2 de agosto del 2021. 9:01 pm
Vine a este lugar exactamente 15 días después para poder expresar que había evitado visitar este sitio porque sabía lo que me recordaba y solo pensar en lo que pasaría más adelante conforme avance en la historia y tenía miedo de sentir, sin embargo, estaba consciente que necesitaba hacerlo para sanar, para olvidar y para intentar sonreír de nuevo.
Así que, ¿qué parte de la historia era esta?
Oh, sí. Era la parte en que revisé su perfil.
Después de entrar y encontrar cosas que no necesitaba y las que me hacían ver como una discapacitada mental, pude tener en mis manos esa clase de información que a veces las personas ocupaban como memorias que no podían ser reemplazadas, tal es el caso de su cumpleaños, que sucede en octubre.
Decían que la curiosidad mató al gato y mi curiosidad me llevó a darme cuenta de que además de todo lo que ya conocía, ahora también poseía su ubicación ¿Para qué me serviría? Honestamente, no lo entendía en ese momento, pero más adelante le saqué provecho.
El sentimiento del amor que iba creciendo sobre mí, me permitía emocionarme con cosas sumamente ridículas, como su conexión en Whatsapp, sus fotografías en Instagram y la creación de lugares imaginarios donde el “para siempre” sí existía y me mostraba lo equivocada que me encontraba respecto a la relación que anhelaba tener.
Era un día cálido de noviembre cuando de repente…
bueno, eso era broma, no se crea todo lo que lee.
La cuestión fue la manera de responder ante las ganas que tenía de hablarle, recurriendo también a sus mensajes sobre poder comunicarse con usted, compartió una historia sobre obtener su número de celular. Un tonto impulso me llevó a pedir por fin celular, en ese lunes por la noche, por lo que apagué mis redes esperando la respuesta hasta el día siguiente con el miedo dominando cada célula de mi cuerpo y el pensamiento de que mi petición había sido ignorada, pero no lo fue, y fue lo mejor ya que me sentí especial.
Al estar en la iglesia, decidí vencer mi temor al rechazo y le escribí por primera vez, después de 12 horas dándole vuelta a la manera de iniciar la conversación.
Sin embargo, la plática fluyó de una manera extraordinaria, tan hermosa que me entraron unas grandes ganas de llorar, porque en el pasado no había conocido a nadie que se le comparara, usted era atento, era tan inteligente (me prendía de su cerebro, ya que lo hacía ver muy sexy) y con una capacidad de creación audiovisual que era tan competente sin importar el contenido que decidiera mostrar, como lo fue esa infografía de Geografía física, más yo no quería que se sintiera sofocado con todo lo que pensaba sobre sus habilidades.
Compartíamos una que otra coincidencia en nuestra vida, como es la admisión en la universidad, con un nivel de dedicación a sus estudios que, aunque esté oculto, desarrollaba ese potencial.
Pasados algunos días, se debía entrar al ciclo III y al ser una niña que le gustaba relacionarse (o al menos conocía) a medio mundo, tenía muchos contactos que empezaban a enviar información referente al periodo de clases, entre ese contenido, tuve el enlace de inscripción de Classroom con un docente que terminaría siendo todo lo contrario a un buen maestro.
Algún intercambio de datos, se dio en base a tras materias y ese lapso de días.
Recién estábamos en las primeras horas clases cuando me surgió la idea de querer hacer apuntes bonitos, por lo que me esforcé en conseguir todo el material para lograr mi objetivo. Con eso, tomaba muchas capturas de pantalla de todas las clases y así permitirme lo que quería.
Llegaron las evaluaciones y en el primer parcial nos dimos cuenta que las nuevas materias no venían fáciles y quise aportar mi granito de arena dándole derecho a las notas que tenía de las unidades que faltaba que nos evaluaran y ahí está el uso del primer adjetivo que me hizo volar.
5 letras, 2 vocales y 3 consonantes que me hicieron flotar demasiado, quizás.
“Linda” nadie me había dicho eso antes, o tal vez si me lo dijeron, pero no le di la importancia como lo hice cuando salió de su chat, hubo incluso reacciones físicas como sonrojo, temblor, alteración nerviosa e irónicamente cada vez que empleaba esa palabra, sencillamente me encantaba (escribir esto, me sigue emocionando como la primera vez que lo leí).
Enamorarse es muy complejo ¿no? Enamorarse significaba para mí, soñar con otro y desarrollar el amor de una manera demasiado extraña. Es un sentimiento que se repite en todos los humanos, pero que quería simplemente evitar, porque no me gusta la vulnerabilidad de darle una parte de tu alma a alguien, ya que en la infancia me hicieron creer que eso era una debilidad y no solo en la infancia, también en mis “relaciones” anteriores.
El 26 de abril, recibí un texto suyo que me emocionó, nuevamente, mucho más de lo que pudiera explicar. Era una pregunta vaga, algo casual sobre una materia que cursábamos en ese momento, acontecimiento que aproveché para ignorarlo deliberadamente esperanzada a encontrar mensajes suyos el día siguiente.
27 de abril. Desperté, cumplía 18 años de vida, mi cumpleaños era la única cosa que me alegraba lo suficiente para celebrarlo y la tonta ilusión de sus mensajes se esfumó cuando noté que estos no habían llegado y que quizás no llegarían en las próximas 20 horas que duraría despierta y no fue la única decepción que me lleve, ya que usted no era la única persona que me importaba en ese instante y ninguno de los dos había decidido aparecer.