Problemas y un alto en el camino
Ayar Cachi se convierte en piedra
Al día siguiente cerca de Haysquisrro, se produjo un nuevo incidente, Ayar Cachi enojado por una orden de Manco Cápac, marchó a la cumbre de una loma y desde ahí tiró piedras con su aybinto (honda), con tanta rabia y fuerza que provocaron un gran derrumbe que ocasionó el desvió del río, que inundo el campamento.
Esta demostración de fuerza y del temperamento rebelde e incontrolable de Cachi, preocupó a Auca y Uchu, pues pensaron sería un peligro para la autoridad de su hermano Manco Cápac.
Esa noche Auca y Uchu cayeron en un profundo sueño, en el cual Apu Kon Ticci Illa Tecce Wiraqocha, se les apareció y les ordenó servir lealmente a Manco y encerrar a Cachi en Pacaritambo.
Al amanecer, ambos hermanos se contaron su sueño y mediante los poderes de Ayar Uchu quien podía comunicarse con los dioses a través del viento, la tierra, el fuego y el agua, constataron que era una orden de Apu Kon Ticci Illa Tecce Wiraqocha por lo que fueron en busca de Cachi.
Lo encontraron muy alegre, en la cumbre de un cerro rodeado de jóvenes que le escuchaban con mucha atención. Esto les dio más ánimo, por lo que cuando los jóvenes se retiraron, Ayar Uchu se le acercó y le dijo:
- Hermano, desde esta cumbre se divisa haya a lo lejos, a nuestro querido Pacaritambo y he recordado que dejamos cosas que ahora necesitamos, por lo que te ruego me acompañes hasta ahí, para traer la insignia de Señor que usó nuestro padre y los "topacusi" (vasos de oro ceremoniales), porque son necesarios para los ritos y sacrificios en honor de Apu Kon Ticci Illa Tecce Wiraqocha, que nuestro hermano Manco Qhapaq quiere hacer en su honor, para pedirle que nos guie hacia la conquista del valle Acamama.
- Tengo muchas cosas que hacer para estar perdiendo varios días en ir hasta el Tampu Tocco – respondió enojado Cachi -. Anda tú con Auca y un grupo de guerreros.
Viendo que Cachi, se negaba a acompañarlo, Uchu dulcemente le dijo:
- Vamos hermano anímate, Auca tiene que hacer varios encargos de Manco y tú eres el más amado por los jóvenes que te tiene como su ejemplo y en este viaje también traeremos semillas de maíz y papa, para que estos jóvenes que tanto te quieren, tengan que comer en el invierno.
Ayar Cachi, no quería ir a Tampu Tocco, pero aceptó a regañadientes, porque creyó que era cierto que tenían pocas semillas, solo por esto acompaño a su hermano Uchu. Partieron al amanecer acompañados por Tambocheccay uno de los guerreros más fuertes y tres guerreros.
Luego de dos días de viaje, llegaron a Tampu Tocco. Uchu y Cachi acompañados de los guerreros retiraron la pesada roca que cerraba la cueva y entraron para sacar la insignia de Señor que usó Apu Tambo, los "topacusi" (vasos ceremoniales) y las semillas, mientras los guerreros trasladaban todo fuera. Ayar Uchu invitó a Cachi a buscar algunas armas, de las muchas que ahí habían. Eso sí entusiasmo a Cachi quien corriendo como un niño se internó en la cueva, mientras Ayar Uchu salió apresurado y ordenó a Tambocheccay y los guerreros cerrar la entrada con grandes rocas. Pocos minutos después toda la cueva temblaba por los gritos de Cachi ordenando a Uchu que abriera la entrada, era tal la ira y fuerza que sus gritos hicieron que parte de la bóveda de la cueva cayera sobre él, fuera Ayar Uchu y los guerreros lloraban y golpeaban con sus cabezas con las rocas con que cerraron la entrada. Finalmente vieron como una nube salía de la cueva y subía hasta perderse en el infinito. Habían cumplido una orden divina y tuvieron con gran dolor que alejarse. Apu Kon Ticci Illa Tecce Wiraqocha, inspirador de tal hecho, había convertido en piedra el cuerpo de Ayar Cachi y llevó su espíritu directamente al Hanan Pacha (morada de los dioses).
Manco Cápac, al enterarse de la muerte de Cachi, lloró desesperadamente, porque realmente amaba a su hermano y se culpó de ella. Como duelo decidió permanecer por una semana en el lugar. Por lo que sus humanos al verlo tan destrozado le contaron que fue una orden de Wiraqocha. Esa Noche en sueños Apu Kon Ticci Illa Tecce Wiraqocha le dijo a Manco que era necesario el sacrificio de Ayar Cachi.
Aun así, los tres hermanos cumplieron el duelo de tres días por la partida de su hermano.
Una laguna de ensueño
Cada vez el avance era más lento y difícil, pues se acercaban al valle sagrado y casi todo estaba ocupado, por lo que recibían constantes ataques de parte de las etnias que ya habitaban desde hacía mucho tiempo la zona. Estas se habían unido para no permitir establecerse ahí a nadie más, este era su valle y nadie más se podía establecerse en él.
Manco Qhapaq estaba ya cansado de buscar y no encontrar una forma de avanzar, por lo que invocó a los Apus tutelares que vivían en los nevados para que lo iluminen. De pronto la fatiga lo venció y se quedó profundamente dormido, en su sueño su padre Apu Tambo le dijo: hijo mío tu eres el elegido por nuestro padre Viracocha, no te dejes vencer por las dificultades, recuera lo que muchas veces lo les dije a ti y a tus hermanos para animarlos cuando algo no les salía bien: “Cada tropiezo o fracaso que hallen en su camino, deben tomarlo como un reto al cual deben vencer. Nunca olvides que tú eres el mayor y el guía de tus hermanos por lo que estás obligado a no darte nunca por vencido. Recuerda hijo que cuando la noche es más profunda, empieza el amanecer. Yo siempre ruego al Padre Inti, Dios de la luz te guie e iluminé el camino hacia el valle donde fundaras la capital de tu nuevo Imperio.