—El otro día fui a una cafetería por el centro. "Blues and Coffee" se llama. Venden algunos cocteles también; creo que nos hará bien el salir a distraernos un poco. ¿Qué opinas? —Fred, al ser mucho más sereno que Pedro, buscó alguna forma de ayudar a su amigo a librarse del estrés.
Claro, ninguno de los tres chicos estaba al tanto de que Winnie Gales frecuentaba aquel lugar, pues, el día en el que el moreno conoció la cafetería, la joven no se presentó en el lugar por temas de su trabajo en el teatro.
—Podemos ir saliendo de Van'Hausens. —aceptó Jack mucho más calmado. —No nos vendría mal un poco de distracción.
¡Y vaya que la tendrían!
Llegaron al lugar charlando sobre uno que otro tema concerniente al trabajo, y tomaron asiento en una de las mesas del local, muy cercana al pequeño estrado.
—Yo quiero un café. —pidió Jack a uno de los meseros.
—A nosotros tráenos dos cervezas, por favor. Eso sería todo por el momento, gracias. —Añadió Pedro y volvieron a charlar sobre diversos temas.
...
Winnie Gales no la había pasado tan bien que digamos, no podía negar que al inicio se sintió cómo una tonta por no haber reaccionado al intento de beso de Jack, pero luego, un notorio sentimiento de ofensa invadió su mente. Él había sido un idiota con ella; nadie huye después de intentar besarte y te evita el resto de la semana, solo Jack Weston.
¿Qué le aterraba? ¿Acaso ella le resultaba tan desagradable? Y en caso de ser así ¿Por qué intentarías besar a alguien que no te gusta en lo más mínimo? Sí, todo era muy confuso para la joven de cabello rojizo, y después de una gran charla con Mindy, decidió hacer caso al consejo que le dio la pelinegra.
—Olvídate de él. No vale la pena.
Le había funcionado el evitar cualquier contacto con él, aún sin saber que Jack también había hecho lo mismo con ella, pero no pudo evitar que su corazón diera un vuelco cuando lo vio sentado junto a sus amigos, en una de las mesas de la cafetería.
—¿Qué hace él aquí? —le preguntó a Mindy como si ella supiera la respuesta.
—Sea lo que sea, mantén tu distancia, Winnie. —le advirtió como buena amiga, aunque la señorita Gales no podía pasar por alto su curiosidad.
Evitarlo, quizás, no era la forma adecuada de abordar el tema. Necesitaba hablar con él y poner fin a esa situación. De repente no estarían juntos como una pareja, pero podrían actuar como adultos maduros y dejar de huir el uno del otro.
Caminó sigilosamente, ocultándose detrás de la cortina que separaba la parte trasera del estrado, del resto de la cafetería. Desde aquel ángulo pudo escuchar perfectamente la conversación de los jóvenes sin ser descubierta, y aunque sabía que hacerlo no era lo correcto, no pudo evitarlo cuando se dio cuenta que ella era el tema de conversación.
—¿Nos dirás que pasó entre Winnie Gales y tú? —preguntó Pedro con mucho interés.
—No pasó nada, chicos. —respondió Jack fingiendo desinterés.
—Bueno, supongo que debemos creerte. —intervino Fred. —Después de todo, no creo que una chica como Winnie sea tu tipo.
—Sí, es muy inmadura y demasiado explosiva, en nada se compara a Nina, viejo. Ella es el partidazo para muchos.
Jack se vio tentado a negarlo, pero se convenció a sí mismo de que ellos tenían razón. Winnie no era para él y aquel casi-beso solo había sido un error de su parte.
—Sí, Winnie es muy inmadura para mí, parece una niña más; y sé que Nina es muy hermosa y centrada, pero me tomaré un tiempo para conocerla mejor.
—Yo creo que sí funcionaría. —comentó Fred. —Necesitas avanzar, no estancarte en una novia infantil.
—Brindemos. —propuso Pedro levantando su vaso. —Por más novias lindas y menos locas en nuestras vidas.
Jack negó con la cabeza un tanto divertido y se unió en el brindis.
—Por más novias lindas y menos locas. —repitió y dio un sorbo a su taza de café.
Winnie regresó hacia donde estaba Mindy con la mirada muy perdida. Se sentía dolida por la forma en la que Jack había hablado de ella. Creía, muy dentro de sí, que al menos él tendría una buena imagen suya, pero se dio cuenta, de una forma muy sorpresiva, que aquello no era cierto en lo más mínimo. Él no la consideraba su amiga, para él, ella era solo una chica loca e inmadura que lo atormentaba con su mucha energía.
Quizás había fingido el llevarse bien con ella como una forma de merecer las entradas a la convención. La varita que le había regalado, aunque aparentemente era de agradecimiento, se convirtió en el pago por la entrada que ella le había dado. ¡Claro! No había duda de que era un idiota. ¿Por qué intentar besarla cuando no quería nada con ella?
Jack Weston no se le hacía del tipo chicos que disfrutaban usar a las mujeres para su propio beneficio; era un poco callado y hasta bromista por ratos, pero claro, ya sabemos lo que dicen de aquellos chicos: Son los peores.
Se decepcionó de él. Aparentemente tenía intenciones de estar con una tal Nina, y ante el mundo negaba todo tipo de amistad con Winnie. Si la joven de cabello rojizo lo consideró su amigo alguna vez, en aquel preciso instante se convenció de lo contrario. Un amigo te defiende del resto, no se burla de ti a tus espaldas, ni huye cuando necesitan esclarecer muchos temas. El verdadero inmaduro era él, pero ni él mismo era capaz de darse cuenta.
Subió al estrado junto a sus amigos, cargando a Peter, su saxo alto dorado, entre las manos, y se colocó el instrumento en el cuello, tratando de concentrarse en tocar con tranquilidad.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó Pierce a su lado, aferrado a su guitarra. La había notado muy decaída y apagada para su gusto.
—Sí, no te preocupes. Tocaré esta canción y volveré a casa. —respondió. —Necesito dormir un poco.
—Vale, está bien. Te llevaré a casa en cuanto acabemos.
Winnie asintió a su lado y se preparó para tocar su instrumento como la profesional que era.