Sensitive

Nuestra vida juntos

Se que es usual en mí, contar historias de forma desordenada, y hasta puede que cometa algunos errores. Supongo que quien lo lea lo notará con facilidad. 

Quien escribe se fija en los detalles y quien lo lee aún más.

No creo que ningún lector con una pizca de agallas no note una gran cantidad de faltas. No creo que muchos me las perdonen, pero incluso si fuera así, quisiera escribir aunque sea una última historia...

Cuando mi vida ya no valía mucho, alguien me la cambio para siempre, no creo que tenga que mensionarla, ya lo hice muchas veces.

Hoy día es mi esposa, y según recuerdo tuvimos una vida juntos. Sonará raro al principio, pero quiero que sepan, que está historia la cuento junto a ella. 

En una ocasión recordamos nuestra vidas juntos, todo fue tan fugas, como un sueño después de una larga noche.

                                                                                      ***

Vivíamos en una casa suficientemente grande, tanto que no necesitaríamos irnos de vacaciones. 
En casa, nuestra casa, que al parecer compramos, aunque se parecía mucho en la que vivía. Ya paso mucho de eso, diría que a penas me resta algo de memoria, incluso hasta para recordar en donde vivimos ahora. Mis pocos recuerdos, antes de vivir juntos, son escasos. 
A veces pienso ¿qué tanto tiempo tuvo que pasar para que lograremos todo lo que logramos? es una pregunta que seguramente tenga alguna respuesta, ya llegara el momento de recordar, pero esperare que ella vuelva del trabajo, ya que al parecer mi hermosa esposa Joana, todavía no volvió. Ese es un claro indicio de que la cocina me pertenece por esta vez, hoy cocinaré yo. 
Entró a la sala y, cruzando el umbral de la puerta, diviso a nuestros hijos, nuestros dos hijos. Nuestra niña, de cabello castaño largo y de mejillas blancas. Bueno, creo que sacó nuestra palidez y nuestros ojos, cambiantes con la luz y el clima. 
Saco tu sonrisa y todo en generalmente. Cada vez que la veo me recuerda mucho a vos, en esas fotos que me mostrabas de cuando eras una pequeña, así como ella; así de pequeña y dulce. Ahí estaba, nuestra hija Josefina. 
En frente, esta nuestro hijo, a quién yo pudiera reconocer como mi propia imagen, si alguna vez la hubiera visto. Pequeño, de cabello castaño oscuro; flequillo largo, al igual que todo su pelo desparejo. Saco mis ojos, más verdes que marrones, y cambiantes a su vez. 
Es delgado y largo, tanto que diría que saco mis genes, pero al menos, agradezco que allá sacado tus facciones: tu nariz, pequeña y adorable, y tu cara, bien marcada y de tez pálida. 
 
Creo que ambos, tuvimos una buena vida, y que este nuevo comienzo. Realmente creo que es lo mejor que nos podría haber pasado. 
Mi amor, yo agradezco, el poder disfrutar esto con vos finalmente, ahora tenemos nuestra propia familia a quien cuidar. 
Nuestra vida, por rutinaria que fuera, era muy entretenida: Solíamos salir en la mañana, antes que sol se dejara ver en el cielo, para despertar el canto de las aves. Antes de marchar desayunábamos todos juntos. Ambos no solíamos hacerlo, no demasiado seguido, y supongo que hay cosas que no logramos cambiar, pero, a pesar de todo algún día lo haremos, o eso espero. Ellos, en cambio, comían como si no hubiera un mañana. Esa era, por lo general, la última imagen que nos quedaba grabada, una de ellos con la cara llena de comida. 
Solía ser lo último que veíamos, si, justo antes de vestirnos para llevarlos a la escuela. 

Tiempo después, tomábamos un largo viaje en el cual yo te llevaba hasta tu trabajo, no sin antes besarnos por largo rato. Al llegar nos besábamos una vez más, y nos decíamos “hasta vernos más tardé”. Largos viajes si, en los que ocupaba mi tiempo, recordando aquellos días, en los cuales, corríamos por las calles, y teníamos que vernos lo más posible antes que la noche caiga. y ahora, en las noches, cada uno en su habitación, luego de haber comido, después de una cálida ducha, solíamos pasar rato y el resto de la noche abrazados, solo nosotros, juntos. Esta era, nuestra dulce vida juntos. 
                                          

