La mañana siguiente se despertó temprano, se habían quedado dormidos viendo la Televisión y por cosas de la fecha estaban dando un maratón de películas navideñas. Vieron desde Mi pobre angelito hasta los fantasmas de Scrooge.
Él se había quedado dormido en su lado del sofá, mientras que ella estaba del otro. Se sorprendió mucho de haber hecho algo como eso y no entrar en colapso solo por hablar con el chico. La verdad es que le gustaba mucho su compañía.
Pero había llegado la hora de partir, tenía que volver a casa y ya le habían avisado que su vuelo saldría en un par de horas.
—Hola Cronos. Eres el cachorro más lindo del mundo. —su peludo amigo se acercó a ella y posó su cabeza sobre su pierna. Estaba encantada con él—. Gracias por hacer esto posible, pequeño. —besó su cabeza y decidió que era hora de volver a la realidad.
Se levantó del sofá y se dio una ducha. Al ver que no despertaba comenzó a preparar desayuno en agradecimiento por haberle brindado su compañía.
—No tenías que molestarte.
Se sobresaltó al escuchar su voz y ella casi dejó caer un vaso, pero con los buenos reflejos de él, lo sostuvo antes de que diera contra el suelo. —Cuidado.
—Me asustaste.
—Lo lamento, duendecillo. —sus comisuras se alzaron al oír el mote cariñoso, le parecía dulce escuchar algo así para ella. Eran el señor Scrooge y duendecillo—. ¿Ya tienes que irte?
Ella pareció escuchar un tono de anhelo en su voz, como si no quisiera que se alejara. Pero se dijo que tenía que ser lo que deseaba escuchar, a lo mejor él ya la quería lejos.
—Sí, mi vuelo sale en dos horas.
—Entonces te llevaré.
—No es necesario — la miró ceñudo como cuando le decía que no le incomodaba. Era tan dulce—. Está bien, gracias.
Así desayunaron, con el peso de la despedida cerniéndose sobre ellos. No importaba que la navidad no hubiese salido como planeó en un principio, de alguna forma se convirtió en una de las mejores navidades que había tenido en toda su vida.
Cronos se iba a quedar, por lo que se acercó a él. —Eres hermoso y me caíste bien. Espero verte algún día de nuevo.
A su lado notó como la veía Jude. —Hiciste un nuevo amigo, él no es muy sociable, pero cuando se encariña, lo hace para siempre.
Algo le decía a Alika que su dueño también era así.
Él la llevó hasta su auto, que resultó ser una Hilux del último año. Y era sorprendente, Jude era un bastante sencillo, pero notó que tenía dinero.
Al final llegaron al aeropuerto en silencio, quería ralentizar el tiempo, pero no le quedaba mucho de este para abordar el avión para ir a casa de su padre. Sentía que todo estaba acabando y le rompía un poco el corazón.
Luego de que hiciera el registro de su equipaje fue el momento de pasar a la puerta de embarque. Ya no se podía hacer más nada que despedirse.
—Gracias por ayudarme anoche, Jude. De verdad lo aprecio.
Jude sonrió algo triste, no entendía la razón. —Alika, fue al revés, tú me ayudaste a mí. Fuiste mi milagro de navidad. Y estaré por siempre agradecido.
Ella se sentía casi al borde del llanto. —Sabía que había una razón para que mi vuelo se cancelara.
—Las cosas pasan por algo, siempre por una buena razón. —había una enormidad en su tono de voz de Jude que le robó el aliento por completo a Alika.
Ambos se miraron a los ojos, una enorme energía yendo del uno al otro se esparcía y poco a poco se fueron acercando, estaba casi segura que a besaría, pero el desgraciado altavoz que anunciaba los vuelos comenzó a llamar el suyo arruinando lo que podría haber sido su primer beso. Ahora no sabía si de verdad se verían de nuevo o solo sería un instante robado en el tiempo.
—Dame tú teléfono, Alika.
Casi que dio un grito de emoción, pero se contuvo. Si quería su número era porque deseaba tratar con ella. Y a Alika quería su amistad, en serio.
Se lo dictó y anotó rápido. Enseguida hicieron otra llamada y no había nada más que quisiera que seguir hablando con él.
—Ten un buen viaje.
Ambos se dieron un abrazo y así ella pasó la puerta que los separaría.
***
Había pasado casi una semana desde que se vieron por última vez en el aeropuerto y Alika había intentado con ahínco no revisar su teléfono para ver si tenía algún mensaje de Jude. En los días que había pasado no le escribió y ella era muy ansiosa para hacerlo.
Pero estaba decidida que ese día acabaría ese silencio y le escribiría para saber de él. Sabía que ese día volvería al servicio y quería decirle que rezaba por él.
Su mamá no podía creerlo cuando le contó, al principio la regañó por hice con un desconocido de esa forma, pero luego le pidió todos los detalles que con emoción le contó. Era la primera que le decía que le escribiera, pero ella negaba avergonzada.
Y así agarró su teléfono y mandó un corto mensaje.
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Editado: 04.01.2022