no fue solo eso. Cuando llegue a este lugar y tuve que empezar a ganarme la vida como pudiera, aún si eso costaba mi dignidad, la gente de este pueblo no lo entendió, y empezó a señalarme con el dedo, acusándome de estar corrompiendo la moralidad de este pueblo, y por mucho tiempo estuve sola, apoyándome en mí misma para poder resistir estas angustias. Hasta que llegó él, ese tipo falco, cabello largo y descuidado, una mirada perdida en sus propios pensamientos, una sonrisa fingida a causa de tener que verse bien ante los demás, un penetrante olor a cigarro, ojeras notorias por sus noches en vela, sus labios partidos a causa de u resequedad, una pobre barba que jamás crecía, una voz ronca a causa de su adicción al tabaco, sus distraídas palabras al momento de pensar en voz alta, su encanto por la música a todo volumen, esos dedos largos y flacos, que llevaban un anillo de adorno, ese arete en su oreja izquierda, su torso fuerte que te apretaba cuando recibías un abrazo de él, su cicatrices en el pecho, a causa de cortaduras antiguas, cuatro cicatrices por quemaduras en su brazo izquierdo, y su mirada melancólica que parecía que mientras más la mirabas, más te hundía en él, ese muchacho fue quien me abrió las puertas de su vida para dejarme entrar en ella, y yo hice lo mismo, pasamos muchas cosas juntos, viajes, instancias, noches de bohemia y en vela, noches frías y noches cálidas.
Editado: 26.11.2018