Jude no podía dejar de mirarla. Toda su atención estaba puesta en la hermosa morena que estaba a su lado. Alika era muy hermosa y risueña, un soplo de aire fresco en medio de una habitación llena de gente. Nunca había conocido a alguien así de vivo.
Su mejor amigo estaba feliz a su lado y eso que su Pastor Alemán no era muy amigable con los desconocidos, solo con pocas personas y ahí estaba, muy risueño coqueteando. Pero no lo culpaba, ella era una chica bastante amable, inteligente y no podía negarlo, muy hermosa.
Había intentado irse de nuevo para al aeropuerto, pero por alguna extraña razón quería compartir con ella y dejarla ir sonaba demasiado horrible. Quería estar acompañado y eso era muy raro, porque no era de celebrar las fiestas, pero ahí estaba rumbo a un restaurante a buscar algo de cenar con una mujer que acababa de conocer.
—¿Qué quieres comer?
Parecía un poco avergonzada y no comprendía la razón de ello. Pero la dejó ser. No quería que se fuera, tal vez se debía a los años que tenía sin tener a alguien cerca. Su mejor amigo había muerto y el relacionarse aún costaba.
—Lo que sea está bien para mí.
Se rio. Eso no iba a ser fácil. —No empecemos una disertación de que "puedes comer lo que sea" para no incomodar. Te pregunto porque quiero que escojas.
—No es eso, es que puedo comer cualquier cosa. No quiero fastidiarte demasiado.
—Si me fastidiaras, estarías rumbo al aeropuerto. Escoge lo que quieras, yo me conformaría con una hamburguesa.
Parecía casi espantada. —¿Cómo puedes querer una hamburguesa en este día tan bonito? Mereces una cena navideña completa.
Hacía mucho que no comía nada así. Sonaba extraño siquiera pensarlo. Pero con eso descubrió lo que ella quería y deseaba complacerla.
—¿Quieres una cena navideña? —inquirió sabiendo su respuesta.
—Lo que tú quieras. —otra vez no deseaba incomodarlo. Era tan bonita.
Una idea loca pasó por su cabeza. —Bueno, busquemos un restaurante donde sirvan un verdadero plato navideño. Sigamos la tradición.
—¿Estás loco? Un riñón voy a tener que dejarlo allí. Además, tú odias la navidad.
Si supiera que tenía más de dinero del que podía gastar, pero esa no era la cuestión, quería hacerla sonreír, una compulsión se hizo dueña de él. —Es mi pago por la foto, de repente te haces una artista famosa en un futuro y me la quieras vender más cara.
Su risa fue la respuesta, estaba bien con él. —Está bien, tú ganas. Pero no te pongas creativo con un restaurante caro.
Se sintió feliz de ello y le gustó mucho que ella dijera que si
A él le gustaba caminar y con Cronos era algo asiduo, pero no sabía si ella aceptaría algo así. —Vamos a tomar un taxi.
—No, me gusta este ambiente, aprecio mejor las fechas así. ¿No crees que diciembre tiene una vibra distinta a cualquier mes del año?
Quizás en el pasado, pero ahora era un mes lúgubre para él. No le gustaba para nada. Pero no podía hacerse de la vista gorda cuando veía a una chica muy triste por estar lejos de su familia. Su madre le habría dado con la chancla por ese motivo.
—Huele a gente molesta que ama la navidad.
—Señor Scrooge, que no te guste la navidad no te hace especial. ¿Nunca tuviste una navidad memorable?
Todas las de su niñez hasta la adolescencia lo fueron, pero ahora solo le recordaba aquello que perdió. —No viene al caso. A ver, ¿qué tiene de especial decorar por todos lados y en enero quitar todo?
—Lo mágico. Cuando te digo que todo huele diferente, es verdad. Se siente por completo distinto desde el primero de diciembre.
—No cuando tu mejor amigo muere en esa fecha, Alika. —se sorprendió mucho cuando eso salió de sus labios, no había planeado para nada contarle sobre eso. Pero sentía que debía de desahogarse, ella le inspiró tal confianza que no pensó.
—Oh Dios, lo siento mucho. —eso era algo que seguía doliendo para él—. ¿Puedo preguntar qué pasó? No tienes que contestar, es que es raro.
—Soy Capitan de la fuerza aérea, Alika. Hace unos tres años estaba en Afganistan, Adam y yo estábamos en la misma tripulación, él iba en uno de Evacuación médica, yo un bombardero, atacaron su avión y cayó con sus pasajeros. Era víspera de navidad. Nada volvió a ser lo mismo. También lo de mamá me dejó mal. Ella amaba las fiestas, decoraba la casa y horneaba galletas que repartía entre los vecinos. Luego de su muerte, no quise celebrar nada más.
Se sorprendió mucho cuando sintió que alguien lo rodeaba y el aroma a vainilla de la colonia de Alika penetró en sus fosas nasales. Ella lo estaba abrazando. Y le gustó, realmente le gustó demasiado.
Al principio se quedó estático, no sabía qué hacer, no había tenido mucho contacto con otros seres vivos, a excepción de Cronos, en los últimos años, pero aquí estaba esta mujer que acababa de conocer dándole el mejor abrazo que había recibido en tanto tiempo. Al final reaccionó y devolvió el mismo.
Pasado un rato, ambos se alejaron por un ladrido de su perro. Se sentía un poco expuesto y Alika parecía abochornada. Pero no quería que se sintiera mal, no cuando eso se le pareció tan bien. ¿Cómo era posible que hubiese conectado tan rápido con otro ser humano?
#2610 en Novela romántica
#935 en Otros
#190 en Relatos cortos
navidad y romance, milagro de navidad y deseo, militar y chica afroamericana
Editado: 04.01.2022