El encuentro de Seraphina con Drakon fue tan impredecible como mágico. Después de superar desafíos en el bosque encantado y atravesar las deslumbrantes llanuras cristalinas, Seraphina y Aliara se aventuraron hacia las Tierras Ardientes, una región volcánica llena de peligros y criaturas místicas.
Fue en una caverna oculta, resguardada por el resplandor de las llamas internas de la tierra, donde se encontraron con Drakon, el majestuoso dragón. Al principio, las sombras danzaban alrededor de la entrada de la cueva, creando una atmósfera de misterio. Seraphina, confiando en su intuición mágica, sintió que algo asombroso aguardaba en el interior.
Al entrar, fueron recibidas por los destellos de escamas doradas que iluminaban la oscuridad. Drakon, con ojos centelleantes y alas desplegadas, las observó con una mezcla de curiosidad y cautela. Seraphina sintió una conexión instantánea con este ser imponente, como si sus almas compartieran una resonancia única.
Después de un momento de silencio, Drakon habló con una voz profunda que reverberó en las paredes de la caverna. Explicó que había sentido la presencia de Seraphina y Aliara mucho antes de que ingresaran a su dominio. Había observado sus acciones a lo largo de su viaje y había decidido revelarse, percibiendo en ellas la posibilidad de un cambio positivo para Selenia.
La historia de Seraphina y Aliara, su búsqueda de la Fuente de las Estrellas y su deseo de restaurar la armonía en Selenia, resonaron con Drakon. En su corazón de dragón, había un anhelo de reconciliación entre su especie y los elfos, una meta que Seraphina y Aliara compartían. Drakon vio en ellas la chispa de esperanza que podría encender un cambio duradero.
A medida que compartieron más detalles sobre su viaje y sus propósitos, la desconfianza inicial de Drakon se transformó en una alianza sólida. Reconoció la necesidad de superar las divisiones entre dragones y elfos, y decidió unirse a Seraphina y Aliara en su búsqueda. Sus vastos conocimientos sobre las Tierras Ardientes y su habilidad para volar proporcionaron a las viajeras una nueva perspectiva y una forma de superar terrenos difíciles.