                                                                                 *** 
Recuerdo esa noche, era ya muy tarde y ninguno lograba conseguir el sueño, luego, volteaste hacia mi lado, y me miraste a la cara, y después de un beso, repetiste la siguiente frase: 
“recuerdo cuando hablábamos, todos los días y hasta la noche; horas y horas hablando, y a veces  hasta de los mismos temas, pero recuerdo, que tu voz solía relajarme, esa que a veces hacías, tan suave que solo de pensarlo me vuelve el sueño. Talvez amor, si te parece, podríamos recordar juntos, aquellos días, pero no desde ahí, sino incluso antes, cuando el destino nos cruzó, y la vida nos unió. Quisiera volver a esos días, en los que era cuestión de instantes y que el tiempo pasaba aún más rápido. A esos días, en donde los abrazos brotaban casi tanto como como las estrellas al despedirnos y donde los besos, eran contados por reloj, para no perder tiempo, y solo dedicarlo a nuestro amor. Recordemos amor, esos días, recordemos una vez más, ¿sí?” 
Como negarme a esa dulce mirada, y esa cálida sonrisa que siempre se dibujaba en tu rosto. Sin pensarlo, dije: “recordemos mi amor” 
                                        *** 
Mis recuerdos (Marcos): 

Todos los días se me hacían eternos, e interminables. Cada día contaba las horas, los minutos, los segundos que faltaban para el anochecer, hasta el fin de otro día. 
Hubo una vez, donde la noche se hizo día, y mis ojos vieron lo más hermoso que alguna vez haya visto. 
Ella era dulce, cálida, bella... no podría describir el mundo de posibilidades que encontraba en una sola persona; era todo lo que podría llegar a buscar, ella lo tenía todo. 
Era ese tipo de persona, en donde su corazón era tan amplio, que no me explico el cómo cabía en 
 
su pecho. Su sonrisa despampánate, resplandecía ante la luz del día e iluminaba hasta la noche más oscura. 
Su piel, era tan suave, tan suave como si acariciar las nubes estuviera al alcance de mi mano. Su piel, tan blanca como la nieve en invierno; su cabello, oscuro y brillante, que se mecía con la suave brisa de la mañana, y se entrelazaba en mis manos en un desliz de mis manos; tan sedoso como el terciopelo; tan fino como la ceda. Sus manos, tan cálidas y bellas, tan pequeñas y delgadas. Sus labios rojizos, el esplendor de la vida. No podría contar las veces que pude soñarlos, esperando el día en que pudiera poderlos probar. Ese néctar, ese dulce, dulce néctar de aquellos besos tan apasionados que pudiera estrellar en esa boca que tanto me atraía. Sus ojos, esos que me hipnotizaban y me atraían hacia un mundo de maravillas; esos que reflejaban el mundo de mis sueños y me conectaban al más allá de mis pensamientos. Esos ojos y esa mirada que me llevaron hacia mi anhelo, mi lugar favorito... 
Pasábamos los días juntos, uno como tantos. Aunque cada día que recuerdo a tu lado, para mí era único. Esperando el día en que no tuviéramos que despedirnos el del otro en tanto cayera la noche. 
Ella solía recostarse en mi hombro, para que la envolviera en mis brazos, en un dulce abrazo. Aquella calidez inigualable, aquella sensación tan irresistible. 
Sus abrazos, los recuerdos como el fin de cualquier día largo; mi lugar seguro, mi refugio de paz. Podría pasar toda la vida envuelto en sus brazos, pegado a su cálido pecho, sintiendo su tibia respiración deslizándose por mi oído y cuello. Suelo verlo como el amanecer de un día brillante, y recordarlo como el final del camino de donde mis pies pudieran llevarme. 
Recuerdo esperar todas las mañanas de todas las semanas, al levantarme, y hacer todos los preparativos para el resto de la mañana hasta el final del día; esperando escuchar ese dulce canto que alguna vez toco mis oídos, esa dulce voz que coloreaba mis días. 
Cada mañana, esperaba la llamada de mi amor, esa que me llenaba de energía de la cual no podía absorben ni en mil noches de buen descanso. Solo una simple brisa que brotara de sus labios, podía liberar mi mente de horas de retraimiento; su sola voz podía liberar caminos en mi interior. 
                                                                                *** 
Mi universo de sensaciones, caya cuando cruzamos las miradas, y al ver que ya mi voz se callaba, sigo firme ante tu respuesta, que continúe tu propuesta, de continuar nuestros dulces recuerdos. Me gustaría escuchar tus anhelos, o al menos tu primera imagen, esa que creaste cuando nosotros nos conocimos. 
                                                                                *** 
Un gran día (Joana): 

