Capítulo 43: Dioses

Sigurd había logrado explicar el accidente de la ventana al argumentar que estaba practicando magia más compleja pero el viento no jugo a su favor a ser poco conocida por él, no era una excuso que los demás consideraron completamente creíble pero tampoco todos los Guardianes conocían de todos los temas y al ser el más preparado de todos consideraron que podía estar diciendo la verdad, no sabían la complejidad de ese tipo de magia por lo que tampoco podían juzgarlo sin pruebas.

Ereškigal por su parte no creyó nada de lo que dijo y sabia aunque él no lo admitiera que había hecho el hechizo que lo logro concluir la otra vez pero tampoco tenía el tiempo libre para discutirlo con él, Arya había terminado por revelar su secreto ante su padre llevando al matrimonio a un conflicto que la hacía alejarse del Guardián y librar la batalla solo y sentada en el escritorio de su oficina, rodeada de libros que iban de un lado a otro pensó en que hacer tanto para sus problemas maritales como los demonios que existían dentro de Sigurd llevándola a recordar cómo fue que se dio cuenta.

Después de la poco convencedora respuesta de Sigurd todos se marcharon excepto ella que se quedó cerca de una hora intentando hablar con Génesis para aconsejarle que hacer en caso de que las cosas empeoraran pero ella no quiso escuchar, le pareció increíble lo mucho que los jóvenes podían tomarse a personal las relaciones pasadas de sus padres, como no quería discutir prefirió irse encontrando a Sigurd levitando con las piernas cruzadas en medio de cientos de esferas purpuras con tintes escarlatas unidas entre sí como una red, tan pronto lo vio corrió hacia pero fue detenida por su voz.

—Mantente lejos por favor

—Sigurd, esto es estúpidamente arriesgado, piensa en tu hija

—Es por ella que lo hago, no hago otra cosa más que pensar en ella todo tiempo así que aléjate por favor

— ¿Y que se supone que estás haciendo?

—Rastreando a Eamon

—El creo ese Sempiterno, será imposible incluso para ti, está protegido con magia muy poderosa, no puedes simplemente tomar la oscuridad y esperar dominar todo con ella

La Guardiana ignoraba muchas cosas, entre ellas que ambos amigos estudiaron magia tan poderosa que incluso los Guardianes no la conocían, estaba usando la magia de los Dioses en el cuerpo de un hijo de la existencia lo cual conllevaba mayor esfuerzo físico y mental.

—Guarda silencio por favor—La Guardiana apretó los labios molesta parándose frente a él—Eamon se encuentra más allá de las montañas, es un punto que no logro ver, es muy confuso

Sus ojos se oscurecieron más resaltando los puntos rojos que se asemejaban a la lava, la mujer tuvo que apartar la mirada por algunos instantes para evitar el escalofrió que daba verlo.

Sigurd mantuvo en movimiento sus dedos hacia el techo con las manos apoyadas en las rodillas intentando serpentear entre las montañas y aldeas dejando atrás al palacio mayor y otros palacios pequeños, acelero su viaje dejando incluso los días atrás viendo a su alrededor el cielo cambiar de día a noche constantemente en segundos deteniéndose solo cuando vio una mancha oscura en medio del cielo entre las estrellas, como la boca superior de un embudo que giraba en sentido contrario de las manecillas del reloj haciendo que el viento que generaba por el movimiento agitara en tierra los follajes de los árboles y levantase parte de la tierra de los caminos, todo esto de la isla situada debajo porque alrededor no había más que mar.

El Guardián podía ver la energía de su amigo emanar del tornado pero al intentar acercarse simplemente no podía, ahí era el límite.

— ¿Qué estas ocultando Eamon? —Cuestiono en voz baja haciendo imposible que la Guardiana le escuchase por mucho que lo intento

— ¿Qué ves? ¿Lo encontraste?

—No, todo es muy complicado, creo que…—Sus dedos se tensaron mientras en su mente continuaba intentando cruzar el limite logrando acercarse un poco más sintiendo el viento y parte del olor que emanaba, un olor semejante al cloro, era un olor tan fuerte que creyó vomitaría, en tanto el interior del tornado oscurecía más en el centro

Mientras Sigurd intentaba acercarse más su cuerpo comenzaba a desestabilizarse por lo que Ereškigal tuvo que ingresar en el campo de energía rompiéndolo y sujetándolo justo  tiempo antes de que su cabeza se golpeara contra la mesa del sofá, el hombre sudaba frio y su cuerpo no paraba de temblar mientras poco a poco la lava y la roca se borraban de sus ojos regresándolos a la normalidad, la Guardiana tomo su propio saco y con el limpio el rostro de su compañero sosteniéndolo en brazos hasta que este poco a poco logro recuperarse. Contrario a lo que pensaba la Guardiana Sigurd se mantenía luchando por dentro ya no solo con los demonios en su interior sino con lo que había logrado ver tras aquella barrera que su amigo coloco.

Tan pronto el hombre se recuperó tomo asiento intentando respirar de forma normal, la Guardiana no hizo otra cosa más que recriminarle por su acto poniendo en juicio su instinto de supervivencia y capacidad de raciocinio, cuestionándolo para ni siquiera dejarlo responder hasta que este se molestó y no le permitió continuar.

—Ereškigal, realmente eres una buena amiga, entiendo a dónde quieres llegar pero en este momento actúas peor que mi madre y hasta donde se jamás has sido mi madre—Comento mientras se frotaba los ojos

— ¿Y cómo quieres que actué cuando haces esta clase de cosas? Mínimo dime que viste

—Ni siquiera me dejas hablar ¿Cómo pretendes que te lo diga? — Ereškigal que hasta ese momento se había mantenido con los brazos cruzados sobre sus pecho los dejo caer golpeando sus manos contra sus piernas para después tomar asiento a tu lado y apoyar sus codos sobre sus rodillas dejando una clara señal de que podía continuar con su narración—Ti y Allerick están muy lejos por lo que será necesario que les ayude o de lo contrario no llegaran jamás