Señor Tentación [serie Las Marías #5]

Capítulo 1. Continuar.

MARU.

A veces tomamos decisiones que nos lleva a un camino lleno de dolor; esas decisiones nos terminan marcando para siempre. Pero, siempre habrá algo o alguien que sea lo único bueno de una mala decisión. 

La muerte de mi madre dejó un gran vacío en mí... mi madre era todo en mi vida. Siempre la preferí más a ella que papá... pero, en una noche de invierno, su cuerpo yacía en el piso con una gran mancha de sangre. Mis gritos eran desesperados al ver sus ojitos cerrados, al sentir su cuerpo frío que ya no me daba calor; el llanto de mis hermanas y el mío se mezclaron con los truenos y la lluvia, solo estábamos nosotras, pero...  ¿Dónde estaba él? ¿Dónde estaba papá? 

Antes de que mamá se quitara la vida papá le había pedido el divorcio, y eso fue lo que orilló a mi madre a tomar esa drástica decisión. Después de su muerte me alejé de papá, ya que para mí no había más culpable que él, hasta que se volvió a casar y hay entendí quién era la verdadera culpable. Desde que llegó a casa la odié y siempre le recalqué qué; la culpable de la muerte de mamá era ella, y que siempre la iba a odiar por ese motivo. Después nació María Gisel, la cual ya tenía mi odio desde el momento en que me enteré de que estaba en el vientre de su madre. Desde su nacimiento la barrera entre mi padre y yo creció más, apenas y le dirigía la palabra; también puse un poco de distancia con mis hermanas, ya que ella siempre me decías que: "María Gracia y Magi no tienen la culpa de nada". Pero tanto era mi odio que no quise ver la realidad de mis estúpidos actos. 

Sin embargo, aquel día, cuando me dijeron que tenía que casarme para salvar la vida de Magi y la empresa, me negué, y me fui con la peor persona que había conocido... Pedro; ese es su nombre. 

Me cegué por la ira y no vi que ese hombre era malo. Yo conocí a Pedro cuando fui a visita a mi madre al cementerio, él se acercó a mí y me ofreció su amistad y la acepté; era mayor que yo, y con él sentía que tenía el cariño y la protección que yo misma me negué a recibir de mi padre, no obstante, todo fue una falsa. Cuando me fui con él pensé que las cosas estarían bien, sentía un gran aprecio por este hombre..., pero esa misma noche el abuso de mí y ahí entendí que nunca debí confiar en un desconocido... Aprendí que no todas las personas son lo que aparenta ser.   

Pedro me tenía encerrada y todas las noches abusaba de mí, me golpeaba y cuando venía borracho era peor. Cuando mi familia me llamó para saber de mí me obligó a decirle que los odiaba y que no me buscarán nunca; viví en el infierno en vida.

Sus constantes abusos acabaron cuando mi vientre creció, no sé cuantos meses tenía, pero desde ese momento ese cruel hombre dejo de poner sus sucias manos en mi cuerpo. Ese bebé que llevaba en mi vientre era lo único que me consolaba, lo único que evitó que Pedro no siguiera abusando de mí, que no me golpeara; ese bebé fue mi salvación, y lo único que me daba la fuerza para seguir viva. 

Mientras estuve encerrada, y era abusada y golpeada, me di cuenta de mi error. Fui una tonta en acusar a María Gracia y Magi de algo de la cual no eran culpable, me di cuenta tan tarde y en esos momentos mi dolor crecía más; quería ver a papá, a mis hermanas, a María Gracia y Magi para pedirles perdón por ser tan ingenua e inmadura... Pero eso era algo imposible en la situación en la que me encontraba.

El día del parto llegó y no sabía qué hacer, gritaba pidiendo ayuda, y la señora que llevaba mi comida se apiadó de mí; ella me dio una oportunidad de poder salir de ese infierno. Berta me prestó una llamada y llamé a la casa, y quien me contestó fue María Gracia; ella vino por mí, no le importó arriesgar su vida y me salvó a pesar de todo lo que le hice. La mujer que tanto odié fue quien me sacó de ese encierro y me acompañó en todo el proceso de la cesárea; sin soltar mi mano. Mi hijo nació, tuvo problemas de peso, pero se recuperó siendo un niño fuerte y sano. 

Les pedí perdón a todas las personas a la cuales lastimé, en especial a la más inocente, a mi hermana menor; ella me perdonó y me dio su amor a pesar de lo mal que la traté. Desde ese perdón mi relación como mi fue muy diferente y hermosa, pude conocer más a Magi, descubriendo en ella un corazón hermoso.  

Me puse al día de lo que ocurrido en mi ausencia; Mafer fue la que se casó y se terminó enamorando de su esposo, me sentía y siento muy feliz por ella. El estar de vuelta con mi familia fue lo más maravilloso. Sin embargo, lo más maravilloso fue tener a mi hijo entre mis brazos, el ver su sonrisa causaba en mí un sentimiento inexplicable; después de tantas cosas malas que pasé, volví a ser feliz juntas a las personas que amo. 

Los años pasaron y con ellos muchas cosas. Mafer tiene su propia familia y es muy dichosa. Maluli dejó su miedo atrás, se enamoró y también tiene una familia. Majo también tiene a su propia familia, aunque está lejos de casa. Papá y María Gracia están más enamorados que nunca. Y Magi, pues ella es muy alegre con sus sobrinos. Y yo, yo soy muy feliz con mi hijo. 

Mi inmadurez me llevó a mi propio infierno, y solo un ángel me dio la fuerza suficiente para no dejarme caer. A ese ángel lo amo con mi vida, es lo único bello de mi mala decisión, él es mi hijo; Mario Ángel. 

—¡¡Mamá!! —le doy una sonrisa. 

—Mi vida, ¿cómo te fue en tu primer día de clases? —Pregunto boyante.

—Bien —me da su hermosa sonrisa. 

—Qué bueno —acaricio su cabello —. Mario, ¿quieres comer helado? 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.