Hoy es un gran día. Siento que lo es, porque pronto voy a ver a alguien a quien quiero demasiado. Se llama Marcos. Entró a mi vida, casi de casualidad, bueno, en realidad íbamos a la misma universidad y a la misma carrera. 
Un día me empezó a interesar. Ya me parecía lindo, y también interesante, pero lo veía muy sociable  y casi siempre con el teléfono, por lo que supuse que no se iba a fijar en mí, o que quizás, lo estaba idealizando… o también esperaba que él fuera como terminó siéndolo: mi hombre ideal. 
Recuerdo el primer día que hablamos por WhatsApp: Yo estaba ultra emocionada, tenía una imagen de Jerry Cantrell, pero como supuse que no lo debía conocerlo, puse una imagen de Kurt Cobain. Pensé que, ya que tenía el pelo largo, al menos Nirvana le debía llamar la atención. Y ahí, creo que fue cuando comenzó todo, si es que no fue de antes y me perdí de algo. 
Por más que sentía que si él no me hubiese llamado de antes, no hubiese hablado tanto, y como que de alguna forma sentí que él trataba de hablar conmigo, porque sentía que yo le interesaba. Quizá no hubiésemos hablado tanto, pero lo que resultó de eso, es que tuve una adrenalina feroz toda la noche. Con una súper sonrisa en mi rostro porque habíamos hablado por horas. Y desde ahí, hablamos mucho más. 
 
Más tarde, recuerdo que le pasé una foto, y cuando él me pasaba fotos, me lo quedaba viendo porque me gustaba mucho. Después fue como, por mí lo besaría ya que cada vez me gustaba más, pero al mismo tiempo, cada vez me confundía más. 
Jeje, pero después que nos super besamos, desde ahí nació nuestro amor. Y ahora que hoy terminó esa espera, en la que estuvimos sumergidos por meses, por fin lo voy a volver a ver. 
                                           *** 
Mis recuerdos 2 (Marcos): 

Recuerdo cuando en tiempo, tuvimos que estar lejos, y en el camino solo divagaba, para cuando llegue a mi destino, pudiera encontrarte al final del camino. Mi dulce Josefina, talvez suene vago, pero me gustaría contarte una historia, de esas en las que suelo divagar mucho y contar poco, pero en lo posible, trataré de no irme por las ramas. 
“Mi vuelo era el último que salía a media noche. Escogí ese horario ya que hay menos gente, bueno eso esperaba, no me ayuda estar rodeado de muchas personas, lo que suena absurdo, ya muchos viajan últimamente. 
Me senté al lado de la ventana, por más que no me guste volar, al menos podía disfrutar de la vista al menos un poco mientras el avión sobrevuele por zonas bajas. Luego, ya sería nubes y más nubes; aves de vez en cuando, pero a mí, solo me interesaba ver esos campos verdes que se encontraban cerca del aeropuerto, más verdes y extensos de lo que jamás pudiera haber visto. Era hermoso sentir que corría por ellos, atado a tus manos, y me imaginaba sobrevolándolos, como un  fantasma sin destino, flotando en el aire, observando las calles vacías una tras otra, hasta llegar a ese puro verde de zonas irregulares que tanto nos gustaban. 
Silencios y más silencios, era un viaje tranquilo. Escogí un asiento cerca de la ventana, ya que, me gustaba ver afuera, y aunque me gustara perderme en la vista, tenía que considerar quien estaba junto a mí. Compré ambos asientos, ya que después de ti, no quería viajar con nadie más, y por eso me quedé con los dos asientos para que eso no pasé. 
Como si fuera un chiste, mi mente me invadió de recuerdos: solía viajar mucho, antes cuando te tenía conmigo. Recuerdo que tes encantaba viajar, y recorrer lugares nuevos, decías que era otra aventura la cual pasaríamos juntos. 
 
Te encantaba la naturaleza tanto como a mí, eran los lugares que más concurrimos. Era hermoso ver su sonrisa, en tanto saltaba por los prados y tirabas de mí mano para que te acompañe. Recuerdo las tardes de picnics al aire libre, comiendo lo que trajéramos y a veces combinando cosas; sabía bien a pesar de todo, que por más que yo no me diera tanta maña con la cocina, todo lo que vos decidirás hacer, te saldría bien. 
Recuerdos y solo eso, yo y un asiento vacío con su nombre, Joana. Y para pasar el rato, prefiero perderme en nuestros recuerdos, para que el tiempo, así, pase más rápido y si las agujas estaban a mi favor, pronto, muy pronto podría verte de nuevo.” 
                                                                                 *** 
Vos como sentiste esa espera, me gustaría escucharte ahora, si es posible, y si la noche da para más historias. 

