Selva De asfalto

6/ Balas De Sal


Dayanne estaba acostada en una camilla de hospital, conectada a un suero, y una venda y una gaza en su cabeza. Tan pronto despertó, vio entrar por la puerta a su ex novio Jhoseph. Ella le molestaba mucho en lo personal utilizar el término: Ex - Novio.

Ella cada segundo seguía pensando en Jhoseph, no como un capricho de esos del corazón, sino como algo sincero. Era como un su mal necesario. Las razones por las cuáles rompieron fueron algo que para ella era sumamente importante y para él era nada más un olvido, un descuido o algo tan remediable como derramar agua y pasar la fregona.

La razón era simple: Dayanne había preparado una fiesta de aniversario para él, y como él siempre hacía, llegaba al apartamento dónde los dos vivían juntos y cenaban y luego pasara algo más digno de la vida en pareja. Pero el meollo de la situación era que Jhoseph precisamente ese día no llegó, se quedó a revisar un par de casos para dar con unos dilers de droga, cuándo tuvo la opción de simplemente ir a su casa. Cabe resaltar, que Jhoseph no lo hizo con la más mínima intención, sólo le pasó que se le olvidó.

—Mi amor — Dijo Jhoseph acercándose a la camilla mientras Dayanne de brazos cruzados arqueó una de sus cejas— Perdón, Dayanne que sucedió — Jhoseph entonces subió que ella ya no se sentía cómoda con que él le expresara su amor, y se sentía como un perro regañado en este momento. Tenía unas ganas horribles de salir y volver a entrar y decirle: "-Hola extraña, ¿Qué le sucedió? Soy el agente Jhoseph Blatter y vine a tomar su caso" pero eso sería sumamente inmaduro y sólo haría que ella se alejara de él, y él para nada quería eso.

—Nunca antes había tenido miedo— Susurró Dayanne rompiendo el hielo tras el incómodo incidente — Podría jurar, que casi me infarto allí mismo.

—Tranquila ya estoy aquí — Respondió Jhoseph, pero ella seguía estática y oarecis que ese consuelo era inútil. — Dime lo que exactamente sucedió.

—Podría jurar que alguien estaba en casa

—¿En la casa de tu tía?

—¿¡En dónde rayos más!? A veces dudo si te haces o eres realmente estúpido.

—Ok, calmate, lo siento.

—Un maldito loco estaba dentro de la casa, me dejó un libro con cabello y sangre, hizo que me desmayara y me rompiera la cabeza, mira mi cabeza, parece un maldito bombón, y tu quieres que me calme.

—¿Te dijo quién era? ¿Lo viste? ¿Reconociste sus rasgos?

—Sí, me dejó su expediente y una tarjeta de presentación —Ironizó Dayanne — ¡Es un maldito loco! Apagó todas las luces...

—Tranquilizate. Sólo trato de ayudarte.

—¿De ayudarme? Apenas te acuerdas de mí, y andas allí afuera todo el tiempo.

—¡Es mi trabajo! —Ambos ya estaban algo subidos de tono.

— Sólo eres un niño estúpido jugando a ser Sherlock Holmes. —Gritó Dayanne

—¿Un niño estúpido? —habló en seco— sólo trato de esforzarme, para darte algo mejor que un salario mínimo, porque pienso en ti y nuestro futuro.

—Yo también pienso en ti, y en nuestro futuro — Gritó Dayanne— ¿Porqué diablos crees que soporto a esa maldita vieja loca y esa casa maldita? Porque pienso en nosotros.

—Pero no habrá un nosotros si sigues así.

—No, no, no ¡No! No habrá un futuro sí tú sigues así.

—¿Yo?

—Si, tú.

—Sabes que yo pongo todo de mi parte para que esto funcione.

—No puedes ni recordar un maldito aniversario mucho menos recordarme a mi todo el día — Gritó y de repente abrió la puerta un doctor:

—Señores les recuerdo que esto es un hospital, por favor guarden silencio. —Sentenció el doctor con el ceño fruncido y ambos le miraron y quedaron en un perpetuo silencio. El doctor los vio y se retiró.

Ambos miraban hacía al suelo, y no se atrevían a romper esa barrera, era cómo si estuvieran jugando a ver quién hacía más silencio y tardaba más en hacer contacto visual.

—¿Ya te dieron de alta? —Susurró Jhoseph

—Desde que te llamé.

—Te llevaré a tu casa.

—No gracias, no necesito que me lleves, puedo tomar un taxi afuera del hospital.

—Hay un maldito loco allá afuera que te está acosando y voy a llegar al fondo de esta situación.

Volvió a entrar el doctor de repente y les interrumpió:

—Señorita, hay unas partes que no consideramos de su caso. Hubo una confusión, debemos tenerla en observación.— Mencionó el doctor con algo de pena, parecía ser uno de esos galenos muy viejos en su trabajo, pero amen de la experiencia de sus años tuvo una equivocación tan natural como la de cualquier ser humano.

—¿A qué se refiere con equivocación?



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En el texto hay: detective, terror y suspenso, deep web

Editado: 28.12.2019

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