Él me da pequeños besos sobre mis labios dándolo por culminando, y me regala una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Quieres ser mi novia?
—Si, pero An...
—Ella te mintió, yo no he regresado con ella. ¿Si quieres ser mi novia?
—Si quiero ser tu novia Gustavo —lo abrazo.
Inhalo su delicioso aroma y siento que estoy en un campo lleno de flores.
—¡¡Qué vivan los novios!! —Miro a Majo y quedo de piedra.
Recién caigo en cuenta que todos me vieron besando a Gustavo... hasta mi papá. Gustavo no deja de abrazarme y mira a mi papá.
—Señor, oficialmente soy el novio de su hermosa hija —muero.
Papá se nos acerca y cuidadosamente me separa de Gustavo.
—Están muy cerca, separase un poco.
—No sea celoso señor Mario —comenta Mael.
Papá mira a Gustavo.
—Tú la haces llorar y te las veras conmigo —advierte con una mirada muy seria.
—Jamás la haré llorar —asegura con una sonrisa.
Si papa supiera que ya llore por él.
—Eso espero.
—Vámonos Mario —pide Maria Gracia.
—Los estaré vigilando.
—Papá —digo y él se me acerca y me da un beso en la frente.
—No es fácil saber que mis niñas han crecido, la mayor ya es mamá, la tercera va a ser mamá y tú ya tienes novio.
—Yo cuidare bien a Maluli —la cara de papá en muy graciosa.
—Es lo mínimo que puedes hacer, tienes una novia preciosa.
—Papá, los novios necesitan hablar —manifiesta Maru.
—Me voy.
Papá juntos a los demás se van dejándonos solo en el balcón y Gustavo entrelaza su mano con la mía, miro a mi novio.
—Te amo Gustavo —expreso.
—También te amo Maluli —me abraza.
—Discúlpame por ignorarte, yo estaba triste por lo ocurrido.
—Todo está bien, estamos juntos y eso es lo que importa... ¿Y si arreglamos el lienzo? —lo miro— Quiero que la mariposa descanse en el señor corazón.
—Está bien.
Nos acercamos al lienzo y él comienza a remover la pintura eliminando la mariposa que yo había hecho. Volvió a pintar con pintura blanca la parte donde estaba la mariposa dejando como si nada hubiera pasado en ese lugar. Agarro el pincel y a pulso comienza a dibujar la mariposa.
Gustavo dibuja la misma mariposa que yo hice, pero esta vez yace junto al corazón.
—¿Me lo regalas?
—Lo hice pensando en ti, así que es tuyo —él me da un casto beso en los labios.
—Gracias... Quiero que lo firmes —asiento con una sonrisa a boca cerrada.
Firmo en una de la esquina de la parte de abajo del cuadro, le entrego el pincel punta fina y en la otra esquina él escribe: GUS&MA.
—Listo...—ambos nos miramos —Quiero otro beso— dice y procede a besarme.
Hoy día es uno de los mejores días de mi vida.
[***]
Termino de recoger mis materiales de trabajo y junto a Gustavo lo llevo a mi habitación. Ingresamos a mi habitación y dejamos ordenado todo mis pinceles y pintura.
—Es muy bonita tu habitación —manifiesta.
—Gracias.
Él recorre mi habitación y su mirada se fija en Gus, ta, vo, mi y amor.
—Sabes, me olvidé del nombre, ¿me lo puedes decir?
—Gustavo mi amor —lo digo unido.
—No me equivoque de nombre.
Me acerco y lo abrazo.
—Gracias por llegar a mi vida Gustavo, soy muy afortunada por haberte conocido.
—Como encantas Maluli, cada día me enamoras más.
Lo miro y alzó mi mano para toca su rostro, algo que siempre había querido hacer, pero no me atrevía.
—Tienes todos los colores que le hacía falta a mi vida, por eso desde el primer momento en que ti vi no pude dejar de pensar en ti.
Él toma mi rostro entre su mano y acaricia mis mejillas.
—Tampoco pude dejar de pensar en ti, mi hermosa obra de arte.
Mi corazón está rebozando de amor por Gustavo.
—Te quiero enseñar algo.
Tomo su mano y nos acercamos al escritorio, agarro la libreta y busco el dibujo que hice de él.
—El mismo día en que te conocí te dibujé —le enseño.
—Te juro que también te dibuje, no precisamente el día en que te conocí, pero te he dibujado... —mira detenidamente mi dibujo —Cada uno de tus trazos son muy delicado, me gusta tu forma de dibujar, es tan única como tú.
—Pero tú me ganas, eres un experto y yo todavía sigo aprendiendo.
—No me considero un experto, porque todos los días aprendo algo nuevo, y lo pongo en práctica.
