Selcouth

6

Saskia puso mala cara cuando se sentó en la cafetería, donde su hermano ya la esperaba con un grupo de chicos, entre ellos Keith.

—¡Buenos días!—Keith se acercó a ella, deslizándose por la silla para llegar a su lado.

—Oye. ¿Qué he dicho? Espacio personal. —Cole lo empujó, jalando de su brazo.

—Buenos días. —Susurró Saskia, adormecida. —¿Dormiste bien?

—¡Feliz como una perdiz! —Exclamó Keith.

Cole le puso mala cara y luego miró a si hermana

—Todo en orden. ¿Tú?

—Solo dormí dos horas, no podía conseguir el sueño. En fin, ¿Ya podemos irnos? No tengo batería en mi teléfono y apuesto que tengo treinta llamadas del jefe.

—Pues, ojalá que si. —Murmuró Cole. —También lo tengo apagado.

—Puedo prestarles mi cargador. —Ofreció uno de los chicos.

Saskia y Cole lo miraron agradadecidos.

—Vale, iré a buscarlo. —Se pone de pie. —Cuiden mi desayuno, infelices.

—Acompañalo. —Saskia le dio una patada a su mellizo.

Él muerde su tostada lentamente mirándola, en señal de que no lo hará. Saskia se puso de pie y caminó convencida detrás del chico.

Ambos caminaron en silencio sin ni siquiera presentarse, fueron hacia el ascensor donde vieron a Blair también esperándolo.

Saskia no lo saludo y se colocó detrás de él para evitar que la viera. Sin embargo, Blair al instante supo que estaba ella allí parada pero no se inmutó.

El ascensor abre sus puertas grisáceas y acto seguido los tres entran.

—¿Piso? –Preguntó Blair, señalando los botones.

—Ah, el piso 4.—Contestó Jeremy.

Blair tocó el piso, y Saskia tuvo la necesidad de fingir estar concentrada en algo. No había muchas opciones, de hecho ¿Qué tipo de opciones hay dentro de un ascensor? Miró el techo unos segundos, con sus cejas fruncidas fingiendo ver algo más allá.

—¿Tiene algún daño el techo, Saskia?

Saskia miró a Blair sorprendida, sin embargo no tardó en retomar su postura indiferente y mirar por las paredes del cristal del ascensor.

—Parece sucio.

Blair intentó no sonreír divertido, mientras que Jeremy frunce ambas cejas mirando el techo, intentando encontrarse con la suciedad inexistente.

—Gran observación, Hewitt.

—Como siempre, Van Owen.

Jeremy presionó sus labios, sin saber que hacer y se rascó su nuca, nervioso, sintiéndose el mal tercio.

—Quizá si enriquecieras más tu sabiduría, con libros, podrías saber hacer abracadabras para la limpieza. —Puntualizó, rencorosa.

Ninguno de los dos se miraba, Blair luchaba por no sonreír divertido mientras que Saskia presionaba sus labios entre sí intentando lucir lo más natural posible. Y fracasando miserablemente.

—¿Eso crees? —Sonó divertido.

—Por supuesto. Jeremy y yo obviamente pensamos que todo aquí está sucio.

—¿Eh? —Jeremy la miró, horrorizado.

—Que pena, Saskia. Creí haber contratado el mejor personal de limpieza.

—Pues te estafaron.

—¿Puedes señalarme donde está sucio?

Saskia al instante vaciló. ¿Qué se supone que debía contestar? Obviamente el edificio estaba completamente limpio.

Las puertas se abren salvandola.

Jeremy sale y Saskia también, pero para su sorpresa, Blair sonrío triunfante y dijo:

—No se permiten mujeres en dormitorios masculinos.

Jeremy parpadeó, confuso.

—Pero líder esa regla es nocturna y sólo iremos a buscar el cargador del móvil.

—Pues que pena, cambio de normas.

Estuvo unos minutos procesando la información hasta que lo comprendió y apretó los labios con ira acumulada. Le extendió su celular mirando a Jeremy.

—Está bien. Ponlo a cargar y luego me lo pasas ¿Vale?

—Vale, no me tardo.

Volvió a meterse en el ascensor, Blair tocó el botón del piso subterráneo, donde quería ir.

—Eres un capullo.

Blair no ocultó su sonrisa.

Estaban uno al lado del otro, ninguno quiso verse mutuamente.

—¿No era "amargado"?

—Capullo amargado.

—Que desgracia, se suman insultos a mi lista.

—No me has preguntado que piso quiero ir.

—Pues has perdido tu turno, me toca a mí.

Saskia presiono sus labios aún más, irritada y Blair sonrió orgulloso. Las puertas del ascensor se abren y Blair sale, Saskia presiona repetidas veces el botón frustrada.

Al volver a la cafetería, se deja caer en la silla, al lado de su hermano y apoyó su cabeza sobre su hombro.

—¿Qué pasa? —Preguntó dejando de tomar su café para entregárselo. Saskia se recompone y lo bebe.

—El líder me toma de estúpida.

—Lo eres. —Se encogió de hombros, despreocupado.

—No se debía haber dado cuenta tan rápido. —Pone los ojos en blanco, frustrada.

—No es por ofenderte, pero no puedo concentrarme mucho en el descubrimiento del líder sobre la estupidez, cuando he escuchado y recordado que hoy es nuestra iniciación.

Saskia hizo una mueca, adolorida.

—Nos marcarán con hierro como los caballos. —Le recuerda, horrorizada.

—En el hombro. —Continúa él, asustado.

Sintió un escalofrío recorrerle e hizo una mueca, disgustada.

—¿Huimos antes de que eso pase? Siempre quise ser una fugitiva de la justicia, al estilo cool de una película policial. Seríamos prófugos de la justicia de brujos pero da igual, es solo un detalle más.

—La idea no es mala. Pero tenemos un grupo de cazadores en nuestra cuidad y no tenemos dinero para irnos más allá de Louisville. Amenos que te quieras prostituir en sacrificio por la hermandad y sus hombros sanos, no me quejaré. De hecho estaria taaaaaan agradecido.

—No soy virgen, mucho menos santa, no nos darían más de cinco dólares.

—Tienes razón. —Murmuró, pensativo. —Ni siquiera darían cinco dólares por ti.

—¡Oye!

—Fue una opinión crítica ¿Okey?

—¿y tú qué? ¿No puedes prostituirte?




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