La había visto algunas veces entre los pasillos de la escuela, ella estaba sentada en la jardinera del patio trasero con los audífonos puestos y su largo cabello ondulado de color café, que se movía al compás del viento en los días frescos del verano, el uniforme le quedaba muy bien, era una falda escocesa a cuadros y una camisa blanca ajustada, la suavidad de su caminar era los que más me gustaba de ella, eso y que era la clase de chica que se preocupa por los demás, claro que eso no lo aprendí de solo mirarla de lejos, más adelante la entendería a la perfección, era como si la conociera de antes.
Teníamos amigos en común y fue fácil que me presentarán a la diosa de mi devoción, Ixchel, su nombre quedaba tan grande entre mis labios y poco a poco nos fuimos conociendo, casualmente a partir de ese momento nos encontramos en todas partes, a la entrada de la escuela, a la salida, en los recesos, incluso en el parque que es cercano a mi casa. Nos volvimos inseparables, los mejores amigos, hasta ese día.
Siempre supe que había algo raro en ella, podía presentir lo, era como un viento helado en mi interior cada vez que se quedaba en silencio, pero sin importar que fuera, algo su era seguro, no la iba a dejar sola, a menos que ella me lo pidiera.
Era la hora de salida, en un viernes por la tarde, como siempre la esperaba para caminar juntos a casa, estaba nervioso.
Quiero confesarle mis sentimientos a Ixchel antes del campamento de mañana, tuve un sueño donde la veía atravesar la carretera y aun cuando corría cada vez más de prisa de tras de ella no lograba alcanzarla, ahora abro los ojos y me doy cuenta que lo que más quiero es poder estar a su lado y decirle lo que siento, estoy esperándola debajo del árbol de manzano que está en la entrada de la escuela, esperándola, para caminar a casa juntos como siempre, pero, ¿cómo puedo hacer car la del modo en que yo la quiero?
Sumergido en mis pensamientos y con la vista en las nubes siento un pequeño golpe en el hombro.
- hey despierta! Ikal, ¿te hice esperar mucho?
-no! Para nada. Dije en un tono más bajo y sobresaltado a la vez.
Platicamos y reímos por todo el camino, teníamos muchos planes para el día siguiente, los dos nos inscribimos en un campamento de 4 días en el parque ecológico de la ciudad, cuando llegamos a la entrada de su casa ella cambió su expresión repentinamente por un tono serio.
-Ikal, pasaré por ti mañana a la 1 para llegar a tiempo, no quiero que me hagas esperar, ¿entendiste?
-no te vas a morir por ser un poco más amable ¿sabías?, pero me tomaré eso como un "por favor, acompáñame"
-jajaja hablando de la arrogancia en persona, piensa lo que quieras, siempre que estés puntual.
La pequeña dama cerraba la puerta y me despedía con una sonrisa.
-de acuerdo, te veré mañana, añadí en un tono casi inaudible.
Esa chica de verdad sabe cómo malhumorar me y sonrojarme a la vez.
Al día siguiente prepare mis cosas muy temprano, al llegar la hora acordada espere 15 minutos para regresar le una llamada.
-hola Ikal, voy para allá, te veo en la parada de autobús, mi madre nos recogerá en un momento.
- claro te veo allá, adiós.
No sé porque nunca me deja hablar, o será que soy muy callado cuando de ella se trata, todo el viaje hasta el parque ecológico duró casi una hora e Ixchel estaba muy callada, algo raro en ella por supuesto. Cuando llegamos estaba un grupo de chicos de la zona, no eran muchos quizá unos 10 y había solo 1 guía, era el momento perfecto para quedarme a solas con Ixchel, a la orilla de la laguna en una noche fría y con una fogata para los dos, pero no fue así, después de las actividades de la laguna, en las que no pude estar con ella porque dividieron el grupo en dos equipos y llegó un segundo líder, acampamos en un lugar un poco más profundo y algo lejos de la orilla de la laguna. Fue hasta la noche que buscando a Ixchel la vi evadir a los líderes del campamento y comencé a seguirla.
¿A dónde se supone que iba? Tendríamos problemas por irnos sin avisar, espero que nadie se dé cuenta, cada vez la iba perdiendo más de vista, así que comencé llamarla con voz baja, pero ya estaba algo lejos de mí, tantos árboles a mi alrededor, el susurro de las ramas a mitad de la noche, no me parecía buena idea seguir adelante y no hubiera seguido si no fuera por el brillo que desprende un pasador de su cabello al iluminarse con la luna, ella estaba de pie frente a una casa muy pequeña, se veía deshabitada y bastante sucia, espero que no se le ocurra entrar ahí.
Corrí para alcanzarla.
-Ixchel, ¿qué haces? Debemos volver.
Le digo desde una distancia prudente al mismo tiempo que le hago señas con las manos.
- ¿porque me estabas siguiendo? Estar aquí es peligroso, debes volver con los demás.
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Editado: 01.09.2018