—Debes enseñarme a mí todo lo que sabes.
—Cuando tú quieras.
—Gustavo, ¿qué pasó con Angélica?
—Le dejé en claro las cosas, por culpa de ella, estuvimos distanciados... tú me hiciste sufrir, y más cuando te fuiste con Óscar.
Muerdo mis labios.
—¿Estabas celoso?
—Sí.
—No deberías porque al único que quiero es a ti, señor corazón.
Se siente bonito que te celen.
—Soy tu corazón, solo tuyo.
Rodeo su cuello. —También soy tuya Gustavo —lo beso.
Gustavo... él le ha dado color a mis grises sentimientos, su calidez opacó mis miedos, y su sonrisa iluminó mi alma; y ahora puedo disfrutar complemente de los maravillosos colores y tonalidades que tiene la vida, porque ya estoy completa.
[***]
GUSTAVO.
Cuando Maluli me respondía las pregunté comprendí que el señor corazón era yo, y para completar mi dicha la besé y ahora somos novios.
—Fue muy romántico —dice Ismael.
—Definitivamente, lo fue —opina Mael mientras hace dormir a Mario Ángel.
—Ella me tiene tragado.
—Esto tiene que saberlo Cristiano —manifiesta Ismael mientras saca su celular.
—Somos concuñado —argumenta Mael mirando a Mafer.
—Todo gracias al señor Rigoberto, sin él no las hubiéramos conocido.
—El abuelo no arreglo el camino para que encontráramos el amor.
—Sí.
—No me contesta —declara Ismael desanimado.
—Más tarde debe llamar, o talvez mañana.
—Ya sabes como es Cristiano.
—Ya está el almuerzo —nos comunica la señora Maria Gracia mientras se acerca a Mael.
—Hasta que se durmió.
Mael se lo da con mucho cuidado.
—Costo trabajo hacerlo dormir.
—Pero lo hizo, lo llevaré a su cuna.
Ella nos da una sonrisa y se va con Mario Ángel.
—Sé que no es momento, pero ¿qué saben de pedro? —pregunta Ismael.
—De que se fue del país es seguro, pero no han dado con él —manifiesta Mael.
—No hablemos de ellos, todo está bien ahora, no recordemos a personas que merecen ser recordadas —digo.
—Tienes razón —dicen al mismo tiempo.
—Vamos que nos esperan.
Los tres nos pusimos de pie y vamos a la cocina, Mael se sienta al lado del señor Mario y Mafer, Ismael aprovecha y se sienta al de Majo, y yo no me pienso quedar atrás; tengo que sentarme con mi novia. Me acerco a Maluli y me preparo para sentarme.
—Gustavo.
Miro al señor Mario.
—Dígame.
—Siéntate a mi lado —el resto se me ríe.
—Sí.
Camino hacia la silla que está al lado de él, quedando frente a Mael que no deja de reírse por lo bajo.
¿Por qué a mí me la ponen más difícil?
Mael e Ismael es tan bien felices al lado de su pareja... y yo a cierta distancia de ella, bueno... todo sea para ganarme al suegro.
—Mario, deja que Gustavo se siente con Maluli —opina mi señora suegrastra.
—Concuerdo con ella —digo.
—¿No quieres estar cerca de tu suegro? —me pregunta.
—Claro que si, pero también quiero estar cerca de mi novia.
—Siendo así... Maru, cambia de puesto con Maluli por favor.
—Ok.
Maru se levanta y Maluli se sienta a mi lado, y hay la cosa cambia.
—¿Contento?
—Si, señor.
Siento la mano de Maluli sobre la mía y la entrelazamos.
—No quiero imaginar como será con las demás —manifiesta la señora Maria Gracia.
—Majo y Magi están muy pequeña para tener novio, y Maru; ella ya sabe tomar buenas decisiones.
Miro a Ismael, al parecer le comieron la lengua los ratones, ahora quien se burla de quien; creo que le va a ser más difícil ganarse al suegro.
—¿A lo cuanto años puedo tener novio, papá? —pregunta Magi.
—A los 20 años.
—Me muero de vieja —dice y todos no reímos menos mi suegro que negaba con cabeza.
—Maria Gisel, ¿a los cuantos años consideras que se pueda tener novio? —le pregunta.
—A los 12 años, eso lo vi en "la rosa de Guadalupe"
—Te prohíbo ver eso.
—Señor Mario, esta pequeña todavía —interviene Mael.
—Cuando tenga una hija vas a estar como yo o peor.
Concuerdo con mi suegro, si yo me entero de que mi hija tiene novio me da un infarto al hígado. Me acerco a Maluli y le susurro al odio:
—Nuestra hija va a tener novio a los 30 años —me alejo un poco.
Ella solo me sonríe y niega.