                                                                                 *** 

Un día extraño (Joana): 

Recuerdo una cosa, así te voy a contar Marcos, como fue mi espera, hasta el día que nos volvimos a ver, aunque solo recuerdo un día con claridad: 
Hoy es un día medio extraño. Siento que, en tanto tiempo sin poder vernos, yo quisiera besarte por horas. Sentir tu respiración, tu cercanía, tu aroma, sentirte cerca mío. Extraño tanto el poder tenerte cerca. 
Ahora siento que probé todo, y que lo he perdido. Esta espera solo trajo que nos amarguemos. Y que ese amor tan hermoso, en parte se haya potenciado, ya que seguimos juntos. 
Pero, al mismo tiempo, me da tanta pena haber perdido, al menos, momentáneamente, ese calor humano, como vos lo llamabas. 
Es que lo único que queda es hacer cosas y más cosas de las cuales, ya me resultan demasiado agotadoras, más sin una persona que quiero, a mí lado, que haga que las cosas no cuesten tanto… 
 
Todas las noches, en un esplendor, en mi mente, mi cabeza me engaña y me hace creer que estás a mi lado, cuando no es así. 
Y caigo en ese supor, de sentirte, de creerte conmigo…. Las noches son largas. Los días, demasiado largos para mí. Vos hacías que los minutos valieran la pena. 
Que el tiempo con vos sea el más preciado. 

Y ahora, solo quiero que el tiempo vuelva a ser nuestro, un tiempo compartido. 
                                                                                   *** 
Recuerdo otra cosa, y espero que este sea el ultimo, al pasar la noche, y recordar  cosas tristes, no creo que nos ayude a ninguno. 
                                                                                   *** 
Mis recuerdos 3 (Marcos): 

Recuerdo una noche, más larga que la de ahora, tuve una pesadilla, y hasta recordarla me da angustia, pero, de todas formas, necesito contarlo: 
Viajaba con mi con vos, en un micro sin rumbo de ciudad en ciudad (desde en la que vive vos vivías, hasta la que yo vivía). No fue no fue un viaje largo, pero, recuerdo ese momento como si no fuera muy lejano. El tiempo paso volando. 
Miraba por la ventana, casa tras casa, una igual que la otra. Me sentía perdido, en gran parte por mis pensamientos. Sentí tranquilidad en tanto pude divisar, un espacio vacío, ahí donde tenía que haber casas, ya no había nada. 
Por poco olvidó que seguía viajando, miro en el interior de vehículo, y no había nadie más, solo vos. Tanto era el vacío que incluso dudaba si alguien realmente estaba manejando este vehículo. 
 
Paso un tiempo, no recuerdo cuánto, al parecer el suficiente para llegar a donde se suponía que iba. Vos te levantaste, camino hacia la puerta del vehículo que se había detenido. Reaccione a los pocos minutos, no sé en qué pensaba. Sentí preocupación, no sabía si era el lugar correcto, pero, aun así, tenía que hacer algo, te alejabas poco a poco. Nada me importó, yo sólo quería seguirte. Bajé lo más pronto que pude. 
Estaba a unas calles, pero, no podía ir hasta donde estabas. Intenté acercarme lo más que pude, estaba a sólo una calle de tu lado, pero, aunque lo intentará, no podía acercarme más. 
Podía verte, estabas ahí, en la esquina paralela a la mía. Una calle en cruz, y con cuatro puntas, dos de las cuales ocupábamos nosotros, pero opuestas, ya que sólo uno ocupaba un lugar. 
Yo la observaba, e intentaba que ella lo hiciera, pero no me encontraba, no podía verme, y lose, porque yo si lo hacía. Cada minuto me desesperaba, tan cerca pero tan lejos nos encontrábamos nos encontrábamos el uno del otro. 
Y solo pensaba, me gustaría poder estar a tu lado, como en aquel viraje tan largo, pero a la vez tan breve. Mis esperanzas no eras muchas, pero el tiempo sigue pasando, y cuando llegue la hora, estaríamos juntos de nuevo. Eso es algo que esperaba con ansias. 
                                                                                 *** 

La noche se había acabado, al parecer me quedé dormido, otra vez tuve un sueño en el que te perdía. Miré a un costado, y ahí estabas, acostada al lado mío, con esa sonrisa y esa mirada tan tierna... No te había perdido, siempre estuviste cerca y ahora aún más, desde que cada día de mi vida, decidimos pasarlos juntos. 
-buenos días amor-dijiste. 
 
-Buenos días- dije abrazante y llenándote de besos Días como estos si son buenos. 
 



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En el texto hay: historias de la vida, sensible

Editado: 14.12.2020

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