GUSTAVO.
Agarro un pincel y la pintura roja. Abro la pintura y no hay, dejo el pincel y el frasco embarrado de pintura a un lado y voy a buscar la pintura roja que tengo de repuesto. Agarro el frasco, lo abro y tampoco hay…
¿Cómo no me di cuenta qué no tengo pintura roja? Que descuidado soy…
Él que el regreso de Frédy me tiene preocupado, y eso a ocupado todo mis pensamientos y he olvidado revisar mis materiales, para ver que me hacen falta.
Me quito el delantal, agarro mi billetera y salgo del departamento. Ingreso a mi auto y voy al centro comercial de Mael. Al llegar me estaciono y salgo de auto.
Cierro la puerta y dejo con seguro el auto, doy un paso y mi mirada se fija en una chica que corre, como si estuviera en peligro y huyendo de algo. Ella va a cruzar la calle… si no hago algo un auto la va a matar. Corro hacia ella.
—¡¡Señorita, cuidado!! —la gente exclama, pero ella no se inmuta a mover.
El auto se acerca más, la logro agarrar del brazo y la atraigo hacia mi pecho y la abrazo, mientras retrocedo y caigo. Cierro los ojos ante el dolor de mi codo, pero, por lo menos ella está bien.
—¡¡Maluli!! —ella reacciona ante el llamado de una mujer.
Maluli, ese su nombre.
Ella se separa de mí, y aprovecho para sentarme. —Deberías tener más cuidado al cruzar la calle —Sugiero mientras me termino de levantar.
Mi mirada choca con la de ella. Su mirada es triste, y llena de preocupación. Algo la atormenta, pero, poco a poco su mirada cambia a una llena de tranquilidad.
Ella es muy linda, su piel se ve que es suave y delicada. Se ve tan frágil, pero a la vez tan hermosa.
—¡¡Maluli!! —una mujer la abraza—. ¡No debí dejarte sola, lo siento!
—E... e… es… toy bien —ella corresponde a ese abrazo.
Considero que es su mamá, aunque no se parecen en nada, pero ella se parece a alguien, aunque no lo recuerdo bien.
Camino hacia las personas que están de curiosas. —Pueden irse, ella ya está bien —las personas se comienza a ir, pero uno no se va—. Oye, ella está bien, por favor, retírate —me da una mirada y se va.
Me doy la vuelta y miro a las dos mujeres. La señora mayor toma en rostro de la chica que salve entre sus manos.
—¿Qué pasó? ¿Quién te molesto?
—Un chico se me acercó y toco mi hombro y… —su rostro cambia a uno de miedo, y la señora la abraza.
¿Qué le habrá pasado? ¿Por qué ese miedo en su mirada?
—Tranquila Maluli, estoy aquí contigo, no te pasará nada —las lágrimas ruedan por sus mejillas.
¿Qué le hicieron para causarle tanto temor?
Sé que no es momento, pero me acerco un poco a ellas.
—Señora, debería llevarla a un hospital para que la revisen, nos caímos y talvez se puedo haber golpeado y lastimado —doy mi opinión sin que nadie me la pidiera.
—Te llevaré al hospital —manifiesta.
—Yo estoy bien, solo me asusté y... ¿Dónde está Magi?
—La dejé en la tienda, al verte desesperada salí detrás de ti, ¿segura qué estás bien?
—Sí… —ella me mira y le susurra algo a la señora.
La señora me mira y se acerca a mí. —Está sangrando, deje y lo llevo al hospital para que curen su herida —ella le dijo de mi herida, sonrío.
—Gracias, pero yo estoy bien, nada más fue un raspón... ¿Ella está bien?
—Sí. Solamente se asustó. Joven, muchas gracias por salvarla, si usted no hubiera llegado a tiempo no sé que hubiera pasado —agradece con su voz entrecortada.
—No se preocupe señora, únicamente, no la deje sola de nuevo —le doy una mirada a la chica y sonrío, pero ella me desvía la mirada.
—No lo haré. Gracias de nuevo.
— Me tengo que ir, cuídese mucho y cuídela a ella —le doy una sonrisa y me voy hacia mi auto. Ingreso y me voy al departamento.
MALULI.
¿Por qué cuando el chico me toco sentir tanto asco y repugnancia al instante? En cambio, con el otro chico no sentí miedo, ni siquiera porque me abrió... ¿Quién eres? —creo que nunca tendré respuesta.
Maria Gracia le pide al chófer que nos lleve a casa. Mi celular vibra, abro el mensaje y reproduzco el video que mandó Majo. Abro mis ojos como platos de la sorpresa al ver a Mael besándose con Mafer.
—¿Sucede algo Maluli? —me pregunta Maria Gracia
—Maria Gracia, voy a la casa de Mafer... ¿Puedes decirle al chófer?
—Está bien.
—Mami, yo también quiero ir y quedarme un ratito —dice.
