Hay una extraña viviendo en mí,
que de vez en cuando quiere salir.
Escapar de la cárcel que es mi piel
correr libre cual salvaje corcel
explorar el mundo antes de morir.
Como un parásito se alimenta de mis penas,
se hace grande en un mal día
me habla en sueños cuando imploro,
me susurra en soledad
pero grita cuando lloro.
A veces yo calmo
su necesidad no satisfecha,
con música, lectura,
poesía y escritura.
A veces cuando la oigo,
surge esta duda en mis entrañas,
¿es ella? ¿O soy yo?
¿Quién es realmente la extraña?