—Con lo celoso que es —comenta Mafer.
—Igual me voy a casar —me muerdo el labio inferior para no reírme.
El que sea novio de Magi tendrá que ser igual extrovertido que ella.
—Mejor almorcemos —propone Maria Gracias para calmar las aguas.
Dos señoras comienza a servir el almuerzo.
—El postre lo hice para ti.
—Ya quiero probarlo.
—Te va a encantar —me dice y comienza a comer y yo también.
Horas después.
Ya es hora de irnos, me despido de Maluli e ingreso al auto, acomodo el lienzo en el asiento a copiloto y me despido con la mano y me voy.
Después del almuerzo comí el postre hecho por Maluli y estaba delicioso, además de pintar, ser linda en todos los sentidos, inteligente, también sabe cocinar, soy muy afortunado de que sea mi novia.
El resto de la tarde me enseño todos sus dibujos y me hablo de ellos; cada uno tiene una historia, y cada uno de sus dibujos guarda sentimientos que no podían ser expresados con palabras, pero hoy lo hizo a través del arte. Ella me manifestó todo lo que sintió en el momento de dibujarlo, y eso es algo que fascina de Maluli; me encanta que me cuente sus cosas, me gusta sentir sus sentimientos a través de su voz, sus gestos, sus muestras de cariño, Maluli es magnífica.
Llego al edificio y salgo de mi auto, tomo el lienzo y lo llevo con cuidado, ya que este regalo es demasiado precioso para mí. Ingreso a mi departamento y lo primero que hago es buscar un buen lugar para poner mi cuadro.
Encuentro un buen lugar en mi habitación, acomodo el cuadro en la pared y ha quedado perfecto.
Aprovecho el tiempo y me doy una ducha rápida, y dejo todo listo para las clases de mañana y justamente me toca con ella las primeras horas.
Dejo arreglado todo y me acuesto en la cama, y le escribo a Maluli.
MALULI.
Me despido de Gustavo y cierro mis ojos feliz, hoy ha sido un gran día y mañana también lo será.
[***]
Llego a la universidad y la primera en recibirme es Bárbara; ella me da un gran abrazo.
—¿Qué sucede?
—Que el profesor Robert me permitió cuidarlo, así que después de clase me voy a su casa.
—Que bueno.
—¿Y tú te ves muy feliz? ¿Qué te pasó?
—Es un secreto.
—Somos mejores amigas, dime.
—Ya tengo novio.
—¿Pero quién?
—Soy yo —miro rápidamente a Gustavo.
—Profesor, pero, ¿cómo?
—Después te cuenta la historia completa —le digo y ella asiente.
Él me da una sonrisa porque hay mucho estudiante y no sería bueno que nos vieran besando.
—¿Vamos al salón?
—Si —digo y Bárbara asiente.
Los tres vamos al salón, Gustavo se puso modo serio y comenzó a dar su clase. Algo que me fascina de la faceta de él como profesor es cuando me dice: 'Señorita Castillo'. Suena muy bien proviniendo de sus labios.
El tiempo se me pasa muy rápido, y la hora de clase termina. Todos los estudiantes se retiran, pero yo no.
—¿Desea algo señorita Castillo? —me da una sonrisa pícara.
—Nada, solo me dio calambre en el pie.
Él camina hacia la puerta y la cierra, se acerca a mí, me agarra mi barbilla y me da un delicioso beso.
—La clase ha terminado, señorita Castillo.
Que buen cierre de clase. Tanto Gustavo como yo, salimos de salón porque nuestro día de clase le falta mucho por terminar.
[***]
Llego al <<rincón de los enamorados>> y busco a Gustavo; él me pidió vernos un ratito. Busco por los alrededores, pero no lo veo, me sobresalto por el abrazo que he recibido por detrás.
—Te adoro.
—Yo también te adoro, te quiero, te amo.
Me doy la vuelta y para mirarlo.
—¿Me das un beso?
—No es preciso pedirlo Gustavo, mis labios son tuyos y puedes adueñarte de ellos cuando quieras.
—Me enamoras más.
Comienza a acercarse más a mi rostro y roza sus labios con los míos lentamente, haciéndome aumentar más las ganas de besarlo. Me besa despacio y poco a poco aumentar el ritmo y eso me gusta. Rodeo su cuello y tomo el control del beso y él incumbe a la intensidad a la que yo lo beso.
NARRADOR.
—Maldito pintorcito, debería ser yo quien la besé, pero tú estás disfrutando de ella, pero no dejaré que te quedes con mi mujer, porque es mía y de nadie más —dijo yéndose del lugar porque no soportó verla besándose con otro.
Gustavo y Maluli me dan mil años de vida.🥰
1/7 💜
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Editado: 25.02.2022