—Claro —Maria Gracia acaricia la mejilla de Magi.
Maria Gracia le dice al chófer y él nos lleva a la casa de Mael. Al llegar una señora nos recibe, Majo, Mael y Mafer nos recibe.
Maria Gracia los saluda y se despide porque tiene el almuerzo con los Valente. Mael se lleva a Magi a conocer la casa y aprovecho para preguntarle a Mafer su relación con Mael.
Mafer nos contó sobre su relación, y la verdad no entiendo mucho del amor, pero ella ama a Mael, de eso no hay duda.
A veces me pregunto: "¿Qué será de mi vida?" Le temo a los hombres... Creo que nunca podré ser feliz, a pesar de todo no puedo olvidar es maldita noche. Anhelo poder dejar ese miedo que me atormenta y poder ser feliz, encontrar el amor y entregarme a ese sentimiento sin temor.
GUSTAVO.
Al llegar al departamento me recibe mi madre, la saludo e ingreso. Veo a Javier en su iPad
—Gustavo, ¿qué te pasó? —pregunta preocupada al ver mi codo.
—Nada mamá, solo me caí... ¿A qué hora llegaste?
—Hace unos minutos. Siéntate que ya te voy a curar esa herida —asiento.
Camino hacia el mueble y me siento al lado de mi hermano menor, y procedo a acariciar su cabello.
—No soy un perro Gustavo, a los perros se los acaricia así —niego con la cabeza, mi hermano es un caso especial.
—Javier, te he dicho que cambies esa actitud tan mala, tu hermano te está dando muestra de cariño y tú le dices eso —mi madre se sienta a mi lado—. Gustavo, quítate la camisa —hago caso a lo que pide mi madre.
—Mamá, solo digo lo que pienso —manifiesta, Javier.
—Pero eres muy cruel al hablar —me termino de quitar la camisa.
—Solo soy sincero, mamá, ¿eso tiene algo de malo? —Javier solo tiene ocho, pero es serio y actúa como alguien mayor y no como un niño de su edad.
Mamá me comienza a curar, mientras trata de convencer a Javier de que cambie esa actitud tan fea que tiene.
—No tiene nada de malo, pero uno debe pensar en los sentimientos de las persona... Las palabras hieren más que los golpes —mamá lo dice por experiencia.
—La desilusión también duele mamá, yo no quiero ilusionar a nadie diciéndole cosas bonitas, yo prefiero decirle la verdad —suspiro con profunda resignación; mi hermano no va a cambiar nunca... Si Javier con ocho años es así, no quiero imaginar como será después.
—Eres todo lo contrario a Gustavo, a excepción de inteligencia, en eso tengo que admitir que tú le ganas —tengo que aceptar que es cierto, yo también soy inteligente, pero Javier le gana al Gustavo de ocho años.
—Todos tenemos algo que nos hace diferente, nadie es igual que nadie, ni siquiera los gemelos mamá —este niño ya no tienen arreglo.
—Javier.
—Dime Gustavo.
—¿Quieres hacer algo además estar renegando?
—Estoy jugando, no necesito nada más —él se pone de pie y se ve va a su habitación.
—Sigo sin entender que fue lo que pasó aquella vez en la escuela, ¿por qué cambió drásticamente?
—No lo sé, y creo que nunca lo sabremos.
Javier solía ser un niño amigable y tierno, pero cuando tenía 5 años tuvo un problema en la escuela con sus compañeros hasta de llegar a los golpes. Javier fue expulsado, y desde ese momento fue cambiando. Cuando mamá lo iba a mandar a otra escuela yo la convencí de mandarlo a Elite, pensé que eso le ayudaría con su mala actitud, pero fue todo lo contrario, terminó peor.
—Listo.
—Gracias mamá —ella acaricia mi mejilla.
—Eres tan bello, Gustavo. Me siento tan afortunada de tener un hijo tan bueno de corazón.
—Y yo me siento tan afortunado de que seas mi madre.
Mi madre es una gran mujer, a pesar de no tener dinero ella siempre trató de darme todo. Mamá quedó embarazada de mí a los 17 años, mi padre no se quiso hacer responsable y la dejo... Sus padres (mis abuelos) la corrieron de su casa porque no quería una hija sinvergüenza, y a pesar de todo eso salió adelante conmigo. Cuando termine la primaria me gane una beca para estudiar en Elite, hay conocí a Cristiano y comenzó una buena amistad entre los dos. También conocí a Mael e Ismael lo cuales aprecio demasiado.
Cuando tenía 14 años mamá se volvió a enamorar de un hombre, pero ese hombre era un miserable y maltrataba a mamá... Incluso la llegó a golpear, pero llegué a tiempo y la defendí, y ni más le volvió a poner un dedo encima, aunque si la maltrataba con palabras, por eso ella insiste en que Javier cambie su actitud.
