Señorita Dankworth

"Un Cumpleaños"

La casa de sus padres ha cambiado muchísimo, cuando su empresa comenzó a generarle ingresos, Mackenzie decidió construir un mejor lugar para sus padres. Lo que antes era solo una pequeña casa de una pieza, ahora es una gigantesca casa blanca con uno que otro lujo, sus padres le prohibieron gastar demasiado en una casa donde solo viven dos personas y un perro.

Al mismo tiempo que detiene el auto frente a la casa de sus padres, su madre ataviada con un hermoso y elegante vestido sale disparada a saludarla. Inmediatamente las tres chicas bajan del auto. Katherine la madre de Mackenzie la aplasta en un gigantesco y cálido abrazo.

— ¡Feliz cumpleaños mamá! —Consigue decir Mackenzie, devolviéndole el abrazo con la misma euforia.

— ¡Gracias mi niña! —Katherine se desprende de su hija para saludar al resto de las chicas con el mismo abrazo eufórico.

— ¡Feliz Cumpleaños Katherine! —Dicen Clara y Marla al mismo tiempo.

— ¿Con que a ella si la tutean? Interroga Mackenzie fingiendo que esta ofendida.

— Ellas no trabajan para mí. —Responde Katherine entre risas, Mackenzie pone los ojos en blanco y su madre prosigue— Adentro esta Charlie.

— Iré por él, ustedes métanse dentro del auto. No perdamos más tiempo que la noche promete.

Las chicas obedecen y Mackenzie se interna en la casa. Busca a su padre en la habitación y lo encuentra peleando con su corbata.

— ¡Hola papá! —Le saluda acercándose a él para abrazarlo.

— ¡Pequeña! —Su padre gustoso recibe el abrazo.

— Te ayudo. —Dice Mackenzie tomando su corbata y poniéndosela correctamente.

— Se supone que tu madre lo hacía, pero apenas escuchó tu auto salió disparada. Supongo que se quedó cotorreando con tus amigas porque no volvió.

— Tú si la conoces. —Menciona Mackenzie riendo— Listo. Ahora vámonos que se nos hace tarde.

Clara siguiendo las instrucciones de Mackenzie se encargó de hacer una reservación en uno de los mejores restaurantes de España. Además, también pidió que le preparan una torta de cumpleaños, y que decoraran la mesa donde ellos estarían, que por cierto es en el apartado para personas “importantes”. Mackenzie no suele hacer esos gastos innecesarios, pero esta vez quiso hacerlo por el cumpleaños 50 de la mujer que la trajo al mundo. Una vez en el restaurant, vendan los ojos de Katherine con un pañuelo negro. Al llegar a su mesa, Charlie toma el ramo de rosas, lo esconde en su espalda y posteriormente Mackenzie le quita la venda a su madre.

— ¡Feliz Cumpleaños! —Gritan todos al unísono.

— ¡Muchísimas gracias hija... a todos. Gracias, gracias, gracias! —Dice Katherine emocionada.

— ¡Feliz cumpleaños amor! —Dice Charlie entregándole el ramo de rosas. Katherine mira a Mackenzie.

— Yo no tuve nada que ver, él solito lo compro. Pidió que lo trajéramos aquí para que no lo vieras en casa. —Aclara Mackenzie al entender la mirada de su madre.

— Nunca he sido de pedirle dinero a nadie para darle algo a mi chica o para salir con ella. Ni siquiera a mis padres. ¿Acaso lo olvidas Katherine? —Dice Charlie ofendido.

— ¡Oh, amor! ¡Muchísimas gracias! —Le responde Katherine con ternura y recibiendo las rosas. Para luego besarle en los labios.

Todos se sientan, comparten chistes, se ponen al día. Hasta que llega el camarero con el menú, todos piden sus respectivas comidas y bebidas. Mientras esperan continúan conversando.

— Me parece injusto que tu padre y yo estemos vestidos tan elegantes y ustedes no. —Dice Katherine a su hija.

— Sabes que no soy de mucho vestido. Además, venimos del trabajo.

— Creo que el señor Hawkins nos está siguiendo. —Menciona Marla. Todos miran en la misma dirección que ella.

— ¿El señor Hawkins? —Pregunta Charlie.

— Un tipo que quería hablar con la dueña de empresas Mackenzie. Pero esta se negó. Es más, la tuvo enfrente y ni supo que era ella. —Aclara Marla.

— ¿Te negaste por mi cumpleaños? —Pregunta Katherine.

— Sí, es algo que estaba planificado, el no hizo reserva ni nada. Pero no quiero hablar de trabajo. Es tu cumpleaños mamá.

— Bien, pero sí que esta guapo el hombre. —Ante este comentario, su esposo carraspea— Pero ninguno como tu amor. —Todos ríen. Mackenzie se disculpa para dirigirse al baño o su vejiga explotaría.




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