Al día siguiente Saskia se quedó mirando su bolso con una mueca. ¿Debía de fingir que no había sucedido nada y asistir a su mundano instituto? ¿Después de todo lo que le sucedió? Miró su rodilla, aunque estaba cubierta por su ropa se quedó mirándola con una mueca.
Efectivamente debía de fingir que no había ocurrido nada.
Suspiró pesadamente mientras cogía el bolso colgándolo sobre su hombro. Cole a su lado bebía de su café mientras miraba impaciente la fotocopiadora donde había imprimido los apuntes prestados. Al tenerlos, cogió las llaves, le dio una sonrisa a boca cerrada a su hermana dandole el casco y ambos salieron.
Llegaron relativamente rápido al instituto, pero no lo suficiente para llegar temprano. Saskia permaneció en silencio todo el trayecto lo cual Cole notó raro pero prefirió no preguntarle, de todas formas sabía la respuesta.
Ella no estaba mal, solo estaba confundida.
—¿Qué clase tienes hoy? Te acompaño.
—Estamos llegando tarde, mejor ve a tu clase directamente.
—¿Segura? No me molestaría.
—Ve, intenso. —Le sonrío divertida.
Cole le puso mala cara pero no insistió, se llevó el casco para guardarlo en el casillero mientras que Saskia fue a su clase. Al entrar, su profesora ni siquiera se giró pero sabía perfectamente que era ella.
—Que sorpresa. Tarde, Hewitt.
—Tengo una excusa creíble esta vez. —Alzó un dedo.
—¿Una mejor excusa de cuando su hermano aseguró llegar tarde por atropellar una embarazada?
Saskia entre cerró sus ojos, ese día se había enterado de su vida mágica.
—Esta vez es más realista. —Le aseguró
—Soy toda oídos, Hewitt.
Saskia sintió la mirada de todo el aula sobre ella, y por supuesto de su profesora al cual estaba acostumbrada a las tontas excusas de su impuntualidad. ¡No lo hacía apropósito! ¡El destino siempre la hacía llegar tarde!
—Ayer fui cazada por cazadores, una amiga vampiresa me salvó junto al líder de un aquelarre de magia y mi mellizo. A penas lograron salvarme anoche y ya tenía heridas horribles. Me curó el líder al cual es muy guapo pero tiene treinta años, eso está mal, aunque da igual ¿Sabe? Porque mi hermano y yo hemos estado solos desde los seis, aprendimos a madurar rápido. Pero lo peor de todo es que he estado toda la noche pensando en mis padres y no he dormido bien y esta mañana a Cole se le quemó el café, ¡Ni siquiera sabia que eso podía ser posible! y no lo he tomado, claro, y es por eso que tengo tantas ojeras y sueño.
La profesora entre abre los labios, en una mezcla de sorpresa e indignación.
—Debería de asistir a los cursos de escritura fantasiosa, Hewitt. Siéntese y preste atención a la clase.
Saskia suspiró asintiendo, por una extraña razón se sentía más aliviada de poder contárselo aunque nadie le haya creído y hasta se lo tomen en broma. Se sentó en su habitual pupitre y se sintió solitaria, miró su alrededor, buscando la explicación del porqué se sentía así y notó que todos estaban en grupo.
Oh...
—Yo haré grupo contigo. —Karteen se le acerca, con una sonrisita. Apoya los libros sobre su pupitre.
—¡Estás en nuestro grupo ya! —Se quejó un chico a lo lejos.
—Pues por lo visto ya no. —Le alzó una ceja. Negó con la cabeza sentándose a su lado. —A veces no les tengo paciencia a los estúpidos humanos.
Saskia se mantuvo en silencio lo cual Karteen frunció el ceño y la miró.
—¿Te sientes bien?
—Me estrangulaste. Me ha quedado marca.
—Ah, pero casi ni se te nota. —Hizo un desdén, quitandole importancia. —Olvido que los brujos son débiles. Perdóname.
—No parecías ser tú. —Susurró—Parecías enfadada.
—Siempre estoy enfadada. —Aseguró con una gran sonrisa. —Otra cosa es que lo demuestre. Pero entiendo tu incomodidad... ¡Sentimientos mortales! Casi los olvido. ¿Cómo crees que puedo arreglar mi error?
—Contándome que iba a decir Gave. —Insistió.
—Ah. Bueno, creí que me pedirías que te compre algo o que hipnotice a los profesores para perfeccionar tus calificaciones. —Frunció el ceño.
—No desvíes el tema.
—No lo desvió, solo se me hace raro. Bueno... Sinceramente me caes bien Saskia y es por eso que no quiero decírtelo yo, prefiriria que lo haga otra persona más... simpática.
—¿Qué tiene que ver la simpatía?
—Quizá te lo digo muy directo y te da un infarto o yo que sé, el cuerpo mortal es taaaaaaaaan débil que estresa. De hecho un día he ido a un hospital a buscar sangre y no te imaginas los mortales indefensos que habían. ¡Miles!
—Se supone que los mortales débiles están en hospitales.
—Buen punto. Me deprime ir a hospitales. —Frunce sus cejas, pensativa.—Ah, cierto, Gave. Preferiría que te lo cuente alguien más capacitado.
—¿Cómo Blair?
—Nah, muy sensible y romantico para su propio bien.
—¿Hunter?
—¿Ese inútil? Ni para contarte algo serviría.
—Gracias Karteen por tanto cariño.
Ambas levantan la cabeza, Hunter estaba allí parado con muletas mirando de mala cara a Karteen. Ella lo chequea con la mirada de arriba abajo y sonríe disfrutando de la desgracia de que esté con su tobillo enyesado.
—Así que, con pierna enyesada o no, igual vienes a tocar las pelotas a los mortales.
—Para tu información, me ha costado muchísimo entrar a este instituto para dejarlo tan fácilmente por una pierna. —La miró mal y su rostro se suavizó al ver a Saskia.—Hola falsa bruja.
Saskia no le contestó.
—¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño?
—¡Que sí!—Karteen contesta por ella.—¿Por qué todos creen que hago daño? Hieren mis sentimientos.
—No tienes sentimientos, Karteen.
—Buen punto pero los brujitos están a salvo conmigo. Soy totalmente indefensa. Para ellos. Si vienes tú no lo sé, quizá te hago daño, quizá no. ¿Lo averiguamos?
Hunter la mira mal y ella le sonríe con total tranquilidad. Saskia por un lado, hizo una mueca pensando en su coqueteo con Hunter y en Cole. Pobre Cole. Prefirió intervenir.
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Editado: 13.11.2020