Cuando mamá salió embarazada de Javier (en ese tiempo tenía quince) ese hombre se largó, y de paso se robó los ahorro de mamá, por lo que decidí trabajar para ayudarla a solventar los gastos de la casa. Cristiano, Mael e Ismael eran mis clientes regulares y siempre estuvieron conmigo apoyándome.
Después de graduarme gané una beca para Corea del Sur, ya que Cristiano se iba con Ismael y Mael e insistió hasta convencerme para que me fuera con él a estudiar. A diferencia de Cristiano me gradué 2 años antes, y regresé mientras él se quedó a disfrutar su vida.
Han pasado 3 años desde que regrese y ahora tengo mi propia galería de artes, también suelo ayudar a Ismael y a Mael con sus trabajos. A diferencia de antes, mi situación económica es muy buena, y me he encargado de que a mi madre y a Javier no les falte nada.
—Te prepararé algo rico para el almuerzo que comienza con T —es mi comida favorita.
—Tallarín.
—Si —sonríe.
Algo que me hace muy feliz es ver la sonrisa de mi madre.
MALULI.
Gracias al recuerdo de esos hermosos ojos color miel, y la sensación de ese cálido abrazo puede dirigirle la palabra a Mael. Fue muy paciente conmigo, y fue muy grato con él.
Mael me confesó que ama a Mafer, que lo único que lo retiene a decirle sus sentimientos es su amistad con Ismael. Lo comprendo, porque está entre la espada y la pared, pero tiene que elegir a uno de los dos, a veces la vida te pones pruebas y tienes que sacrificar algo.
Lo que si me causo pena es que, Majo está enamorada de Ismael y si se entera de que él está enamorado de Mafer le causará dolor.
GUSTAVO.
Llevo a mamá al departamento. Ella abre la puerta e ingreso con Javier en mis brazos, lo llevo a su habitación y lo dejo en su cama durmiendo.
—Da guerra y duerme como si fuera un dulce angelito.
—Espero que con el tiempo su actitud mejore —lo arropo.
—Espero lo mismo.
Mamá le da el beso en la frente a Javier y salimos de la habitación de él.
—¿Cuándo vas a venir?
—No lo sé mamá, pero será pronto y te traeré una visita.
—No me digas... ¿Ya tienes novia? —pregunta emocionada.
—No —la miro aterrado.
—¿Entonces?
—He estado algo ocupado que me he olvidado de decirte que Cristiano regresó —mamá me mira sorprendida.
—¿Por qué no me dijiste antes Gustavo? Tengo cinco años que no veo a Cristiano en persona.
—Me olvidé mamá.
—Dile a Cristiano que es un ingrato, que no ha venido a visitarme.
—Ya sabes como es Cristiano, él se entretiene fácilmente.
—Ese Cristiano no cambia —niega con su cabeza.
—Y no lo hará —aseguro.
—Ojalá que si lo haga... Ya es tarde, tienes que descansar —ella me da un beso en la mejilla—. Ve con cuidado y venme a visitar pronto, me tienes abandonada.
—Lo haré mamá —me despido de mamá y regreso a mi departamento.
Al llegar a mi departamento veo en lienzo que deje a medias, mañana tendré que ir a comprar la pintura roja.
Camino hacia mi habitación, me doy una ducha y me pongo la ropa de dormir y curo mi herida.
¿Por qué estoy que pienso en esa chica?
Muevo mi cabeza. —Maluli.
MALULI.
Le conté lo ocurrido a mis hermanas. Majo quiso regresar a casa para no dejarme sola, pero no se lo permití. Me despedí de Majo, Mafer y Mael y regreso a casa con Magi que se ha quedado dormida. Al llegar a casa papá lleva a Magi a su habitación.
Le termino de contar a papá mi día en la casa de Mael y voy a mi habitación. Me doy una ducha, me pongo mi vestido de dormir, me acuesto en mi cama y trato de dormir.
... Me doy una vuelta, me doy otra, y otra... No puedo dormir, mi mente no deja de reproducir la mirada de ese chico.
¿Por qué pienso en esos ojos miel? ¿Por qué pienso en su sonrisa? ¿Por qué pienso en él?
Me incorporo y camino hacia mi escritorio. Me siento y agarro la libreta y comienzo a dibujar a ese chico.
Los ojos son una de las mejores parte del cuerpo, ya que con ellos podemos ver cosas hermosas y guardarla en nuestra memoria, o simplemente dibujar eso que vimos y que tanto nos gustó.
Este día un hombre me hizo sentir tan segura, y por primera no sentí asco, fue todo lo contrario, la calidez de ese chico envolvió mi corazón. Vi el hermoso color de la miel en sus ojos, y a través de ellos encontré seguridad.
Termino de dibujar el rostro de ese joven en mi libreta y me dedico al verlo.
—¿Quién eres?
~cerezos ★
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Editado: 25.02.2022